Ver deporte, ¿el secreto de la felicidad?

“Si el deporte es el alimento de la vida, seguid jugando”. (Con perdón a Shakespeare)
Sí, hay otras cosas en la vida. Otros pasatiempos que estimulan el cerebro. Cine, libros, arte, música, El Hormiguero . Pero ¿hay alguno que provoque más bienestar, más intensidad o más alegría que ver deporte? Para mí no.
El fin de semana releí un libro que me encanta, Viaje hacia el miedo de Eric Ambler, un escritor de thrillers de mediados del siglo pasado. Vi una película simpática de Robert de Niro, Fuga a medianoche . Empecé una serie danesa intrigante, Reservatet . Vi por enésima vez en Youtube la mejor versión en vivo (busquen “ the best versión ever” ) de Gimme Shelter de los Rolling Stones.
Pero lo que más me cautivó, lo que me atrapó cada segundo de las casi tres horas que duró, fue un partido de Carlos Alcaraz contra Andrii Rublev en Wimbledon. Se debe en primer lugar a que soy muy, muy fan de Alcaraz, el tenista que más me ha entretenido de los muchísimos que he visto desde tiempos de McEnroe y Borg. En parte se debe también a que su rival era un ruso y a los rusos, hoy en día, ni agua.
No era cuestión de vida o muerte, pero casi. Alcaraz tenía que ganar y, tras el delicioso sufrimiento al que nos somete siempre, ganó.
Carlos Alcaraz se lanza a por una bola, el pasado domingo en Wimbledon
Alastair Grant / Ap-LaPressePienso en mis highlights en lo que va de 2025 y entre ellos, muy arriba, están los partidos de semifinales de la Champions entre Barcelona e Inter Milán, la victoria de Rory McIlroy en el Masters de Augusta y, por supuesto, la de Alcaraz contra Jannik Sinner en la final de Roland Garros.
Todo lo que digo es ridículamente subjetivo, algunos dirán. Pero me apoya la ciencia. Resulta que se hizo una investigación sobre el tema en Japón hace un par de años. La pregunta a la que se buscaba respuesta fue: “¿Las personas que ven deporte con frecuencia exhiben cambios estructurales en el cerebro relacionados con el bienestar?”
Ver deporte estimula el cerebro de manera positiva. Te hace bienLos académicos a cargo de la investigación utilizaron como conejillos de indias a 20.000 ciudadanos japoneses, repartidos de forma equilibrada por género y clase social. Sometieron a catorce de ellos a resonancias magnéticas mientras veían competiciones deportivas.
Aquí van tres de las conclusiones de los científicos japoneses.
“Los resultados indican que las percepciones de lo que significa una vida plena se cumplían para los espectadores de deportes en estadios, online o en televisión”: “ver deporte diariamente está asociado positivamente con un mayor volumen de sensación de recompensa en la materia gris”; y “puede significar que las estructuras cerebrales podrían gradualmente cambiar al ver deporte diariamente al punto de que las personas puedan llegar a sentir bienestar con más facilidad”.
Para Rushdie nada puede competir en felicidad con un triunfo del Tottenham ante el Manchester United¿Entendido? No, yo tampoco. No del todo. Pero el mensaje creo que lo pillo. Ver deporte estimula el cerebro de manera positiva. Te hace bien.
Una segunda investigación japonesa confirmó las conclusiones de la primera. Ver partidos de béisbol, muy popular en Japón, impulsaba “la vitalidad subjetiva”, se constató. Uno de los autores de la investigación dijo al diario The Guardian : “Hay numerosas maneras en las que ver deporte puede mejorar la salud mental”.
Si de vez en cuando, por mi salud intelectual, se me pasa por la cabeza la noción de que en vez de estar viendo a Carlitos o a Lamine debería estar leyendo a Dostoievski o a Proust busco apoyo en algunos de los varios intelectuales que se han empapado de los clásicos, pero son tan fanáticos del deporte como yo, o más. El escritor Eduardo Mendoza, por ejemplo. Nos conocemos bien y diría que al menos el 50 por ciento de nuestras conversaciones se centra en los vaivenes del Barça.
Lee tambiénSalman Rushdie, al que también conozco, dice que nada en su vida puede competir en felicidad—ni un éxito de ventas para uno de sus libros– con una victoria de su equipo, el Tottenham, contra el Manchester United. Julian Barnes, uno de los novelistas más sesudos de nuestros tiempos, parece pensar igual. En un ensayo reciente hizo una lista de sus cinco grandes artículos de fe. Los primeros cuatro eran: la primacía del arte, la primacía del amor, la certeza de que después de la muerte no hay nada, la certeza de que las religiones son “fantasías reconfortantes” y, “finalmente, que hay gran alegría, alegría inagotable—alegría para durar toda una vida—en el deporte”.
Pues eso.
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