El reino del cotilleo

Manu Leguineche lo dejó escrito: “La prensa no es el cuarto poder; el cuarto poder en España es el cotilleo”. Llevamos semanas comprobando que el diagnóstico resultó cierto y profético: este país vive chapoteando en el chismorreo, histórico deporte nacional que tanto enriqueció la creación, desde el teatro de García Lorca a las ocurrencias cómicas de José Mota. Se puede decir que vivimos una edad de oro del género, posible consecuencia de la busca de una válvula de escape de tanta tensión política. La fachosfera se regodea en una noche pecadora, real o imaginada en el parador de Teruel. La actuación judicial en torno a doña Begoña Gómez todavía no encontró una prueba sólida para imputarla, pero hace volar la imaginación de las sobremesas. Y esta semana, el no va más: en ese hervidero conspirador que es Madrid, la pasión epistolar de la pareja hoy desavenida de Pedro y José Luis. Pedro es Sánchez, a quien tantas ganas le tienen, y José Luis es Ábalos, personaje que Galdós habría inmortalizado en sus Episodios nacionales.
Pasados cinco días del comienzo de la publicación del serial en El Mundo , con singular repercusión en otros medios privados y gran escandalera en la sesión de control del Congreso, parece procedente plantear si el contenido de los textos es tan trascendente como grandiosa fue su resonancia. Mi respuesta es: el valor de ese contenido se limita al morbo, no creo que vaya a cambiar el destino de este Gobierno, pero sí tiene valores y lecciones que el Partido Socialista no debiera menospreciar.
Pedro Sánchez
Dani DuchNo debiera menospreciarlos porque, si esos sucesos no hacen historia, sí ayudan a entender a sus protagonistas. Lo primero que queda de manifiesto en este caso es la debilidad de los creadores de frases: es la primera vez que no encuentran una que los ministros puedan repetir en cascada en los telediarios. Están desconcertados. Lo segundo, el cinismo imperante, que legitimó la publicación del “sé fuerte, Luis” de Rajoy, pero considera un delito divulgar correspondencia de Sánchez. Lo tercero, que volverá a plantear el viejo conflicto entre derecho a la intimidad e interés público y hasta ahora todas las sentencias estuvieron a favor del interés general. Y lo cuarto, una defensa de la integridad de Sánchez, al menos en este capítulo: si un jefe de gobierno no puede interesarse por el rescate de una gran empresa como Air Europa, ¿para qué sirve?
Apuntado eso, henos aquí ante unos documentos que desnudan al presidente ante la sociedad. Esa desnudez quizá sea lo que más molesta en la Moncloa, porque muestran a un Sánchez que no es tan bondadoso como aparenta su rostro, todo corazón y tolerancia cuando aparece en televisión. Tiene una vis irascible que, por los calificativos que dedica a Page o Lambán, ni siquiera acepta la crítica de sus leales. Es inútil, por tanto, que esperemos de su actitud ninguna disposición al pacto, ni siquiera al diálogo con oponentes como Núñez Feijóo. Los watsaps divulgados facilitan mucho el análisis político. Pero, y eso es lo triste, facilitan también la acusación de autoritario que tanto gusta a la oposición.
RETALES
Starmer. Interesante: ver al premier británico en reuniones de líderes europeos, a pesar del Brexit; más que Pedro Sánchez, por cierto. Intrigante: su dureza contra la inmigración. Inquietante: esa dureza ya no es exclusiva de la extrema derecha. La izquierda laborista la acaba de asumir.
Regalos. Dice Trump que sería estúpido rechazar el avión que le regala Qatar. Yo tampoco lo rechazaría, pero me sugiere una pregunta comparativa: ¿sería también estúpido que un rey rechazase el regalo de 100 millones de dólares de otra monarquía?
Feijóo. Expectación ante el próximo congreso del PP. Mes y medio por delante de especulaciones sobre la nueva dirección y gran protagonismo de Feijóo. Lo trascendente para el país es otra cosa: saber si el PP se acerca, se distancia o rompe con Vox.
Fiscal. Aleluya: el Gobierno se dispone a garantizar la autonomía del fiscal general del Estado ya prevista por la ley. Es un avance democrático, pero también una confesión: si hay que cambiar con ese fin, es que dicha autonomía no está garantizada. Y por tanto, no se respeta.
Consulta. Hoy se cierra la consulta pública sobre la opa del Sabadell. Su resultado será secreto y no vinculante. Quizá sea útil para el ministro Cuerpo, no lo sé. Para los demás ciudadanos, una consulta cuyos resultados se ocultan y no obligan a nada, ¿a qué suena? Por ser suaves, a tomadura de pelo.
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