Las claves de la liberación de Mbappé: paz mental después de cinco años, el virus de Miami y un nuevo rol en el vestuario

Kylian Mbappé ha vivido su primer verano relativamente tranquilo después de cinco años de guerras, rumores, presiones y cambios de opinión y de equipo. Y se nota en el césped. El delantero del Real Madrid, que viene de anotar 44 goles y de conquistar la Bota deOro, dejó por el camino de la temporada pasada momentos irregulares y esta noche estrena una nueva edición de la Liga de Campeones con el objetivo de la orejona entre ceja y ceja. Ha conquistado el Mundial con Francia, pero se fue de París sin levantar la Copa de Europa con el PSG y conseguirla ahora con el conjunto blanco parece una obligación.
En ese descanso físico y mental, en el deseo de tocar metal europeo y en el infortunio de un virus inesperado se explica el cambio que ha sufrido el francés este verano y que se ha traducido en goles y trascendencia dentro y fuera del campo. Un cambio y una liberación.
Durante los últimos cuatro veranos, Mbappé se instaló en el centro del foco mediático y no fue capaz de salir de él el resto del año. En agosto de 2021, parecía que su fichaje por el Madrid era cuestión de horas. Los blancos llegaron a presentar una oferta casi irrechazable, el francés insistió a los dirigentes del PSG y éstos, vía Leonardo, su director deportivo, terminaron pidiendo una sanción para el Madrid por hablar con su máxima estrella. «Pedí irme, les dije que no iba renovar», dijo esos días Mbappé, dejando todo abierto para su salida como agente libre en 2022.
Pero el verano de 2022 todo se dio la vuelta. Después de semanas de presiones y cambios de opinión, terminó renovando con el cuadro parisino y enfadando al entorno madridista, que ya no reconocía en él su voluntad de aterrizar en Chamartín. Jugó el Mundial, perdiendo la final, y volvió el runrún a su alrededor.
Como sólo había renovado por dos temporadas, en el verano de 2023, a un año de volver a quedar libre, el PSG le apartó para castigarle por negarse a ampliar su contrato. Otra vez en el foco. Entrenó lejos de sus compañeros, su relación con Luis Enrique se agrietó y el club galo siguió negándole una salida al Madrid mediante un traspaso. Llegamos entonces a 2024, al anuncio de su fichaje por los blancos, recientes campeones de Europa, a la decepcionante Eurocopa de Francia en la que una fractura de nariz condicionó su torneo, a su presentación en el Bernabéu y a las pocas vacaciones estivales para disputar la Supercopa de Europa. Unas semanas frenéticas que terminaron lastrando su año.
Virus y vacacionesSólo así, resumiendo y recordando la cronología veraniega de Mbappé, se entiende ahora su liberación mental y física. Pasó unos días en República Dominicana y Puerto Rico, donde asistió a un concierto de Bad Bunny junto a su amigo Achraf Hakimi, y regresó a Valdebebas sorprendiendo al cuerpo técnico por su buen estado físico tras sufrir en el Mundial una gastroenteritis aguda que limitó su participación y le hizo perder 5 kilos. «Era optimista para conectar con él y que fuéramos conociéndonos después de lo que le pasó en el Mundial. Tiene inquietud por el juego, le gusta el fútbol y entender las cosas y le necesitamos», explicó ayer Xabi Alonso.
El técnico, además de ensalzar su actitud, destacó algo que se repite en los pasillos de Valdebebas durante las últimas semanas: «Es uno de los líderes del vestuario», señaló el tolosarra. Y es que junto a su nivel físico, algo que ha llamado la atención en la ciudad deportiva durante estas semanas ha sido la importancia que va adquiriendo Mbappé en el vestuario. El grupo madridista ha perdido este verano a Modric y Lucas, dos pesos pesados, y aunque Carvajal ha dado un paso de gigante para erigirse en nuevo capitán del barco, el delantero francés manda mucho más antes. «Esos líderes tienen que ir floreciendo parar tirar del resto. Y Kylian, por su personalidad, su experiencia y la influencia que tiene en el resto es uno de ellos. Sin duda. Cuando ese liderazgo se consolida, el grupo sabe a quién tiene que seguir», reflexionó Alonso, encantado con el nuevo rol del francés.
Mbappé aterriza esta noche en la Champions con una cuenta pendiente. El año pasado, el Madrid sólo le celebró en su gran eliminatoria contra el City en el playoff. Después desapareció y no marcó ni en la eliminatoria de octavos contra el Atlético ni en cuartos ante el Arsenal, dejando una sensación agridulce en el análisis de su temporada.
Ahora, el Olympique de Marsella visita Chamartín en el mejor momento del francés en la capital de España. No sólo por los goles, cuatro en cuatro jornadas de Liga, sino por su finura, su agilidad en la distancia corta, su buen entendimiento con los centrocampistas, especialmente con Arda Güler, su potencia al arrancar y su tranquilidad hacia la portería rival. «Así, es el mejor jugador del mundo», le elogian en Valdebebas. Un nuevo Mbappé, liberado, para guiar al Madrid en Europa.
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