El talismán Portillo y la reparación de Paunovic en la vuelta del Oviedo a Primera: "Dios da las misiones más difíciles a su gente más dura"

Cuando Francisco Portillo (Málaga, 1990) controló el balón con la rodilla en el minuto 103, todo el mundo sabía lo que iba a ocurrir. El malagueño es como el rayo de luz que encuentras en medio de una tormenta que dura 24 años. Es un valor tan seguro como que el cielo es azul. Ayer más que nunca. Tardó el balón en botar dos descensos e innumerables desgracias, pero cuando el centrocampista lo empaló en un medio giro eterno, Raúl Fernández supo que su estirada iba a ser inútil. No se puede evitar el destino.
Portillo aterrizó en el Oviedo en noviembre del año pasado. Llegaba el malaguista libre, después de no encontrar equipo tras dejar el Leganés. "Estoy en una edad en la que quería dar un paso seguro y cuando salió Oviedo no lo dudé", dijo el jugador en su presentación. Llámenle cábala, casualidad o como quieran, pero cuando Roberto Suárez le firmó, el director deportivo sabía que compraba todas las papeletas para el sorteo de Primera. Todas. No existe futbolista que haya protagonizado cinco ascensos seguidos. Cinco.
Real Betis (2014-15), Getafe (2016-17), Almería (2021-22) y el citado Leganés (2024-25) han sido los clubes que le deben ese favor al futbolista de la ciudad del Sol. Tres ascensos directos y dos a través de playoff (Getafe y Oviedo), en unos con más y en otros con menos protagonismo, pero no cabe duda de que en la capital asturiana recordarán siempre a este joven centrocampista que puso fin al calvario del Oviedo. Un gol llevaba en 23 partidos hasta aquella noche del 21 de junio donde paró el reloj en el minuto 103 de partido y también los corazones de Miranda y Oviedo. Unos de tristeza, otros, de alegría.
Amigo de Santi Cazorla desde la época del Málaga, donde jugaron juntos, la carrera de ambos centrocampistas ha sido desigual, pero sus caminos y sus tantos, el 8 también anotó de penalti para empatar el partido en el Tartiere, se han vuelto a unir para aupar al Oviedo a Primera División después de que cayera de la máxima categoría en 2001, con Radomir Antic en el banquillo y Veljko Paunovic, su hoy entrenador, en el campo.
Otro que coincidió con Portillo fue César de la Hoz. Ambos jugaron juntos en el Almería, al que ascendieron, y luego el cántabro lo hizo en el Valladolid. ¿Adivinan qué consiguió también con el conjunto pucelano? Efectivamente. Si Portillo lleva cinco, De la Hoz suma tres con el de ayer. Si el Oviedo necesitaba de algo más que fútbol, con estos jugadores lo tenía sobradamente. Pero el centrocampista del Oviedo es el único que suma tantos. Hasta ayer, compartía esa suerte con otro malaguista como Antonio Benítez, con cuatro, aunque éste siempre con el Málaga CF.
Especialmente emotivo fue el abrazo de Portillo con Veljko Paunovic, el entrenador que tenía una deuda con la entidad tras el drama de Mallorca hace 24 años. Las vueltas que da el fútbol y las posibilidades de revancha. El serbio sustituyó en marzo a un Calleja que no terminó de dar con la tecla con el conjunto carbayón. En los 14 partidos que ha dirigido a los blanquiazules acumula nueve victorias, cuatro empates y sólo una derrota. Precisamente en el partido de ida ante el Mirandés en esta final por el ascenso. No habrá a estas horas nadie en Oviedo que se acuerde de lo que pasó en Anduva hace tan sólo una semana. ¿Por qué deberían? "Dios da las misiones más difíciles a su gente más dura", es el lema que el entrenador le había puesto a sus futbolistas bajo sus camisetas. No son gente dura, son "héroes" los jugadores del Oviedo como les llamó su técnico en la rueda de prensa posterior.
Concentración total"Entendieron que en estos momentos tenía que dedicarme a algo que es más grande que todos nosotros. Cumplir y reparar un daño emocional más allá que el deportivo y profesional", contaba Paunivic quien ha estado estos tres meses viviendo junto a su cuerpo técnico en la misma casa y sin ver a su familia más que digitalmente.
El daño sufrido en Mallorca está reparado gracias a Portillo, a él y a quienes ya no están como Dubovsky o Antic, a los que el serbio también ha querido dedicar esta hazaña. El Oviedo es de Primera 24 años después.
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