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El ingenioso truco de China para esquivar los aranceles y colar su mercancía en las estanterías de EEUU

El ingenioso truco de China para esquivar los aranceles y colar su mercancía en las estanterías de EEUU

Si hay algo que no se le puede negar a China es el ingenio y la perspicacia de su tejido productivo para llevar y vender su mercancía allá donde quiere. Antes de la guerra comercial con EEUU, las empresas chinas lo tenían relativamente fácil: solo tenían que producir los bienes que Occidente demanda en cada momento a un coste menor que sus competidores y con una calidad aceptable. Esta estrategia basada en bajos costes y una dotación de capital por trabajador creciente (la industria china ha ido escalando) ha servido para generar uno de los mayores superávits comerciales del mundo. Ahora que los aranceles buscan reducir con intensidad este superávit y la competitividad de los bienes 'made in China', los exportadores del gigante asiático están buscando fórmulas para seguir introduciendo parte de sus productos en EEUU.

Los exportadores chinos están poniendo en práctica ingeniosas estrategias para evitar los aranceles impuestos por el presidente estadounidense Donald Trump, enviando sus productos a través de terceros países para ocultar su verdadero origen. Pekín y sus empresas no están inventando nada nuevo, puesto que este plan o técnica ya ha sido utilizado en situaciones similares por otros países como ha sido el caso de Rusia para 'colar' su petróleo 'prohibido' en los coches de media Europa, pero lo cierto es que el caso de China es un tanto especial por el elevado volumen en términos de mercancías y monetarios de sus exportaciones.

Los ecos de la primera guerra comercial, durante el primer mandato de Donald Trump, ya llevaron al uso de terceros países para exportar mercancías de China a EEUU. La idea era, en cierto modo, 'borrar el rastro' de China en los productos y el sudeste asiático brindó una plataforma inigualable para ello. Por ejemplo, Vietnam ha sido el coladero más famoso con los productos tecnológicos. Poco a poco, Pekín se llevó parte del proceso de producción allí para evitar males mayores con las exportaciones a América. Ahora, el recrudecimiento de la guerra comercial con más duras amenazas desde la Casa Blanca hace que haya que agudizar más el ingenio y de forma más rápida. A la espera de que Washington y Pekín se sienten o no a la mesa, las iniciativas a pequeña escala -los 'atajos', se podría decir- se han multiplicado.

Las plataformas chinas en redes sociales están repletas de anuncios que ofrecen el denominado como 'lavado de origen', mientras que la avalancha de productos procedentes de China ha hecho saltar las alarmas en los países vecinos, recelosos de convertirse en meros puntos de descarga para los productos chinos que van a terminar en EEUU.

El creciente uso de esta táctica refuerza el temor de los exportadores de que los nuevos aranceles de hasta el 145% impuestos por Trump a los productos chinos les priven del acceso a uno de sus mercados más importantes. "El arancel es demasiado alto", asegura Sarah Ou, vendedora de Baitai Lighting, una exportadora con sede en la ciudad de Zhongshan, en el sur de China, en declaraciones al diario Financial Times. "Pero podemos vender los productos a países vecinos, y luego estos los venden a EEUU, y el precio se reducirá".

Muchos anuncios y poco control

Las leyes comerciales estadounidenses exigen que los productos se sometan a una "transformación sustancial" en un país, que generalmente incluye un proceso o fabricación que añade un valor significativo, para que se consideren originarios de ese país a efectos arancelarios. Algunos de los anuncios en plataformas de redes sociales como Xiaohongshu ofrecen ayuda a los exportadores para enviar mercancías a países como Malasia, donde se les emitirá un nuevo certificado de origen y luego se enviarán a EEUU.

"¿EEUU ha impuesto aranceles a productos chinos? ¡Pase por Malasia para 'transformarlos' en productos del sudeste asiático!", decía un anuncio publicado esta semana en Xiaohongshu por una cuenta con el nombre "Ruby - Third Country Transshipment". "¿EEUU ha impuesto límites a los suelos de madera y vajillas chinas? ¡Lave el origen en Malasia para una entrega en aduanas sin problemas!", añadía. El Financial Times ha intentado contactar con algunas personas relacionadas con estas plataformas y anuncios, pero no el medio británico no ha logrado respuesta.

La agencia de aduanas de Corea del Sur declaró el mes pasado que había encontrado productos extranjeros por valor de 29.500 millones de wones (21 millones de dólares) con países de origen falsificados en el primer trimestre de este año, la mayoría procedentes de China y casi todos con destino a EEUU. "Estamos observando un fuerte aumento en los casos recientes en los que nuestro país se utiliza como vía de escape para productos con el fin de evitar diferentes aranceles y restricciones debido a los cambios en la política comercial del gobierno estadounidense", ha alertado la agencia en un comunicado. "Hemos encontrado numerosos casos en los que el origen de productos chinos se falsificaba como coreano".

El Ministerio de Industria y Comercio de Vietnam instó el mes pasado a las asociaciones comerciales locales, exportadores y fabricantes a reforzar los controles sobre el origen de las materias primas y los insumos, y a prevenir la emisión de certificados falsificados. El Departamento de Comercio Exterior de Tailandia también anunció el mes pasado medidas para reforzar los controles de origen de los productos con destino a Estados Unidos con el fin de prevenir la evasión arancelaria.

