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Cunde el desánimo en el PSOE ante un Sánchez enrocado en una legislatura 'zombi'

Cunde el desánimo en el PSOE ante un Sánchez enrocado en una legislatura 'zombi'

A los críticos habituales del sanchismo como Page, Lambán o González se suman nuevas voces socialistas que muestran su "vergüenza e indignación" y urgen "cortar por lo sano" y un cambio de rumbo ante una situación "insostenible".

La preocupación por la deriva y descomposición del PSOE de Pedro Sánchez viene de lejos y ha ido in crescendo a medida que se han ido multiplicando los escándalos y casos de corrupción que afectan al partido, al entorno familiar del presidente e incluso a instituciones clave como la Fiscalía General del Estado. Pero la verdadera puntilla política, que parece haber abierto los ojos a muchos sanchistas, ha sido el demoledor informe de la UCO describiendo una presunta organización criminal en la cúpula del PSOE de la que el ya exnúmero tres del partido, Santos Cerdán, sería uno de los principales eslabones junto a los procesados Koldo García y José Luis Ábalos.

La implicación de Cerdán, hasta antes de ayer hombre de la máxima confianza de Sánchez, ha desencadenado un tsunami en el PSOE y en la política nacional, provocando un enorme cráter en la moral de las filas socialistas, incluidos muchos de los que han venido defendiendo a capa y espada a su líder y que hoy, en el mejor de los casos, se sienten decepcionados con quien en 2018 llegó al poder enarbolando la bandera de la lucha contra la corrupción.

Aunque las críticas internas habían provenido hasta ahora de los críticos declarados del sanchismo, como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, o el expresidente aragonés, Javier Lambán, los dos abogando días atrás por un adelanto electoral para evitar que el grave deterioro de la política nacional acabe laminando las posibilidades del PSOE en los territorios, el desánimo ha terminado cundiendo en el partido ante un Sánchez enrocado en una legislatura zombi, sin Presupuestos (ni visos de tenerlos), en la que las derrotas parlamentarias se cuentan por decenas y las victorias se pagan casi siempre a un precio altísimo. Una situación insostenible en el tiempo por mucho que Sánchez, que hasta el momento se ha limitado a pedir "perdón" a la ciudadanía por haber confiado en Cerdán, haya decidido atrincherarse y asegurar que no habrá elecciones hasta 2027.

Emergen las críticas

Entre quienes ahora alzan la voz contra ese atrincheramiento figura el senador socialista Luis Tudanca, que hasta febrero estuvo al frente del PSOE de Castilla y León, y para quien "a veces, todo es exactamente lo que parece. Y no hay más que una solución: primero el país, luego el partido y, por último, uno mismo", escribió en su cuenta de X, añadiendo que "el PSOE se merece el máximo respeto y la máxima decencia por todos los que están trabajando por el bien común y el servicio público. Pena", concluyó. Un escenario en el que "las únicas salidas son elecciones generales o moción de censura", subrayó ayer Lambán.

También muy crítico fue ayer el alcalde de Mérida y secretario general del PSOE en esa ciudad, Antonio Rodríguez Osuna, quien si bien no planteó un adelanto electoral, dijo que si él estuviera en el lugar de Sánchez "convocaría un congreso extraordinario y no me presentaría como candidato", mostrando su "vergüenza e indignación" por los hechos conocidos, y enfatizando que los socialistas "no se merecen esto".

Mientras, el alcalde de León, el también socialista José Antonio Diez, advirtió de que la situación del partido "es insostenible" y urgió a "cortar ya por lo sano" y "tomar decisiones" porque aunque "el Gobierno ha hecho cosas muy buenas (...), estas cosas son inadmisibles e inasumibles en un país democrático y en un partido que aboga por una tolerancia cero con la corrupción".

Y Susana Díaz, derrotada por Sánchez en las primarias socialistas de 2017, advirtió de que esperar a 2027 para convocar elecciones sería "una muerte a pellizcos" para el PSOE. Sin olvidar que dirigentes históricos como Felipe González y Alfonso Guerra, relegados por el sanchismo, reclaman que se convoquen ya las urnas. El pasado jueves, en plena eclosión del caso Cerdán, González recordó que "(Eduardo) Madina fue mi candidato, y es más, lo sigue siendo en mi corazón y en mi cabeza", en referencia a las primarias del PSOE celebradas en 2014 en las que Sánchez se impuso a Madina, quien estos días ha defendido la necesidad de un socialismo "digno y ejemplar".

Final de ciclo

Mientras muchos militantes y cargos del PSOE atisban ya un final de ciclo, los miembros del Gobierno intentan convertir en cortafuegos el cese de Cerdán y la futura remodelación de la cúpula del PSOE prometida por Sánchez de cara al Comité Federal del 4 de julio. Ayer, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, descartó que Sánchez vaya a someterse a una cuestión de confianza, tal como había amagado con pedir Sumar. La plataforma que lidera Yolanda Díaz se ha mostrado tibia. Si bien ha admitido que la confianza en el PSOE está "rota", pidiendo a Sánchez un "reseteo" de la legislatura, ha defendido que el PSOE ha actuado con contundencia tras conocerse la implicación de Cerdán en la trama corrupta.

Menos comprensivo se ha mostrado Podemos, que aspira a convertir en petróleo electoral su distanciamiento de PSOE y Sumar. Para la formación morada, la "trama de corrupción execrable" trasciende a Koldo, Ábalos y Cerdán y es ya el "caso PSOE".

El terremoto político también ha colocado en una difícil tesitura a los aliados parlamentarios del Gobierno, que tienen difícil justificar ante sus electorados su apoyo a Sánchez. De ahí que, sin querer matar la gallina política de los huevos de oro forzando unos comicios anticipados, hayan exigido más explicaciones y contundencia con la corrupción: PNV, ERC, BNG, Compromís, Junts... e incluso Bildu, que exige al PSOE que actúe con "absoluta honestidad frente a la realidad que se está viendo en estos días".

Con Sánchez y el PSOE entre la espada y la pared, muchas miradas enfocan ahora al PP y a su líder, Alberto Núñez Feijóo, urgiéndole a presentar una moción de censura contra el presidente del Gobierno. Y no lo pide únicamente Vox, de gatillo fácil en esas cuestiones, sino también algunas voces de los populares, como la expresidenta madrileña Esperanza Aguirre, partidaria de lanzar esa iniciativa con el compromiso de convocar inmediatamente unas elecciones.

Para Feijóo, sin embargo, hacerlo sería en la práctica regalarle una victoria a Sánchez, lanzarle un balón de oxígeno en su peor momento político en siete años. "Desconfiad de quien quiere regalarle a Sánchez una mayoría parlamentaria que ha perdido", dijo ayer Feijóo en alusión a la insistente petición de Vox de que el PP dé un paso al frente y presente la moción.

Y es que el líder de los populares "no tiene fe" en que Sánchez dimita ni en que sus socios parlamentarios apoyen una moción de censura, aliados a los que "cada hora que pasa" ve "más cómplices" de la corrupción del Gobierno porque la están sosteniendo". Un diagnóstico en el que coincidió el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, quien subrayó que "simplemente no dan los números en este momento siendo realistas".

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