De como Frederick Forsyth vio antes que nadie la fuga organizada de jerarcas nazis

La existencia de una organización dedicada a facilitar la fuga de jerarcas nazis después del fin de la Segunda Guerra Mundial es el tema de incontables artículos de prensa y publicaciones académicas. Su fuente principal no surgió de documentos históricos sino de una ficción: la novela Odessa (1972), de Frederick Forsyth, donde se presentó a un grupo de miembros de las SS confabulados en una logia secreta cuyo objetivo era rescatar a camaradas y fundar un IV Reich. La repercusión del libro, un bestseller, impulsó la búsqueda de criminales de guerra a mediados de los años 70 y contribuyó a la imagen de la Argentina como un país hospitalario con los fugitivos.
Fallecido el lunes a los 86 años, Forsyth (Inglaterra, 1938-2025) se basó en hechos reales que conoció por su experiencia previa como periodista y agente del espionaje británico, pero también incorporó personajes y situaciones ficticias difíciles de discernir de las históricas.
La novela se impuso como una especie de documento sobre la supuesta organización secreta y fue un motivo de discusión entre los investigadores del nazismo.
El límite entre ficción y no ficción comienza a borrarse en la nota preliminar de Odessa, donde Forsyth expresa su agradecimiento a las fuentes consultadas y se excusa dramáticamente de revelar sus identidades.
Las razones invocadas refuerzan el carácter verídico atribuido a la novela y proyectan una trama conspirativa que Forsyth arma con destreza: “Algunos (informantes), antiguos miembros de la SS, no sabían con quién hablaban, ni podían imaginar que lo que decían aparecería en un libro. Otros me pidieron que, al citar mis fuentes de información sobre la SS, no los mencionara, y por lo que a otros respecta, la decisión de no dar sus nombres la he tomado por iniciativa propia, y más en interés de ellos que en el mío”.
Odessa puso el foco sobre Eduard Roschmann (1908-1977), “el carnicero de Riga”, refugiado en Buenos Aires en 1948. Forsyth incluye datos precisos sobre la fuga y sobre la nueva vida del criminal de guerra bajo la identidad de Fritz Wegener y como comerciante exportador de maderas, pero al mismo tiempo imagina que el protagonista de la novela emprende la búsqueda para vengar la muerte de su padre.
La novela pone en escena también en Buenos Aires al ex oficial de las SS Richard Glücks, quien vivió en el país antes de la Segunda Guerra pero se suicidó el 10 de mayo de 1945.
La mezcla de ficción y no ficción había sido la clave en el debut de Forsyth como escritor, El día del Chacal (1971). Esta novela relata un complot de la Organización del Ejército Secreto (OAS, por sus siglas en francés) para asesinar a Charles de Gaulle en 1963.
ARCHIVO - El autor británico Frederick Forsyth posa para una fotografía en Hertford, Inglaterra, el 17 de agosto de 2006. (Foto AP/Kirsty Wigglesworth, archivo)
El hecho es imaginario pero la ficción se basa en los atentados contra el presidente francés frustrados en 1961 y 1962; y si bien no fue un escritor dotado de recursos, Forsyth imprime un ritmo trepidante a la acción en base al contraste entre los movimientos del asesino reclutado por la OAS –cuya identidad no es develada- y el investigador que a ciegas y contra la burocracia estatal trata de conjurar el magnicidio.
La acción de Odessa comienza el 22 de noviembre de 1963, el día del asesinato del presidente John F. Kennedy. La elección de la fecha también es sugestiva. En su ensayo Enigmas y complots. Una investigación sobre las investigaciones, el sociólogo francés Luc Boltanski sostiene que la proliferación incesante de versiones sobre el atentado de Dallas inaugura una tendencia a explicar los acontecimientos históricos a partir de teorías conspirativas.
Acontecimientos tan diversos como la llegada del hombre a la Luna, el incidente Roswell, el origen del HIV y la fuga de criminales nazis comparten así una matriz narrativa según la cual la verdadera historia ha sido ocultada por factores de poder.
El relato de espionaje, según Boltanski, plantea que la realidad es una apariencia encubridora del verdadero poder que rige la vida social. La sospecha generalizada se convierte en un comportamiento normal y racional y en un método de investigación que realimenta el circuito de las teorías conspirativas. Forsyth concibe en ese molde una organización como Odessa, cuyas siglas en alemán significarían “Organización de Antiguos Afiliados a la SS”.
La novela reavivó otros motivos sensibles para el imaginario colectivo sobre los nazis y su relación con la Argentina. “Cuando aún no había terminado la guerra”, escribió Forsyth, los jefes de las SS “sacaron del país, de contrabando, grandes contingentes de oro, que fueron depositados en cuentas bancarias numeradas, se expidieron falsos documentos de identidad y se abrieron vías de escape”.
La Comisión de Esclarecimiento de las Actividades Nazis en la Argentina, creada por el gobierno de Carlos Menem en 1996, analizó libros contables del Banco Central de la República Argentina e informó que no había evidencia sobre el ingreso del “oro nazi”. Sin embargo, como ocurre incluso con la muerte de Adolf Hitler, las conclusiones de los investigadores no cierran la producción de versiones alternativas.
Forsyth afirma que la organización secreta funcionaba en la Argentina, asistió económicamente a Roschmann y lo alojó “en casa de una familia alemana llamada Vidmar en la calle Hipólito Yrigoyen”.
A la vez suscribe las versiones sobre la colaboración del primer gobierno peronista, también controvertida por investigaciones históricas: en Europa, “Odessa había establecido ya excelentes relaciones con la Argentina de Juan Perón, la cual había expedido varios cientos de pasaportes argentinos en blanco”.
Al margen de la ficción, el éxito de Odessa impulsó investigaciones periodísticas sobre la presencia de nazis en la Argentina. En octubre de 1976 Alemania pidió la extradición de Roschmann, a lo que la dictadura de Jorge Videla respondió el 5 de julio de 1977 con un comunicado en el que acusaba recibo de la solicitud. El criminal de guerra escapó entonces a Asunción del Paraguay, donde murió un mes después.
El escritor britnico Frederick Forsyth , durante la presentacion de una novela EFE Julin Martn
La documentación sobre el nazismo que acaba de difundir el gobierno nacional incluye una carpeta sobre “Eduard Roschmann o Fritz Wegner o Federico Wegener”. Pero los informes no son reveladores de la situación del nazi, ya que apenas incluyen una fotografía de su documento de identidad y siguen una pista falsa en La Rioja, sino del interés de la dictadura por producir información ante el requerimiento de Alemania.
La ficción basada en hechos reales y los acontecimientos históricos reinventados en clave conspirativa fueron una marca de fábrica para los libros de Forsyth. Entre otros títulos, Los perros de la guerra (1974) tematiza el interés por la minería y la injerencia militar europea en África; El puño de Dios (1994), la primera Guerra del Golfo; El afgano (2006), el terrorismo islámico; Cobra (2010), el narcotráfico.
Odessa proveyó una figura eficaz para narrar la fuga de los criminales de guerra, y también para desdibujar el interés y las gestiones concretas al respecto de países occidentales.
Clarin