Del posapocalipsis al fotoperiodismo: dos visiones impactantes en Arthaus

En las profundidades del Microcentro porteño hay un invasión zombie que viene a apoderarse de todo. Sálvese quien pueda. Entre pinturas, música y videos, el artista platense Agustín Sirai, un eximio pintor flamenco–punk, nos introduce en un universo postapocalíptico que titula Un acto de transformación y otras escenas de viaje su primera muestra individual en Arthaus.
En sus obras es habitual encontrar escenarios repletos de objetos cotidianos aparentemente abandonados y paisajes exuberantes con aires silenciosos, que irradian una sensación melancólica donde no queda claro donde están los dueños de esas cosas ni de dónde proviene los escenarios a lo David Lynch, de bosques frondosos y ruinas.
Sin embargo, en estas nuevas obras también ingresa el humor negro así como un aire agónico y bizarro. Cómo dice su amiga y artista Mariela Vita en un breve texto escrito en primera persona, "Creo que somos amigos porque hacés espacios para reír y llorar", mientras explica que así como ella tiene la necesidad de darle vida a todo, incluso a los objetos más mundanos, él parece estar haciendo lo contrario.
Un acto de transformación y otras escenas de viaje, de Agustín Sirai en ArtHaus. Foto: gentileza ArtHaus.
Ese vaivén de sensaciones está muy presente en el trabajo de Sirai, dónde no sólo se destaca la pintura –su fiel compañera– sino que aparece la inteligencia artificial como un nuevo recurso con la que el artista experimenta y le pide al chat GPT que escriba un texto acerca de su trabajo, que luego pinta sobre una de las columnas de la sala.
Sirai también presenta un video protagonizado por "Cadáveres reanimados sin voluntad, ridiculizados, bailando los ciento sesenta y seis bailes, ciento sesenta y seis versiones de una misma canción, ciento sesenta y seis seres que tienen que ver con vos, con Argentina y su folklore. Ciento sesenta y seis animaciones generadas con tu nueva amiga, la inteligencia artificial", explica Vita, personajes que tambin están presentes en una de las pinturas y que oscilan entre el mundo de la política y la historia.
Son nuestros próceres como Belgrano, ídolos como Messi o figuras de la cultura como Marta Minujín, Mercedes Sosa o Gilda, por nombrar a algunos de los 166 representados sin orden de jerarquía sino como un gran grupo unidos por el hecho de ser argentinos o argentinas (y zombie).
Además, Sirai incluye a algunas de las personas que forman parte del staff de ArtHaus, a quienes llamó uno por uno para retratar en formato mini unos días antes de la inauguración, arrodillado en distintos rincones y alumbrado por una luz con forma de aura.
Sirai es el constructor de una narrativa fragmentaria entre paisajes, escenas de interior –como un cuarto sin muebles decorado con posters de bandas, mapas y una bandera o paisajes montañosos con cascadas infinitas– donde lo real y lo imaginario se entrelazan por medio de minúsculos pero poderosos signos.
En una oscura sala flotan imágenes tan tremendas como la de un bebé sonriente que apenas puede sentarse con un arma sobre sus piernas, una bomba que acaba de estallar, edificios derrumbados como el paisaje de una mujer que pasea a su perro y otras escenas que al igual que en los trabajos de Sirai parecen sacadas de un relato apocalíptico y que sin embargo son penosamente reales.
En contraposición está presente lo bizarro y el humor, como imágenes como la de un corpiño fucsia o una escena donde dos policias armados y un niño posan junto a una gigantografía del Papa Francisco.
Desvío, de Rodrigo Abd. Foto: gentileza ArtHaus.
Cada una de estas tomas resultan de lo que ven los ojos de Rodrigo Abd, fotoperiodista argentino integrante de la agencia internacional de noticias The Associated Press (AP), reconocido con dos Premios Pulitzer y que en los últimos años ha sido testigo de conflictos bélicos, políticos y sociales en Ucrania, Siria, Afganistán, Libia y diferentes partes de Latinoamérica como Guatemala o Bolivia.
Hoy reúne en Desvío, una oportunidad para mostrar su trabajo de otra manera y compartir algunas de las preguntas que se hace después de 25 años de carrera, como bien explica la curadora Jazmín Tesone, entre las que se encuentran, "¿Por qué fotografiamos? ¿Qué pasa cuando decidimos levantar la cámara y disparar?¿Las fotos tienen que ayudarnos a reflexionar? ¿El mensaje tiene que ser claro".
Sin embargo, después de dar una vuelta 360 por el espacio y quedar atravesados por estas imágenes, parecen ser más las dudas que las certezas.
El desafío está en como comunicar y lograr un objetivo en un era de hipertensión visual y de información. Si al entrar a un portal de noticias aparecen publicidades gigantescas o en las redes sociales conviven fotos de niños refugiados con consejos DYI de como tener el living de tus sueños, ¿cómo logra alguien como Abd alertar al mundo sobre lo que está sucediendo?
Desvío, de Rodrigo Abd. Foto: gentileza ArtHaus.
Está nueva realidad parece contrastar con los tiempos de las legendarias fotografías de pioneros como Robert Cappa y Lee Miller o Steve McCurry que dejaron una huella imborrable en la memoria de muchas generaciones.
Sin embargo, Abd encuentran la manera de frenar en seco e invita al público a enfrentarse a las imágenes sin pasarlas por alto. "La combinación de daily life y violencia puede resultar brutal, pero nuestros hábitos de consumo de imágenes seguramente nos permitan asimilarla", sostiene con astucia Tesone.
Abd se mantiene en la periferia, al borde, para captar aquello que otros no ven, que se pasa por alto y sin embargo arrasa. Entiende el humor en el horror y captura imágenes que reflejan episodios tremendos de nuestra historia reciente que algunos padecen y otros ignoran, invitando a no olvidar sin importar cuán acelerado esté el mundo.
Un acto de transformación y otras escenas de viaje, de Agustín Sirai y Desvío, de Rodrigo Abd se pueden visitar hasta el 3 de agosto de martes a domingo de 13 a 20 en ArtHaus, Bartolomé Mitre 434.
Clarin