El Arsenal desactiva a un Barça espeso y sin chispa que pierde su reinado en Europa

Las lágrimas de Aitana Bonmatí sobre el césped del José Alvalade de Lisboa tenían muchas interpretaciones. Eran de tristeza, porque la final de la Champions se les había escapado. También de rabia, porque habían caído en la trampa de las inglesas. Incluso de impotencia por no haber encontrado la salida a tiempo. El Barça cayó derrotado por un gol de Blackstenius en el minuto 74 en un duelo incómodo y espeso que impidió que emergiera todo su potencial. Quedaron a merced de un Arsenal que llevaba 19 años sin rozar la gloria europea y que, humildemente, supo interpretar su guion a la perfección.
El Barça buscaba su cuarta Champions, la tercera consecutiva y el posible póquer de títulos en una temporada y no logró que brillaran ni sus balones de oro ni las estrellas secundarias que también son el alma de este equipo arrollador en España que ha liderado Pere Romeu. Se lo advirtió Mariona Caldentey: no iba a Lisboa a vivir la experiencia de una final, iba a competirla.
Supo muy bien el Arsenal cómo desquiciar a un equipo acostumbrado, quizá en exceso, a someter a rivales. Presión altísima, mucho orden y contundencia en los duelos en la medular hasta la asfixia. Si el motor del Barça se gripa, su potencia merma y a Patri Guijarro, Aitana y Alexia les costó aparecer en el partido mientras las inglesas crecían. Sin prisa, de manera sólida para no cometer errores.
Inquietó Aitana en los primeros minutos y Ewa Pajor, la goleadora polaca, buscó el error de la guardameta Van Domselaar del que a punto estuvo de aprovecharse. Conectaba poco el Barça pero era capaz de soltar chispazos. Ahora bien, el Arsenal no tembló y empezó a encontrar el camino al área de Cata Coll, casi siempre franco por el carril derecho. Fue la capitana Little quien puso un centro al segundo palo para un testarazo de Foord que no pudo conectar cómoda. Quisieron responder las blaugrana, poco precisas o frenadas por una eficaz contundencia, como la que mostró Williamson para salvar el tiro de Aitana tras un recorte en el corazón del área. Otro fue Van Domselaar, que de puños también repelió un centro de Claudia Pina.
El Barça quería despertar, pero las gunners se empleaban a conciencia para maniatarlas sin renunciar a contras que a punto estuvieron de ser productivas. Un centro tenso de Frida Maanum, otra vez burlando a Rolfö, lo desvió Irene Paredes al fondo de la red, la fortuna es que la revisión de VAR cazó el fuera de juego de la noruega, que aún hizo volar a Cata Coll para sacar una mano salvadora a otro derechazo. No encontraban la manera de sacudirse a un equipo pegajoso que las atrapaba en ataque y las descomponía en defensa.

Fue Aitana quien, a la media hora de partido, dio un paso adelante. Se lanzó, encontró pasillo hasta el área y, aunque su disparo fue a las manos de la guardameta, hizo a todo el equipo despertar y encerrar al rival en su campo. Emergió Alexia y su conexión con Pina en la banda izquierda y Ewa Pajor, a quien Williamson entendió que tenía que vigilar. A las londinenses el peligro empezaba a llegarles en oleada.
Sin aciertoEsa sensación se incrementó en la segunda parte. Las blaugrana volvieron del vestuario encorajinadas y dispuestas a imponer su fútbol, ese que hace que Alexia y Aitana se encuentren en el área para servirle a Claudia Pina un disparo que estrelló en el larguero. Todo, al doble de velocidad para incomodar a las inglesas, obligadas a convertirse en un muro y de sus rechazos pudo aprovecharse Ona Batlle con sus derechazos desde la frontal. El Barça estaba empezando a disfrutar y eso se reflejó en la obligación de Van Domselaar de salvar cada pelota de Aitana buscando los tres palos.
Movió entonces el banquillo Renée Slegers para volver al plan inicial. El Arsenal, con poco protagonismo de Mariona y de su goleadora Alessia Russo, se refugió en las contras que nacían de los errores del conjunto catalán. El pie de Cata Coll evitó que la delantera inglesa adelantara al Arsenal tras lanzarse a la carrera y que ni Mapi León, que acabó lesionada, pudo frenar e Irene Paredes solo alcanzó a dificultarle el mano a mano.
Nada pudo hacer la cancerbera balear cuando en el minuto 74 Mead, cómoda en la media luna, filtró un balón a la sueca Blackstenius para marcar el primer gol de la final. Había sobrevivido el Arsenal al estéril dominio culé y había asestado un golpe que pesó como una losa imposible de alzar.
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