«Después viene el desierto»: el Gobierno anticipa un bache de divisas tras el impulso de los agroexportadores

El ingreso extraordinario de divisas impulsado por la baja temporal de retenciones al agro generó un alivio contundente en el mercado cambiario y el Gobierno. Julio se perfila como uno de los mejores meses en la historia del complejo sojero-cerealero, con una liquidación que supera los 3.500 millones de dólares. Sin embargo, este empuje tiene fecha de vencimiento: a partir de esta semana, se agota el plazo de 15 días hábiles para concretar ventas con el beneficio tributario, y la oferta comenzará a retraerse con fuerza.
Las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) muestran un desplome del ingreso de dólares en las últimas semanas, tras el pico de más de 8.000 millones registrado en junio. Este adelantamiento de exportaciones dejó al descubierto un fenómeno que analistas describen como una «manta corta»: lo que se liquidó ahora no estará disponible en los meses que vienen, justo cuando se espera un repunte en la demanda de divisas por turismo, importaciones y dolarización preelectoral.
El director de la consultora Equilibra, Lorenzo Sigaut Gravina, explicó que esta aceleración amplificó la estacionalidad típica del mercado: «Lo que se vendió ahora no se podrá vender después. Y eso es un problema en un esquema de libre flotación sin intervención». A esto se suma que el Banco Central, como ocurre cada año, enfrenta un tercer trimestre más demandante en términos de pagos de deuda y presión sobre el tipo de cambio.
Aunque el oficialismo ha mantenido firme el discurso de la flotación cambiaria, las intervenciones de las últimas semanas revelan una estrategia cuidadosa para evitar que el salto del dólar se traslade a los precios. Cuando el blue y el oficial tocaron máximos en apenas días, el Gobierno respondió con subas de tasas en pesos, colocación de pases pasivos y presencia activa en los mercados de futuros. El objetivo: evitar espirales inflacionarias como las que marcaron años de desmanejo kirchnerista.
Pese al retroceso previsto en la liquidación agroexportadora, el panorama no es necesariamente catastrófico. Según Gustavo Quintana, operador de PR Cambios, «hay otros sectores que están teniendo un buen desempeño exportador, como la energía y la minería». La reciente mejora en la balanza energética —respaldada por datos oficiales— abre la posibilidad de compensar parcialmente la caída de divisas del agro.
Sin embargo, analistas advierten que el dólar podría seguir su camino alcista, sobre todo ante la cercanía del calendario electoral. Claudio Caprarulo, de Analytica, sostuvo que el punto clave no es el valor nominal del dólar, sino que su evolución se mantenga dentro de la banda y sin efecto directo sobre la inflación. «Hasta ahora, el traslado a precios ha sido muy bajo. Eso permite cierto margen para que el tipo de cambio recupere terreno sin generar inestabilidad», explicó.
Más allá de las declaraciones optimistas, el dato que más preocupa a los analistas es que el dólar siguió subiendo a pesar del récord de oferta. Salvador Vitelli, economista especializado en agronegocios, advirtió que «la micro del sector entró en pausa» y que la dinámica actual se asemeja a la del ‘dólar soja’ de 2022: picos transitorios, seguidos por un silencio prolongado. «Aunque la energía pueda aportar, la oferta va a caer y ya estamos viendo que los dólares no alcanzan», advirtió.
El consultor Javier Preciado Patiño fue aún más contundente: «Después de julio, viene el desierto». Explicó que los exportadores ya declararon y liquidaron prácticamente todo lo previsto. Y con el regreso al sistema habitual —en el que las retenciones se pagan entre los 5 y los 15 días después de declarar o embarcar— no se espera un nuevo empuje. La estacionalidad, la menor oferta y la demanda creciente por turismo, consumo e incertidumbre electoral anticipan un bimestre más tenso para el dólar, que el Gobierno busca administrar con equilibrio y señales firmes al mercado.
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