Vendedores de dos empresas de logística asegura que podían enviar la mercancía a Port Klang en Malasia, desde donde trasladarían los artículos a contenedores locales y cambiarían sus etiquetas y embalajes. Las empresas tenían contactos con fábricas en Malasia que podrían ayudar a emitir certificados de origen, dijeron los vendedores, que pidieron no ser identificados. "EEUU debe saberlo", aseguraban fuentes consultadas por el FT. "No puede ser una locura, así que estamos controlando la cantidad (de pedidos que aceptamos)", señalan las fuentes de Malasia.

"Ellos (la aduana malaya) no son muy estrictos", asegura otro vendedor. En un comunicado emitido tras la publicación, el Ministerio de Inversión, Comercio e Industria de Malasia afirmó que el país estaba "inequívocamente comprometido con la defensa de la integridad de las prácticas comerciales internacionales" y "considera cualquier intento de eludir aranceles mediante declaraciones erróneas o falsas, ya sea en relación con el valor o el origen de las mercancías, como una infracción grave".

Las voces que conocen bien el sector y el contexto saben bien que se opera con laxitud. Un consultor que asesora a empresas sobre comercio transfronterizo ha reconocido al FT que el lavado de origen es uno de los dos métodos principales que se están empleando para evitar los nuevos gravámenes de Trump. Sin embargo, no es el único. El otro consiste en mezclar artículos de alto coste con otros más baratos, de modo que los exportadores puedan alegar falsamente un menor coste global de los envíos.

El diario financiero británico recoge otro testimonio especialmente revelador. El propietario de un fabricante de bienes de consumo con sede en la ciudad meridional china de Dongguan ha relatado que dos asociaciones industriales nacionales le presentaron a intermediarios que ofrecían soluciones arancelarias de 'zona gris', es decir, de dudosa legalidad. "Básicamente, yo sólo envío a un puerto chino y ellos se encargan desde allí", confiesa el propietario, añadiendo que los intermediarios se habían ofrecido a organizar la solución por sólo 5 yuanes (0,70 dólares) por kilogramo enviado. "Estas agencias me dijeron que las pequeñas y medianas empresas como nosotros podemos capear mejor el golpe arancelario porque siempre hay zonas grises. Espero que sea cierto. EEUU es un gran mercado; no quiero perderlo".

Un 'agujero' ya conocido

Hace ya meses, cuando la salva arancelaria de Trump era solo una hipótesis y ni se valoraban las tarifas de hasta tres dígitos decretadas de momento, el economista jefe de UBS Paul Donovan hablaba ya del 'Triángulo de las Bermudas' del comercio internacional para referir al 'agujero' por el que caían teóricas exportaciones de China a EEUU. "Cuando se analiza el comercio entre dos países, el valor de las exportaciones debería ser inferior al de las importaciones (porque entre ambos están los costes de envío y seguro). En los últimos años, el valor de las exportaciones chinas a EEUU ha superado el de las importaciones estadounidenses procedentes de China. Esta anomalía sugiere que hasta un 30% de las exportaciones chinas a EEUU desaparecen antes de llegar", explicaba el analista.

"Los aranceles comerciales no afectan al valor de las importaciones estadounidenses (ya que el impuesto lo pagan los consumidores estadounidenses después de que lleguen las importaciones y se haya evaluado su valor). Sin embargo, gravar el comercio puede fomentar el redireccionamiento de las cadenas de suministro. Lo que China considera una exportación a EEUU puede considerarse una importación desde otro lugar en los datos estadounidenses. Los patrones de la anomalía en los datos apoyan esta hipótesis", ampliaba el experto de UBS.

Donovan no hablaba de otra cosa que la diversificación o, en otras palabras, la intermediación que descansa sobre países como el citado Vietnam o México. "La diversificación de las importaciones fuera de China no se traduce necesariamente en una menor exposición a las industrias chinas. Vietnam, por ejemplo, ha sido uno de los mayores beneficiarios de los intentos estadounidenses de diversificar sus importaciones. La participación de Vietnam en las importaciones estadounidenses ha aumentado de manera constante en varios sectores en los que la participación de China ha disminuido", constatan en un comentario los estrategas Josh Lipsky y Mrugank Bhusari, del think tank americano Atlantic Council.

Desde Oxford Economics, su analista Louise Loo ahonda en este asunto señalando que la propia presencia de aranceles incentiva un comportamiento de 'infra-declaración', ya que los importadores subestiman el valor de las mercancías ante las autoridades aduaneras estadounidenses, lo que se traduce en valores nominales de importación más bajos. "Este ha sido un fenómeno significativo en el pasado, como vemos en el creciente desajuste entre las importaciones declaradas por las aduanas estadounidenses procedentes de China y las exportaciones declaradas por las aduanas chinas a EEUU, que alcanzaron alrededor de 90.000 millones de dólares el año pasado", certifica Loo. Si se repitiera, la magnitud de la elusión arancelaria total (tanto por desvío como por infradeclaración) sería considerable: más de la mitad de los aproximadamente 295.000 millones de dólares anuales de desequilibrio comercial histórico entre EEUU y China, estiman en la casa de análisis británica.

En esta nota para clientes, Loo se muestra de acuerdo en que algunas economías asiáticas, como Vietnam, Singapur y, en menor medida, India y Tailandia, pueden beneficiarse del comercio desviado de China (ya se trate de reexportaciones superficiales desde China o a través de fábricas chinas que producen en otras economías) bajo el peso de los datos: "Las empresas chinas han liderado la inversión extranjera directa (saliente) en el sector manufacturero en la ASEAN (Asia-Pacífico) y otras partes de los mercados emergentes en los últimos años, lo que difumina aún más la definición de 'mercancía china' en el contexto de la aplicación de derechos de aduana".

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eleconomista

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