El Nàstic se queda a las puertas del cielo

El fútbol le debía una al Nàstic, pero un año después del drama vivido en la polémica final contra el Málaga se repitió la misma historia. Un guionista caprichoso puso de nuevo Tarragona a una prórroga del soñado ascenso a Segunda División. Los de Luís César igualaron el 1-3 de la ida en el Nou Estadi con un 0-2 tan trabajado como merecido en Zubieta ante el Sanse. Pero en el inicio de la segunda mitad de la prórroga un penalti injusto por unas manos más que rigurosas de Migue fulminaron los sueños grana.

La afición destrozada después del final del partido en el Parc del Francolí
Andreu Puig/OFVCon el 1-2, el Nàstic siguió peleando, con el corazón en un puño, pero no pudo generar más que otra jugada polémica. En este caso, el penalti por otras manos dudosas de un futbolista donostiarra no mereció la pena máxima.
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“Para ascender hay que tener suerte, y la suerte le es esquiva al Nàstic”, dijo al final del partido Luis César, el técnico grana. El entrenador de aquel ascenso a Primera no quiso cargar toda la responsabilidad de lo sucedido al árbitro de la final, el malagueño Domínguez Cervantes.

La marea grana en el Parc del Francolí de Tarragona
Andreu Puig/OFV“Estamos abatidos, lo sentimos mucho por todos los que quieren que gane el Nàstic. Lo hemos intentado hasta el final. “Me dicen que el penalti no ha sido, pero no quiero atribuirlo todo al penalti, fuimos quintos en la Liga, ese es el mal”, añadió el técnico gallego.

Los jugadores de la Real Sociedad B celebran el ascenso a Segunda División tras el partido que la Real Sociedad B y el Nástic
Javier Etxezarreta / EFEEl plan de partido del Nàstic salió a la perfección hasta la fatídica prórroga. Después de dos ocasiones claras del filial de la Real Sociedad, Jaume Jardí marcó el 0-1 gracias a un centro chut que se coló en la portería donostiarra, defendida por un gran Egoitz Arana.
El equipo tarraconense tuvo cabeza y supo siempre regular las emociones, con un fútbol control que secó el futbol ofensivo del Sanse. En el inicio de la segunda mitad, David Concha tuvo el 0-2 en sus botas. A los 78 minutos la fortuna pareció sonreír en esta ocasión al Nàstic con un penalti de Arana, el portero del Sanse, que atropelló en su salida a Álex Jiménez.
Sentenciados por el mal partido de la idaEl gran capitán grana, Joan Oriol, asumió la tremenda responsabilidad de lanzar la pena máxima y no desaprovechó la ocasión. Con el 0-2 pasaron muy pocas cosas y el duelo llegó a la prórroga.
Lo sucedido en el alargue pasará a formar parte de la historia negra del Nàstic, club que puede explicar con orgullo que en las últimas cuatro temporadas ha jugado tres finales para el ascenso a Segunda División. No sirve para escapar de la ruinosa Primera Federación, pero hay que reconocer el mérito de la constancia a pesar de luchar a contracorriente.

SAN SEBASTIÁN, 22/06/2025.- El jugador del Nástic Joan Oriol celebra su gol ante la Real Sociedad B
Javier Etxezarreta / EFESin duda, el mal partido de la ida de la final en el Nou Estadi fue un carga muy difícil de superar. Igual de cierto es que el Nàstic parecía tener equipo de sobra para ser primero en su grupo de Primera Federación, pero en una liga regular demasiado irregular se acabó clasificando quinto, la última plaza que da derecho a jugar el playoff de ascenso y da siempre la victoria al rival en caso de empatar a diferencia de goles.
El Nàstic deberá mirarse de nuevo al espejo y pensar un plan para la próxima temporada. No será nada fácil levantarse, con un luto futbolístico difícil de digerir.
Un mal arbitrajeEn lo económico, quedarse un año más a las puertas del cielo supone una factura pesadísima: 11 millones de euros que ingresan los equipos que dan el salto a LaLiga en su categoría de plata.
El presidente ejecutivo del Nàstic, Lluís Fàbregas, lamentó al final del encuentro, desde Zubieta, que de nuevo un mal arbitraje dinamite el sueño del ascenso. “Es una injusticia que el Nàstic no sea equipo de Segunda División”, sentenció. “La final se ha jugado en un campo de entrenamiento, algo indigno
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