Congreso a la vista

El Partido Popular adelanta su congreso a primeros de julio, medio año antes de lo previsto; la sorpresa lo es menos ante el dato, bien compartible, de la inacción del Gobierno desde comienzos de año, conforme le va afectando la paulatina corrosión de la figura del presidente, y al hecho de que la competición se deslice a las sedes judiciales, de un modo tal que resuena el famoso obiter dictum del magistrado que precipitó la crisis de junio del 2018.

Alberto Núñez Feijóo con el anterior presidente del PP, Pablo Casado en el XX Congreso extraordinario del PP en 2022
Joaquin Corchero / EPEl presidente popular dibuja la situación como la del último cuarto de un reñido partido de baloncesto, cuando el cronómetro avanza entre constantes interrupciones del juego, lento pero inexorable hacia el final. Una poderosa señal de ello es que se han vuelto normales los jueves al sol, día de la semana reservado a un trabajo legislativo que no llega de manos del Ejecutivo, quien tampoco descarta volver a aplazar los presupuestos más allá de la previsión constitucional ni desmiente tajante que no vaya a haberlos en todo el 2026. Cunde la sensación de que las instituciones no son capaces ya de ejercer plenamente sus funciones, y seguramente será lo que destilen los pronunciamientos de las tres jornadas que Feijóo ha reservado para deliberar sus compromisos y la reorganización de las siglas, en vista de esta provisionalidad que oxida ya al sistema político entero.
Se han vuelto normales los jueves al sol, día reservado a un trabajo legislativo que no llegaUn congreso no es una congregación, lo sugieren sus respectivos términos; las segundas convocan a seguidores fuertemente adheridos a una fe militante, mientras que el primero tiende a separarse de los ámbitos más emotivos. En los congresos de partido se participa bajo móviles más opinables y calculadores. Mientras que en la congregación se está de corazón, a los congresos se va con ánimo de poder antes que de servicio, aunque ocupen sus horas en diagnosticar los asuntos públicos del país.
La diferencia entre uno y otra venía siendo neta hasta el hallazgo publicitario de las elecciones primarias, aunque las izquierdas no se hayan atrevido a importar las modalidades puras y duras del invento norteamericano. Por su parte, el PP, que había aplazado durante veinte años su adopción, las limitó a una primera vuelta y ahora anuncia que volverá a la elección por compromisarios. En realidad, Pablo Casado fue elegido por estos en la segunda vuelta, no tanto así por los afiliados de base.
Lee tambiénSean congresos de cargos o congregaciones de bases, lo que la ley pide desde 1978 a los partidos es que sean plurales y representativos, también de puertas adentro. Nuestra democracia poco adelanta cuando a la inveterada ley de hierro de la oligarquía de partido le sucede la vara igualmente de hierro del vencedor en las primarias. Las asambleas que se quiere sean de verdad sirven para conocer y conectar un poco mejor lo que se piensa y opina de arriba abajo y a la viceversa. Para una empresa política desconocer a su experimentada compañía equivale a desplazarse como los iceberg, que ignoran la mayor parte de su potencia real.
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