El derrumbe del empleo en México

Se acabó junio y con ello se fue el primer semestre del 2025, que es el primer año del gobierno de la presidenta Sheinbaum. Los resultados económicos son malos en general, sin llegar a ser desastrosos. En medio de la incertidumbre generada por la política arancelaría del presidente Trump, por supuesto que México fue uno de los más afectados, pero en general la región de América Latina reporta tasas de crecimiento moderadas.
Para México prácticamente ya todo mundo asume que la economía nacional se quedará exactamente igual: cero crecimiento para este año.
Si bien no son buenas noticias, tampoco son el desastre que algunos alertaban al inicio del año con la suspensión del TMEC. Al final, el negocio que tiene los Estados Unidos con nuestro país en puras importaciones, es decir, lo que los mexicanos le compramos a los Estados Unidos, es equivalente a todo el PIB de un país como la Argentina.
Por supuesto, México saca también una gran ventaja de este comercio con los estadounidenses, al exportarles productos y servicios por otro valor similar al PIB de Argentina. Es decir, sumando lo que les vendemos a los norteamericanos y lo que les compramos, tenemos el valor de dos veces la economía del país sudamericano.
Ese volumen de negocios y de generación de valor en ambos lados de la frontera, es casi imposible que se suspenda. Trump le podrá poner trabas y aranceles, pero al final siempre terminarán perjudicando a sus empresas y a los consumidores norteamericanos.
En esencia, la economía mexicana resistió, pero no evitó que vaya a ser la economía con menor crecimiento de toda la región de Latinoamérica.
Pero mientras que la economía nacional se estanca desde hace ya meses, el desastre se presenta en otra variable sensible para muchos: la creación de empleos en la economía formal.
Prácticamente este primer semestre del año ha sido el peor para cualquier año desde la pandemia. Apenas se crearon 87 mil empleos formales. Un promedio de 14 mil por mes. Un desastre.
Si consideramos que todavía el año pasado, que la economía ya venía tirando aceite por el exceso del gasto público financiado con deuda, justo para llegar a las elecciones presidenciales con la apariencia de una economía fuerte, la creación de empleos se contabilizó en 295 mil para el primer semestre.
Prácticamente más del triple que este 2025.
Ya no digamos respecto a 2023, cuando en los primeros 6 meses del año la creación de empleos fue arriba de los 514 mil puestos. Casi 6 veces más.
Mientras que la economía mexicana había visto crecimientos reducidos, la creación de empleos formales fue bajando desde 2022. Cuando producto del rebote por la apertura económica después de la pandemia, la economía generaba anualmente hasta un millón de empleos.
Dicha cifra fue gradualmente cayendo, siempre aderezada con la explicación de que era normal que se moderara ese ritmo de expansión. El problema es que esa caída no solo no se moderó, sino que siguió y siguió.
Para 2024 la caída hasta se aceleró, lo que nos llevó del millón de empleos por año a los tristes 6,222 nuevos puestos por año al mes de junio del 2025. Es decir, México pasó de generar un millón de empleos anualmente a solo 6 mil. Unas 166 veces menos.
Poco a poco, el mercado laboral se aprieta cada vez más, con sus respectivas consecuencias. Por supuesto, esta situación no se vive igual en Tijuana que en Tapachula, pero la tendencia nacional a la baja, si es general.
Para ejemplo Jalisco, que pasó de generar 90 mil empleos al año en 2023 a solamente 21 mil nuevos puestos de trabajo en mayo de este año.
La economía paralizada, las inversiones congeladas, un Plan México que nunca arrancó, el gobierno federal sin recursos y con presiones en el gasto por los programas sociales y las obras faraónicas del sexenio pasado que siguen devorando grandes cantidades de dinero bueno, para seguir siendo quemado.
El tiempo sigue su marcha y al tornillo le acaban de dar otra vuelta para apretar más las condiciones económicas del gobierno de Sheinbaum.
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