Sánchez quiere coger aire en Barcelona

El Palau de Pedralbes de Barcelona se ha convertido ya en un símbolo de conatos de encerronas a Pedro Sánchez. Allí fue donde el presidente del Gobierno empezó su política para rebajar la tensión (y el voto) independentista. Este viernes tratará de aplicar la misma receta al PP en el mismo escenario para tratar de recuperar la iniciativa. Parece increíble que esto segundo vaya a ser más complicado, pero es así.
En diciembre de 2018 gobernaba la Generalitat Quim Torra, un presidente designado a dedo por Carles Puigdemont, quien no pudo ocupar el puesto dado que pesaba ya entonces sobre él una orden de detención. El ambiente en Catalunya estaba muy caldeado. La declaración unilateral de independencia hacía un año que había fracasado, el juicio a los líderes independentistas estaba a punto de empezar. La movilización en las calles estaba en pleno apogeo. Varias decenas de miembros de los CDR protestaban frente al Palau de Pedralbes. Dentro, los asesores de ambos presidentes se marcaban unos a otros para dominar el escenario, con baile de ponsetias incluido, ya que los independentistas colocaban las plantas amarillas que recordaban los lazos para pedir la libertad de los presos y los de la Moncloa intercalaban las rojas para evitarlo.
Seis años y medio después, Salvador Illa recibirá a Sánchez en el Palau de Pedralbes en un clima de absoluta tranquilidad. Y por eso la Conferencia de Presidentes autonómicos se celebra este viernes en Barcelona. La misma semana en que se ha conocido el borrador de sentencia del Constitucional favorable a una amnistía que, de momento, no se puede aplicar a Puigdemont. La Moncloa ha querido subrayar que la normalidad institucional ha regresado a Catalunya, pero el clima irrespirable de Madrid ha amenazado con trasladarse al Palau de Pedralbes con un plante de las comunidades del PP al presidente del Gobierno que, por lo que parece, habría sido abortado.
Las vueltas que da la política. En los últimos tiempos, cada vez que Sánchez necesita coger aire, acude a Barcelona. No en vano si hoy es presidente del Gobierno es en buena parte gracias al voto catalán. Así que el Palau de Pedralbes era el escenario para poner todo eso de relieve con un temario para la Conferencia de Presidentes sin aristas, que no incluía, por ejemplo, la financiación autonómica. Illa es presidente gracias a un acuerdo con ERC que prevé una financiación singular para Catalunya, lo que significa que pueda recaudar directamente los impuestos y entregar la parte correspondiente al Estado, incluida una cuota de solidaridad.
Si la declaración unilateral de independencia fallida fue un golpe de Estado para el PP, la financiación singular sería un golpe mortal a la unidad de España. Así que los barones del PP pidieron hablar de este asunto y otros muchos más en la Conferencia de Presidentes. En caso contrario, plantarían a Sánchez, aunque teniendo cuidado de hacerse la foto previa con el Rey, ya que no se trataba de hacerle un feo a Felipe VI. Por cierto, paréntesis: el Palau de Pedralbes fue residencia oficial de Alfonso XIII cuando visitaba Barcelona y en él se alojó también alguna vez Franco. En cambio, Juan Carlos I prefirió el palacete Albéniz, más al estilo de la Zarzuela y más apartado del centro, en Montjuïc, y su hijo también).
El PP ha amagado con un plante en la Conferencia de Presidentes, lo mismo que hacía el independentismo catalánEn los planes del PP, esta semana tenía que ser irrespirable para Sánchez, después de conocerse los audios en los que una militante socialista, Leire Díez, ofrecía favores ante la fiscalía para ayudar a quien le proporcionase datos comprometedores de guardias civiles de la UCO, la unidad que investiga algunas causas que afectan al PSOE. La semana culminará con la manifestación del PP bajo el lema “Mafia o democracia” en Madrid y el viernes no encajaba una foto de la plana mayor del poder de los populares junto a Sánchez, tildado como el “capo de la mafia”. Se abría la puerta al boicot. Los consejeros de justicia del PP ya dejaron plantado al ministro del ramo hace algunas semanas.
Es curioso porque hasta ahora quienes habían protagonizado este tipo de plantes era el independentismo catalán (y el nacionalismo vasco con algunas excepciones). Durante la década del procés, la Generalitat se ausentó de muchos foros en los que estaban representadas el resto de autonomías, lo que era considerado muestra de una evidente deslealtad institucional. La Moncloa hizo un giro este martes para impedir el boicot del PP al aceptar que se incluyan en el orden del día todos los temas exigidos por los presidentes autonómicos y desmontar la excusa para ausentarse.
Así pues, es muy probable que haya reproches a Illa por la financiación singular. A finales de este mes la Generalitat y el Gobierno central tienen que llegar a un acuerdo que plasme cómo aplicar ese objetivo para dar así cumplimiento a las exigencias de ERC. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que además es candidata del PSOE a la Junta de Andalucía, no es muy entusiasta del nuevo modelo, pero una vez pasada la Conferencia de Presidentes será preciso que Sánchez imprima un acelerón a ese asunto si no quiere que la estabilidad del gobierno de Illa (y su palabra como president) se vea comprometida. Si Isabel Díaz Ayuso acude al Palau de Pedralbes, algo que está por ver, es muy probable que se produzca un choque con el líder del PSC con la financiación como arma arrojadiza.
Si algo ha conseguido el PP en los últimos días ha sido arrebatar la agenda al Gobierno, que entre tantos incendios se ha quedado sin voz. Sánchez tratará de recuperar la iniciativa poniendo sobre la mesa el asunto que ahora mismo más preocupa a los españoles: la vivienda. Sánchez propondrá triplicar la inversión en pisos sociales a partir de 2026 si las comunidades también se comprometen a aportar el 40%, dado que las competencias en esta materia son autonómicas. De cara a las generales, Sánchez pretende presentar resultados en vivienda en la única comunidad donde se ha aplicado la ley que aprobó el Gobierno y que, entre otras medidas, incluye topar precios de los alquileres. Con el gancho de la inversión en vivienda, el presidente intentará que los barones del PP no copen la agenda de la cita de Barcelona.
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Lo cierto es que las Conferencias de Presidentes son un invento que José Luis Rodríguez Zapatero importó del modelo federal alemán, dada la imposibilidad de convertir el Senado en cámara en la que abordar los asuntos que interesan a las comunidades. Pero en Alemania son los territorios los que presiden de forma rotatoria la conferencia y entre ellos deben ponerse de acuerdo para plantear asuntos de interés común que se abordan con el canciller de turno. Aquí se han convertido bien en un foro de lucimiento para el presidente del Gobierno o en un instrumento para erosionar por parte del principal partido de la oposición, que ahora cuenta con mucho poder autonómico. Una sucesión de monólogos sin ningún interés por resolver nada. Aunque ojalá la reunión de mañana sea una excepción.
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