Feijóo lanza ya su carrera presidencial y aspira a poder gobernar en solitario

Urbi et orbi. A la ciudad, es decir, a los más próximos, a los suyos, y al mundo, al resto de los españoles. Si el sábado, en calidad de candidato a presidir el PP, Alberto Núñez Feijóo subió al estrado en mangas de camisa y se fijó el objetivo de conseguir diez millones de votos mediante la aplicación de su “manual de decencia”, ayer, en la jornada de clausura del cónclave popular, se invistió del manto presidencial y, con americana y sin corbata, presentó su hoja de ruta para llegar a la Moncloa.
El fondo azul de la víspera dio paso a las banderas de España y Europa y el acto acabó con todo el auditorio de pie mientras sonaba el himno nacional. El mensaje estaba claro: Feijóo aspira a convertirse en el próximo presidente del Gobierno y para ello, con el aval de más del 99% en su partido, se lanzará a una carrera en la que no solo pretende alcanzar la meta el primero, sino hacerlo, además, con suficiente ventaja como para que nadie más se suba al podio.
“O Sánchez o yo”, es el dilema que Feijóo plantea para erigirse en única alternativa real al “sanchismo”El líder popular quiere gobernar en solitario, pero no por ello plantea líneas rojas o “cordones arbitrarios” a la ultraderecha, a la que se acerca en algunos de sus postulados, sobre todo en el flanco de la lucha contra la inmigración ilegal, marco ideológico compartido en buena medida con Vox, tal vez por puro pragmatismo y, eso sí, sin acatar sus “discursos de odio”.
Con la coraza de hierro de los perfiles que ha reforzado en su núcleo duro, Miguel Tellado en la todopoderosa secretaría general y Ester Muñoz como nueva portavoz en el Congreso, las posibles fugas de electores hacia la formación de Santiago Abascal se cree taponada.

Ayuso durante su discurso ayer en el XXI congreso nacional del PP
Dani DuchLa sangría ultra ya se detuvo en las últimas elecciones, cuando los de Santiago Abascal retrocedieron en 19 escaños, y el campo que se abre ahora para el PP es el del centro: de ahí que, en presencia de José María Aznar, paladín del radicalismo que en su incendiaria intervención llegó a señalar a Pedro Sánchez el camino de la cárcel por sus malas compañías, Feijóo sacara a relucir el proyecto reformista con el que el entonces líder popular llegó al gobierno en 1996.
A ese precedente, y sobre todo a las mayorías absolutas que llegaron luego, primero con Aznar y luego, después de los gobiernos del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, con Mariano Rajoy, es al que se remonta Feijóo para exhibir su programa de regeneración institucional, con el que busca achicar el espacio de los extremos y que las minorías no se lleven el gato al agua. “Es mejor ser claros, fuera de la ley y de la Constitución, nada de nada”, sentenció para dejar fuera de cualquier negociación solo a Bildu, hasta que no pida perdón a las víctimas de los crímenes de ETA.
El líder popular no cierra la puerta a pactar con Vox y se acerca a sus ideas en inmigración ilegalPero no solo se dirigió a las minorías nacionalistas, con las que la ponencia política del PP, después de los intentos del líder del PP de Catalunya, Alejandro Fernández, de cerrarles el paso si subvierten el espíritu constitucional, se muestra conciliadora en aras de la gobernabilidad, sino a las formaciones de toda índole que han atomizado el Congreso y que con pocos escaños pretenden imponer su programa. Lo que quiere Feijóo es presentarse como el adalid de una especie de frente amplio de concertación nacional.
“O Sánchez o yo”, es la disyuntiva con la que se erigió en única alternativa real a lo que la oposición en bloque ha dado en llamar sanchismo, y ese dilema es el que quiere que resuelvan a su favor las urnas cuando el presidente del Gobierno arroje definitivamente la toalla: “Este es el acto fundacional de un nuevo tiempo”, sentenció triunfal ante un auditorio totalmente entregado que cuenta ya los días para regresar al poder.
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Con la maquinaria engrasada y las filas en perfecto estado de revista, solo falta saber cuándo acabará esta atribulada legislatura. En el PP lo fían todo a una carrera corta que pueda terminar este mismo año, y de ahí ela fortaleza que ha querido mostrar Feijóo: “La presidencia del Gobierno exige grandeza y yo la voy a tener”, prometió en contraposición a un Sánchez que, “al revés”, no ha hecho sino “reventar todos los consensos”.
Feijóo busca que las minorías nacionalistas y de otra índole no pretendan imponer sus programasEn un nuevo alarde de su cartesianismo, que destacó más si cabe después de un discurso sin estructura como el de Ayuso, el líder popular, formado en la tradición escolar de la Iglesia, desglosó un decálogo con las medidas que pondrá en marcha en los primeros cien días de su anhelado gobierno y con la mencionada regeneración democrática en el frontispicio.
Le seguirán, entre otras propuestas, un plan de vivienda, una bajada de impuestos, la mejora del sistema sanitario, un pacto nacional del agua, el refuerzo de la seguridad y la defensa y una ley de lenguas.
Ayuso: “El partido es tuyo”Isabel Díaz Ayuso, pese a las expectativas que despertaba como anfitriona del cónclave, optó ayer por un discurso de cierre de filas en torno al reelegido líder popular, Alberto Núñez Feijóo, al que ofreció un respaldo total para “derribar el muro del sanchismo”. Lo hizo sin protagonismos internos ni enmiendas al rumbo oficial del partido, aunque sí con algún reproche indirecto. Concretamente, a través de su habitual dureza contra el nacionalismo catalán con la que amenaza con entorpecer una vez más los esfuerzos de Génova por abrir una vía de interlocución con Junts como la que inició la semana pasada Miguel Tellado. “El PP debe estar preparado porque va a volver el golpe en Catalunya”, advirtió la madrileña. Lejos de abrir una batalla ideológica interna, como se llegó a temer hace unas semanas en el seno del PP, optó por contenerse y sumar. Aunque hace apenas un mes agitaba la necesidad de abrir el debate sobre el aborto, la eutanasia o los vientres de alquiler, y reclamaba un sistema de primarias basado en “un afiliado, un voto”, tanto ella como su equipo, pilotado por Miguel Ángel Rodríguez, aceptaron que “no es el momento” de librar ese pulso. “El partido es tuyo, estaremos en todo momento a tu lado. Madrid es tu casa”, respaldó Ayuso al líder del PP.
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