Desaceleración con inflación

Si el plan era impresionar a los escépticos con un registro negativo de la inflación durante la primera quincena de mayo, tras la decisión de bajar la tasa de interés de referencia, pues no salió así.
Es más, el hecho de que las bajas estacionales de las tarifas eléctricas en ciertas partes del país por la temporada de calores no alcanzaran para paliar al resto de los precios resultó más preocupante.
El mercado esperaba una inflación quincenal negativa y en lugar de eso, con el aumento de 0.09% durante los primeros 15 días de mayo, el Índice Nacional de Precios al Consumidor se fue a 4.21% en términos anuales que es un nivel inflacionario que ya está fuera del rango que dice tolerar el Banco de México.
Las tarifas eléctricas en determinadas entidades privilegiadas con el subsidio de verano contribuyeron con un registro negativo quincenal de -18.45% y estamos hablando de un precio que tiene una incidencia alta.
Pero al mismo tiempo se mantienen las presiones en el subíndice de servicios, y en algunas mercancías, lo que no es una sorpresa, y esto frena la desinflación.
Y como podía ocurrir esto, un reporte inflacionario como el de la primera quincena de mayo, se aconsejaba prudencia a la Junta de Gobierno para no dar una falsa impresión de renuncia con sus adelantos de que, sí o sí, la tasa interbancaria seguirá disminuyendo.
El gobierno federal se ha esforzado por todos sus medios de reforzar la idea de que la economía no está en recesión, quieren fijar la idea que eso no habrá de suceder y que todo está bajo control.
Ayer también el Inegi publicó los datos definitivos del Producto Interno Bruto al cierre del primer trimestre en calca del adelanto de hace un mes con todo y el sorprendente desempeño del sector primario con un crecimiento trimestral de 7.8% que salvó en las estadísticas a las caídas de los sectores secundario y terciario.
No hablar del término de recesión no espanta esta condición, si es que la economía mexicana mantiene los malos registros durante los próximos meses.
Pero resulta que defender un mensaje de intolerancia contra la alta inflación, con el arma de la política monetaria en la mano, sí contribuye a que disminuyan las presiones inflacionarias.
Al final, detrás del reetiquetado de precios hay seres humanos tomando esa decisión y debe haber un banco central disuadiéndolos.
Pueden tener razón en que hay margen de maniobra para que bajen las tasas y aun así mantengan un sesgo restrictivo, pero hay formas de vender la idea de que se puede ser intolerante con la inflación y dar espacio a precios del dinero más accesibles.
Por ahora hay un encabezado válido: la economía se desacelera y la inflación sube.
Sin etiquetas de recesión o estanflación, pero sí con la realidad de que la economía está más cerca del cero crecimiento y los precios claramente están por arriba de la meta que el Banco de México tiene la obligación de hacer cumplir.
Y con un añadido importante, hay focos amarillos en los mercados financieros por el comportamiento del mercado de bonos de Estados Unidos y la desconfianza en los planes comerciales y fiscales del gobierno de Donald Trump.
Eleconomista