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Miguel Delibes, cronista del Barça

Miguel Delibes, cronista del Barça

–¿Te interesa el fútbol?

–Nada. O, para ser más exacto, casinada.

Entre 1949 y 1965, Miguel Delibes (Valladolid 1920-2010) colaboró con el semanario catalán Vida Deportiva , para el que cubría las informaciones relacionadas con el Real Valladolid y realizaba las crónicas de los partidos de fútbol que el Barcelona y el Espanyol disputaban en el estadio de Zorrilla. En una entrevista aparecida en julio de 1954, el escritor y novelista de fama reconocía que su relación con el fútbol era estrictamente económica. La corresponsalía le permitía unos ingresos que le eran necesarios.

“Considero al fútbol, y pido perdón a mis inevitables contraopinantes, una cosa de importancia muy relativa. A mis ojos, y desde Valladolid, apenas si le encuentro otra justificación que la de lo que podríamos llamar patriotismo local. El hecho de que cada domingo millares –¡y qué sé yo si millones– de personas se ocupen de Valladolid, aunque sea a través de algo tan intrascendente como el fútbol, me parece gracioso y agradable. Que un interior izquierda o un defensa lateral ganen veinte veces más dinero del que a mí me reporta una novela en la que estoy trabajando durante un año, si he de ser sincero, me parece injusto”, explicó.

El novelista firmaba sus artículos en ‘Vida Deportiva’ como Miguel del Seco

El autor de obras maestras como Cinco horas con Mario o Los santos inocentes sólo tuvo una afición deportiva conocida, la caza. Pero sus crónicas de fútbol sería interesante rescatarlas del olvido, aunque sólo fuera por admirar la limpieza de su prosa. El contacto entre Delibes y Vida Deportiva llegó de la forma más sencilla y directa: a través de Josep Vergés, que era el editor barcelonés tanto de la obra literaria de Delibes como del semanario, que se imprimía en los talleres de La Vanguardia en la calle Pelayo.

Entre la extensa correspondencia que conserva la Fundación Miguel Delibes se hallan numerosas cartas cruzadas entre el escritor y el editor, que han permitido incluso la edición de un libro, Miguel Delibes-Josep Vergés. Correspondencia, 1948-1986 editado por Destino. Así, el 6 de junio de 1949 Delibes acepta la oferta de la corresponsalía y apunta: “Respecto a la imparcialidad de juicio creo que, aunque sin ser viejo, llevo ya bastantes años de aficionado al fútbol para sentirme libre de esa obcecada pasión que enturbia la serenidad del primerizo en cualquier actividad”. En la respuesta de Ediciones Destino se concreta que “por cada crónica normal cada vez que juegue un equipo catalán en Valladolid le pagaremos 150 pesetas”.

Durante 16 temporadas de Liga, De­libes vio desfilar por Zorrilla a los me­jores jugadores del Barcelona y el Espa­nyol y juzgó sus actuaciones. En algunos casos tuvo que analizar partidos conflictivos, pues no era especialmente bien recibido el conjunto azulgrana en Valladolid, sobre todo en la etapa de Kubala. Corresponde a esos años una sentencia del periodista catalán Celestí Martí Farreras cuando resume “lo de Valladolid refleja que algo va más allá del deporte en algunos campos de España”.

Delibes firmaba sus crónicas como Miguel del Seco y reflejó, por ejemplo, los graves incidentes, con expulsados y el partido paralizado en diciembre de 1954, o el escándalo de una semifinal de Copa de mayo de 1952, con victoria local por 3-1 que no pudo doblegar el 5-0 para los barcelonistas en la ida. “Venimos a descubrir en el fútbol una misteriosa concatenación –escribió Delibes– que da a los errores arbitrales una dimensión insospechada.

El espectador de Valladolid llevaba en el pecho un resentimiento contra Jáuregui [árbitro de la ida en Les Corts] resentimiento que desplazó sobre el colegiado Marrón [el de Zorrilla] al no pitar éste una mano involuntaria de Seguer en el área y una zancadilla, esta deliberada, de Biosca a Olcina dentro del área también”.

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En este partido, como en el anterior de Liga, hubo expulsiones y agresiones y el insigne novelista descubre, qué nos va a explicar a nosotros, sufridos seguidores del fútbol del siglo XXI, los efectos de una campaña bien orquestada recordando supuestos (o no) perjuicios arbitrales anteriores.

lavanguardia

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