El caso Bermúdez: la sombra de García Luna que persigue a Adán Augusto

El fantasma de Genaro García Luna, el exsecretario de seguridad condenado en EE.UU., recorre los pasillos de la Cuarta Transformación y apunta directamente a una de sus figuras centrales: Adán Augusto López. La fuga de su protegido, Hernán Bermúdez, ha desatado un escándalo de narcopolítica que amenaza con dinamitar su capital político.

Ciudad de México.- En política, las comparaciones son tan inevitables como peligrosas. Y la que hoy persigue a Adán Augusto López es la más tóxica de todas: la de Genaro García Luna. El caso de Hernán Bermúdez Requena, su exsecretario de seguridad en Tabasco, ahora prófugo y acusado de liderar una célula del CJNG, se ha convertido en un espejo oscuro del escándalo que hundió al «superpolicía» de Felipe Calderón, y amenaza con generar una crisis de credibilidad sin precedentes para una de las figuras clave de Morena.

La narrativa es simple y demoledora: el hombre de confianza en materia de seguridad, el que debía combatir al crimen, era presuntamente parte de él. Para Adán Augusto López, las preguntas que se desprenden de este escándalo son directas, incómodas y no desaparecerán pronto.

La relación política entre Adán Augusto López y Hernán Bermúdez es el epicentro del escándalo. Fue López, como gobernador de Tabasco, quien en diciembre de 2019 lo nombró Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, depositando en él la máxima confianza para pacificar el estado.

Bermúdez se mantuvo en el cargo durante toda la gubernatura de López y continuó en la administración de su sucesor, Carlos Merino, hasta su renuncia en enero de 2024. Esta larga permanencia, a pesar de los crecientes rumores y la violencia en el estado, solidifica la percepción de que Bermúdez era una pieza fundamental del esquema de poder de Adán Augusto en Tabasco.

Lo que transforma este caso de una posible negligencia a un escándalo de proporciones mayúsculas es la revelación de los «Guacamaya Leaks» en 2022. La inteligencia militar del propio Estado mexicano ya había elaborado informes que señalaban los presuntos nexos de Bermúdez con el CJNG.

Esto plantea el cuestionamiento más grave para Adán Augusto López:

• ¿Tuvo acceso a estos informes de inteligencia mientras era gobernador o, posteriormente, como Secretario de Gobernación?
• Si tuvo acceso, ¿por qué no actuó? ¿Por qué permitió que un funcionario con señalamientos tan graves de la Sedena continuara al frente de la seguridad de su estado?
• Si no tuvo acceso, ¿revela esto una falla fundamental en la comunicación y coordinación de seguridad al más alto nivel del país?

El silencio o las evasivas ante estas preguntas solo alimentan la sospecha de una de dos posibilidades: una negligencia inexcusable o una complicidad deliberada.

«El gobierno no investiga a Adán Augusto López por su relación con Hernán Bermúdez», se ha informado desde fuentes oficiales. Aunque por ahora no hay una investigación formal en su contra, la presión política y mediática es ineludible.

Este escándalo es un regalo para los adversarios de Adán Augusto López, tanto fuera como dentro de Morena. La oposición ya ha comenzado a trazar paralelismos directos con el caso García Luna, utilizando el lema «el García Luna de la 4T» para atacar la credibilidad del partido en el gobierno y su discurso de «cero corrupción».

Internamente, las facciones rivales dentro de su partido pueden utilizar este caso para minar su influencia y su futuro político. El «caso Bermúdez» se convierte en un lastre, una mancha que será recordada en cada negociación, en cada aspiración y en cada debate público.

Adán Augusto López enfrenta la mayor crisis de su carrera política. Su capacidad para responder a estas acusaciones de manera creíble y transparente determinará si puede sobrevivir a la sombra de su protegido o si el «Comandante H» lo arrastrará con él.