Dos civilizaciones hermanas: China y México

China es hoy una potencia económica, cultural, política y militar de primer orden. Sin los increíbles y colosales logros de su cultura el mundo sería más pobre.
Durante varios siglos, antes de que existiera la llamada civilización occidental, China era uno de los líderes mundiales en lo que respecta a una multitud de actividades humanas.
Encabezando al globo en descubrimientos científicos y en la diseminación de filosofías y sistemas de pensamiento como el confucianismo y el taoísmo, sólo por mencionar dos de las más prominentes, China era realmente, como su nombre lo indica, uno de los centros del planeta.
Después de 1989, con las cuatro modernizaciones propuestas por Deng Xiaoping, el país inició un período de crecimiento sin paralelo en la historia. Durante muchos lustros China creció un promedio cercano al 10 por ciento anual. Se trató de un gran movimiento exitoso en favor de sacar a millones de personas de la pobreza. Ciudades como Shanghai, y otras más, se convirtieron, casi de la noche a la mañana, en megalópolis cuyas vistas con rascacielos convocan el asombro del visitante.
Hace menos de un año, China dio un gran salto en el desarrollo de la inteligencia artificial, cuando DeepSeek anunció la construcción de un chatbot que puede operar con una baja cantidad de semiconductores de gama alta. Las posibilidades de uso de esta tecnología son innumerables y cambiarán el curso de la historia humana.
Todo esto repercutirá indudablemente en el aumento del poder de China en el mundo, que ahora mismo se ve reflejada en las Naciones Unidas - con su asiento de miembro permanente del Consejo de Seguridad - en el G-20 y en los BRICS, por no mencionar su gravitación en organizaciones multilaterales de la región de Asia.
Para México, China es su tercer socio comercial y el primero fuera de la zona de América del Norte. De la misma manera, la inversión china directa en México ha crecido significativamente, llegando a 92.2 millones de dólares al cierre del primer trimestre de 2025, de acuerdo con datos de la Secretaría de Economía. Es claro que el Tratado Bilateral de Inversión (TBI) entre China y México ha promovido este flujo de inversión, ofreciendo garantías, apoyo e incentivos para los inversores. No obstante, es necesario que las inversiones de México en ese país puedan incrementarse también en el futuro cercano.
La amistad entre México y China es centenaria y no se reduce a nuestros importantes intercambios comerciales. Cada año más estudiantes mexicanos acuden a instituciones educativas chinas y también deciden estudiar el mandarín en los Institutos Confucio.
Aunque la relación privilegiada de México debe seguir siendo la que tiene con Estados y Canadá, China es una opción de diversificación de nuestras relaciones como país.
Como miembro del Grupo de Amistad México-China de la Cámara de Diputados impulsaré el afianzamiento y la profundización de las relaciones entre nuestras naciones en el seno de los mecanismos institucionales adecuados. No me queda la menor duda de que China y México están llamados a ser dos países que cambiarán el curso de la historia para bien.
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