El Barça desaprovecha su obra de arte ante el Atlético
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El Barça resultó mucho mejor durante 75 minutos, el Atlético lo fue en quince, los primeros cinco y los últimos diez. Suficientes para que el equipo colchonero neutralizara un partido impresionante de los hombres de Hansi Flick, tiernos al principio y descerebrados al final. Al igual que en la Liga el conjunto de Simeone terminó llevándose mucho más botín del merecido pero rentabilizó los pecados de juventud de un equipo, el blaugrana, tan entusiasta y capaz como vulnerable. Una pena que la obra de arte liderada por Pedri no obtuviera al menos la recompensa de la victoria para afrontar la vuelta del Metropolitano. El Barça tendrá que ir a ganarse allí la final tras remontar un 0-2, ponerse 4-2 y ver como el rival igualaba a cuatro. El partido, eso sí, fue una pasada.
Sin tregua nunca. Porque se descorchó como se había abrochado el de la Liga entre ambos equipos. Es decir, con el Atlético dejando al Barça noqueado y por los suelos. Antes de cumplirse el primer minuto el equipo rojiblanco ya mandaba por 0-1 y a los cinco había metido el segundo. Verlo para creerlo. Julián Álvarez, a la salida de un córner, y Griezmann tras recortar a Balde habían hecho un destrozo en la defensa de un Barça frío, desconocido y descolocado. En un abrir y cerrar de ojos no solo el partido sino la eliminatoria corría el riesgo de convertirse en una pesadilla para el joven equipo blaugrana.
El Atlético ya ganaba por 0-2 a los cinco minutos con goles de Julián Álvarez y GriezmannEn esa tesitura, entre el rival, el marcador y el viento y el frío de Montjuïc, cabía preguntarse de qué pasta estaba hecho el conjunto de un Hansi Flick que pedía intensidad y cabeza. ¿Se vendrían abajo sus futbolistas o reaccionarían a un inicio horrendo? Ocurrió lo segundo. Y eso que Ferran Torres, titular en detrimento de Lewandowski, desperdició un mano a mano ante Musso al precipitarse en el remate. No le importó al equipo marrar en su primera oportunidad.
Por lo menos ya había dado señales de vida, ya había dejado de ser un sonámbulo, estado transitorio en el que quedó tras encajar tan pronto y por partida doble.
Con la batuta de un Pedri líder, el desborde de un Lamine Yamal que hizo pasar las de Caín a Galán y el despliegue de un De Jong más comprometido que nunca el Barcelona encerró a un Atlético que ya de por sí tiene gusto por el repliegue. Había que atacar con criterio, presionar con ahínco, no perder balones que generaran contragolpes y encontrar un resquicio entre un mar de piernas.
El equipo de Flick reaccionó con furia y propinó cuatro golpes con tantos de Pedri, Cubarsí, Iñigo Martínez y LewandowskiEsto último, hallar el mapa del tesoro, es la especialidad de Lamine Yamal, que habilitó con un toque sutil a Koundé. El francés, que había perdido el balón en el 0-2, se redimió levantando la cabeza y conectando en el corazón del área con Pedri. El canario embocó de primeras para sellar una combinación tan perfecta como preciosa. El Olímpic, de común silencioso, se vino arriba y se convirtió al copo en una grada de animación que enloqueció 99 segundos después cuando llegó el 2-2. Raphinha botó un córner y al segundo palo emergió Cubarsí para cabecear a la red su primer gol como barcelonista. Lo celebró besándose el escudo mientras Flick lo celebraba con el público.
Apenas se había llegado al ecuador de la primera mitad y el espectáculo era supino. La maquinaria blaugrana no se detendría aquí. El Barcelona continuó percutiendo con pasión y con muchas piernas. Solo Olmo, titular en vez de Gavi o Fermín, parecía superado por la velocidad de las maniobras de sus compañeros. Estaba el Barça tan encima del rival que Llorente retrocedió un balón sin pensar hacia su portería. Lo cazó Ferran, que superó a Musso pero no pudo marcar a puerta vacía al rematar de manera defectuosa. Giménez abortó su disparo. Pero donde no marcaban los delanteros lo hacían los defensas. Iñigo Martínez cogió el testigo de Cubarsí, que le hizo un bloqueo en otro saque de esquina a Marcos Llorente para que el central vasco avanzara al Barça antes del descanso.
Vaya primer acto. Vaya reacción barcelonista. Puro divertimento. Había que ver entonces si el equipo de Flick, con mucho arsenal en el banquillo, podría mantener el ritmo y coger más renta para la vuelta del Metropolitano.
Lo hizo aunque el Atlético espabiló con los cambios de Simeone y Szczesny tuvo que realizar una parada salvadora tras remate de Griezmann. El Cholo metió en liza a Reinildo, Lino, Sorloth y Correa y aumentó la energía de su equipo pero Pedri replicaba estando en todas partes y Cubarsí e Iñigo s multiplicaban. Le costaba eso sí al Barça generar tanto peligro y Flick determinó que era el momento de vitaminar a su conjunto con Gavi y con el olfato de Lewandowski. Solo comparecer el polaco besó el santo al empujar sobre la línea un servicio de artista de Lamine Yamal, que había dejado sentado a Lino.
La noche se volvía a calentar y Montjuïc entonaba “olés” ante el rondo que dibujaba su equipo. El Barça quería entonces protegerse con balón y ser quirúrgico por si podía dejar la eliminatoria muy en franquicia. Pero el Atlético no había dicho su última palabra. Correa, avispado, vio solo a Marcos Llorente para que redujera distancias. El tercero dio alas al Atlético y desnortó al Barça. Se resbaló Koundé y Sorloth en el añadido terminó por poner el 4-4. La vuelta, el 2 de abril en el Metropolitano. Pero el Barça desaprovechó la ocasión de poner un pie en la final.
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