La ‘tercera vía’ de Macron: rechaza la guerra y pide negociación

Mientras Washington y Londres parecen marchar al unísono hacia la confrontación, París traza una ruta marcadamente diferente. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha lanzado una dura advertencia contra un cambio de régimen en Irán por la vía militar, argumentando que conduciría al «caos» e insistiendo en que la negociación es el único camino posible.
En un escenario internacional cada vez más polarizado, Francia ha decidido jugar su propia partida diplomática. La postura del Elíseo se desmarca claramente de la de sus principales aliados anglosajones, posicionando a Macron como una voz de la moderación estratégica y reviviendo la tradicional independencia de la política exterior francesa.
La posición de Emmanuel Macron ha sido inequívoca y se sustenta en una doble negación: no a un Irán nuclear, pero no a una guerra para evitarlo. El gobierno francés ha pedido oficialmente «contención» para evitar una ampliación del conflicto , pero el propio presidente ha ido más allá.
Macron ha afirmado que «nada justifica los ataques sobre infraestructuras energéticas y poblaciones civiles». Su argumento central es que, si bien es imperativo que Irán nunca obtenga un arma nuclear, recurrir a la fuerza militar para derrocar al gobierno de Teherán sería «el mayor error que podemos cometer», ya que sumiría a toda la región en el «caos».
A diferencia de otros líderes que se han limitado a hacer llamamientos genéricos a la calma, Macron ha puesto sobre la mesa una hoja de ruta diplomática concreta. Su propuesta busca una negociación amplia y ambiciosa que aborde tres puntos clave:
* El programa nuclear: Volver a someterlo a una estricta supervisión internacional con el objetivo final de «cero enriquecimiento» de uranio.
* Los misiles balísticos: Incluir en el acuerdo una reducción y limitación del arsenal de misiles de Irán, una de las mayores preocupaciones de seguridad para Israel y los países del Golfo.
* La actividad regional: Abordar la financiación por parte de Irán a grupos proxy (como Hezbolá en Líbano o los hutíes en Yemen) que desestabilizan la región.
Curiosamente, esta propuesta de una negociación amplia que incluya a todos los actores y todas las armas de la región no es del todo nueva. En el pasado, el propio Irán había sugerido la creación de una zona libre de armas nucleares en Oriente Medio, una propuesta que requeriría también la inspección del arsenal (no declarado) de Israel.
La postura de Macron es una calculada reafirmación de la relevancia estratégica de Francia y, por extensión, de Europa. Al negarse a seguir ciegamente la estela de Estados Unidos, intenta labrar un papel para Francia como un mediador diplomático indispensable, un poder de equilibrio capaz de hablar con todas las partes. Es un eco de la tradición gaullista de independencia en política exterior, una señal al mundo de que existe una alternativa a la simple elección entre los bandos de Washington y Teherán, y esa alternativa, sugiere Macron, pasa por París.
La Verdad Yucatán