Me duele Saúl

Cuántas alegrías me ha dado, y también qué duro ha sido verle muchas veces sobre el césped. Saúl es uno de los nuestros, un soldado aventajado del Cholo que hizo la mili en Vallecas para consolidarse como uno de los grandes talentos de toda Europa. Goles para el recuerdo, algunos de ellos en momentos importantes y en un equipo que pudo hacer más historia de la que hizo. Porque el año 2016 del Atleti no hubo títulos, se quedó a las puertas en el mes de mayo; pero fue el momento cumbre de la primera etapa de Simeone, y ahí Saúl era capitán general en esa posición de interior derecha.
Se tatuó el escudo, puso en peligro su salud tras el incidente de Leverkusen, y se permitió el lujo de firmar un gran contrato con el club de su vida. Un acuerdo que tiene pinta de acabarse, aunque él ya se fue hace mucho. Tras la pandemia se apagó, no quería ser carrilero, pero hubo algo más que posiblemente desconozcamos que hizo que con tan sólo 26 años se desconectase del proyecto. Ha seguido en grandes clubes, pero no ha conseguido cuajar. Los atléticos hemos seguido su carrera, como ese amigo que se iba de erasmus y que cada semana te contaba lo que hacía. A veces era duro verle entre banquillos y lesiones, porque Saúl es uno de los nuestros. Y al igual que sufrimos con Fernando Torres cuando no todo eran elogios en Londres, pasaba con Saúl.
Ahora se marchará por la puerta de atrás. Pocos se acordarán de él, pero, aunque me haya dolido mucho y me haya enfadado multitud de veces por jugadas a las que no llegaba o malas decisiones sobre el verde, lo cierto es que este chico ha vestido la rojiblanca más de 400 veces. Llegó a tener canción propia, algo solo al alcance de unos pocos elegidos. Me alegraré de lo bueno que le pase, me dolerá de por vida no haberle visto llegar a las cifras de partidos de Koke. Vaya dúo. Porque entre 2015 y 2019 pensaba que teníamos a un centrocampista de época, pero se quedó en un lustro. Una pena, Saúl es uno de los nuestros.
20minutos