“¿Váyase señor Sánchez? ¡Cumpla!”

La matriz de Eisenhower es una estructura visual que facilita la distribución de tareas según el nivel de prioridades. La herramienta de gestión de tareas responde a la frase atribuida al 34.º presidente de EE.UU. –en realidad Eisenhower citaba a un rector de universidad anónimo– para definir sus responsabilidades: “Tengo dos clases de problemas, los urgentes y los importantes. Los urgentes no son importantes, y los importantes nunca son urgentes”. Cuando en un gobierno no se puede diferenciar lo urgente de lo importante, su gestión colapsa. Lo urgente para Pedro Sánchez es hoy atajar el relato del caos alimentado por la derecha a costa de apagones, trenes encallados, causas judiciales y la salsa rosa de unos watsaps entre el presidente y José Luis Ábalos.
El PP resume las urgencias de Sánchez en el “váyase” que empleó José María Aznar para retratar el final del felipismo y con el que ahora pretenden certificar el fin del sanchismo. La idea tiene 30 años y su inventor fue Miguel Ángel Rodríguez. Aznar repitió la frase cincuenta veces en el debate sobre el estado de la nación de 1994. Faltaban dos años para las elecciones. Alberto Núñez Feijóo no solo ha hecho suya la frase del hoy todopoderoso asesor de Isabel Díaz Ayuso, aunque se limitara a repetirla un par de veces, también ha encargado al número dos de la presidenta madrileña, Alfonso Serrano, la organización del congreso del PP para alimentar la idea de un vuelco electoral nadie sabe cuándo.
Encuentro exprés entre Sánchez e Illa aprovechando la cita del Cercle d'Economia en Barcelona
Arnau Carbonell / ACNSánchez se impone en la batalla dialéctica con Feijóo, desdeña su liderazgo “averiado”, dice. El empleo registra cifras de récord y el crecimiento español es elogiado por los organismos económicos, pero hasta el CIS lanza señales de debilidad en el PSOE. El perfil internacional del presidente ha perdido puntos en favor de otros líderes en apuros, como Emmanuel Macron, Keir Starmer o el recién llegado Friedrich Merz, y las dependencias internas lastran al Gobierno.
Las hipótesis del adelanto electoral que la Moncloa niega se juegan más allá de la calle Génova. En los cuarteles generales de sus socios se hacen cábalas y aumenta el nerviosismo. Los comicios andaluces están previstos para el 2026, y las municipales y autonómicas para mayo del 2027. Hacer coincidir las generales con esa cita no pasaría de adelanto técnico. Pero el “váyase” del PP no conjuga bien con la necesidad que tienen Junts y ERC de que Sánchez cumpla sus pactos de investidura para poder justificar sus estrategias ante el electorado. Se negocia en Madrid, Barcelona y Ginebra, pero el cúmulo de chimeneas esperando fumata amenaza la paciencia de los socios.
ERC quiere avances en financiación antes de San Juan y más personal en la Agència TributàriaERC pactó con el PSOE la condonación de la deuda del FLA en noviembre del 2023 y el anteproyecto de ley está en consulta pública hasta final de mes. Tiene que pasar por el Consejo de Ministros, el Congreso y superar los recursos en los tribunales. El consorcio paritario Estado-Generalitat para la gestión de infraestructuras está en el limbo y ERC no ha dado aún el visto bueno a la propuesta de estatutos de la empresa mixta para Rodalies. Junts ha apostado el futuro de su relación con Sánchez a una improbable decisión sobre la oficialidad del catalán en el Consejo de Asuntos Generales de la UE del próximo día 27, y la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la amnistía no garantiza el retorno de Carles Puigdemont sin pisar la cárcel.
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Sánchez quiere mantener lejos de la conferencia de presidentes del día 6 de junio en Barcelona la reforma de la financiación. La negociación triangular entre el Govern de Salvador Illa, ERC y Hacienda está viva y dentro de plazo, pero los republicanos reclaman que haya concreciones sobre la financiación singular “antes de San Juan” para poder empezar a cobrar las retenciones del IRPF en el 2026. En la Conselleria d’Economia señalan que “todavía quedan días”, pendientes aún del informe de los expertos designados por el departamento para hacer una propuesta mientras, a falta de presupuestos, se negocia la última ampliación de crédito con ERC. Son 500 millones, con los que los republicanos quieren que se amplíe la plantilla de la agencia tributaria catalana y se garantice la gratuidad del tramo escolar de 0 a 3 años. Ni Junts ni ERC se apuntan al “váyase”, se aferran al “que Sánchez cumpla”, con lo urgente y lo importante.
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