Sánchez ofrece un pacto en vivienda que el PP acoge con desdén

“Los españoles no nos eligen para generar crispación o llevar el ruido partidista a las instituciones. Nos eligen para que dialoguemos y resolvamos sus problemas”, advierte Pedro Sánchez en la carta que ayer remitió a todos los líderes autonómicos con los que mañana se reunirá, en presencia de Felipe VI, en la conferencia de presidentes que por vez primera se celebra en Barcelona.

En un intento de sortear el constante choque con el Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo, que el próximo domingo se echará a la calle en Madrid al grito de “democracia o mafia”, en un ambiente político irrespirable y de máxima confrontación, el presidente del Gobierno propone en su misiva alcanzar un gran pacto estatal sobre la política pública de vivienda.

El jefe del Ejecutivo pide a las autonomías evitar la “crispación”, y los de Feijóo le ven sumido en las “cloacas”

Sánchez ofrece sus propuestas para poderlas debatir en la cumbre de Barcelona “de forma serena y constructiva”, e incluso alcanzar un acuerdo “antes de verano”, ya que considera “crucial” para los ciudadanos resolver el problema del acceso a la vivienda. “Y nosotros debemos estar a la altura”, demanda.

Pero en la Moncloa ya advertían de su “poca esperanza” de poder sellar mañana ningún acuerdo con el PP. Y la formación de Feijóo lo confirmó ayer al rechazar con cajas destempladas las propuestas de Sánchez sobre vivienda, que el presidente resume en “más financiación pública, menos especulación y más transparencia”.

“La vivienda no puede ser el juguete electoral de un presidente en apuros”, replicó el PP a la oferta de Sánchez. “Demasiado tiempo pensando en la vivienda de Jésica –ironizaron los populares, en referencia al piso de lujo que supuestamente disfrutó una expareja del exministro José Luis Ábalos– y muy poco en la de los españoles”.

Sánchez propone triplicar la inversión pública en vivienda hasta los 7.000 millones de euros, y se compromete a aportar el 40% si las autonomías asumen el resto. Pero el PP lo desdeña: “Otra vez recurre a sus anuncios de vivienda cuando más cercado está por la corrupción y los espectáculos de las cloacas de su partido”.

Hasta José Luis Rodríguez Zapatero, creador de la conferencia de presidentes en el 2004, acabó por tirar la toalla al ver imposible que este pretendido foro de diálogo autonómico no se convirtiera, en cada nueva cita, en un mero cuadrilátero de boxeo para la infatigable pugna partidista entre el PP y el PSOE.

Sánchez, no obstante, sigue empeñado en impulsar este órgano de debate autonómico como mejor fórmula para la “cogobernanza” con la que decidió afrontar, ya en el 2020, la crisis del coronavirus. Zapatero llegó a convocar cuatro reuniones, Mariano Rajoy solo dos, y Sánchez ya lleva 21, e incluso está dispuesto a cumplir el compromiso de celebrar dos al año, pese a que el choque político entre el PP y el PSOE sigue protagonizando todos los encuentros.

También el de mañana en Barcelona, pese a que el Gobierno aceptó incluir en el orden del día la catarata de temas que el PP exigió –singularmente la reforma de la financiación autonómica, con su rechazo al modelo singular de Catalunya– ante su amenaza de boicotear la reunión. Los consejeros de las comunidades del PP, de hecho, ya plantaron a María Jesús Montero en el Consejo de Política Fiscal y Financiera en febrero, para protestar por la quita de deuda autonómica; y también a Félix Bolaños en la Comisión Sectorial de Justicia celebrada en abril, en rechazo a sus reformas judiciales.

En su misiva de ayer, Sánchez recuerda que el foro de la conferencia de presidentes fue “diseñado para fomentar el diálogo y el intercambio de ideas entre administraciones”. Y que si ya consiguió “abordar de forma coordinada” el desafío de la covid o la crisis energética, también podrá afrontar el problema de la vivienda. Pero la posibilidad de alcanzar un acuerdo entre el Gobierno y el PP es nula.