Peso inestable, inflación amenaza por sequía y cautela en la BMV

La economía mexicana navega una semana de turbulencias. El tipo de cambio del peso frente al dólar ha mostrado una marcada volatilidad, influenciado en parte por la incertidumbre que rodea a la Reforma Judicial. A este panorama se suma la grave amenaza de la sequía, que podría disparar la inflación de alimentos básicos, mientras la Bolsa Mexicana de Valores opera con cautela.

El tipo de cambio USD/MXN ha sido protagonista de movimientos significativos durante la semana, cerrando la jornada de hoy, 13 de junio de 2025, en un promedio de 19.0490 pesos por dólar en los mercados interbancarios. Datos del Banco de México (Banxico) indicaban un tipo de cambio FIX de 19.0518 pesos por dólar el pasado 10 de junio, lo que representa una ligera apreciación en comparación con los 19.2638 de una semana antes, pero todavía considerablemente por encima de los 20.7862 pesos registrados al cierre de 2024. En las casas de cambio de la frontera norte, el dólar estadounidense llegó a venderse hasta en 20.00 pesos. Analistas financieros atribuyen parte de esta reciente depreciación y volatilidad a la incertidumbre generada en los mercados por la discusión y eventual implementación de la reforma al Poder Judicial.

El principal indicador de la Bolsa Mexicana de Valores, el S&P/BMV IPC, concluyó la sesión del 12 de junio de 2025 en 57,829.74 puntos, lo que significó un avance marginal del 0.11%. No obstante, la semana bursátil ha estado caracterizada por altibajos, y el cierre del IPC en mayo en 57,841.69 puntos refleja un ambiente de cautela entre los inversionistas, quienes sopesan tanto el panorama político interno como los factores económicos globales.

La persistente y severa sequía que afecta a gran parte del territorio nacional se perfila como uno de los mayores riesgos para la estabilidad económica y social. Las proyecciones para el sector agrícola son preocupantes, especialmente para la producción de maíz, un pilar de la alimentación mexicana. Se estima una drástica caída en las cosechas en estados clave como Sinaloa para el ciclo 2025, pasando de 3.2 millones de toneladas en 2024 a solo 1.9 millones proyectadas. Esta disminución en la oferta interna podría ejercer una fuerte presión al alza sobre el precio del maíz y, en consecuencia, disparar el precio del kilogramo de tortilla hasta los 32 pesos. Este escenario se agrava por el encarecimiento de otros insumos agrícolas y energéticos, como el gas y la electricidad.

La gravedad de la situación ha llevado a que gobiernos estatales, como el de Querétaro, hayan declarado formalmente el estado de emergencia por sequía. Por su parte, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) ha comenzado a implementar programas de apoyo extraordinario para ganaderos y agricultores afectados en diversas regiones del país. La sequía no es solo un problema climático; es un factor de riesgo económico y social de primer orden, con potencial para generar inflación, afectar la seguridad alimentaria y provocar tensiones sociales.

«Se estima una drástica reducción en las cosechas (de maíz en Sinaloa), pasando de 3.2 millones de toneladas en 2024 a solo 1.9 millones en 2025.». Esta cifra ilustra la magnitud del desafío agrícola.

A pesar de este complejo panorama interno, México continúa siendo un destino atractivo para la inversión extranjera, impulsado en parte por la tendencia del nearshoring. Recientemente, en Nuevo León, el gobernador Samuel García anunció una importante inversión de la empresa Hengli de México, que destinará una cifra inicial de 200 millones de dólares para una nueva planta en Santa Catarina. El mandatario estatal destacó que la entidad ha logrado captar 74 mil millones de dólares en Inversión Extranjera Directa (IED) en los últimos tres años.

Sin embargo, para que México pueda capitalizar plenamente la oportunidad histórica que representa el nearshoring, es crucial abordar los obstáculos internos. La incertidumbre generada por reformas estructurales como la judicial, la potencial inestabilidad laboral –con riesgos de huelgas en sectores clave como el automotriz – y los persistentes desafíos en infraestructura básica (suministro de agua y energía) podrían frenar el dinamismo de la inversión y la competitividad del país frente a otras naciones, especialmente las asiáticas que también buscan atraer capital.

La economía mexicana se enfrenta a una «tormenta perfecta» donde la volatilidad cambiaria y la inflación de alimentos amenazan el poder adquisitivo, mientras las oportunidades del nearshoring se ven matizadas por desafíos estructurales internos. La gestión de estos factores será determinante para el bienestar de la población y el desarrollo económico en los próximos meses.