La curiosa razón por la que tu fecha de nacimiento y tu peso pueden estar relacionados

Comer bien, con una dieta variada y equilibrada en cuanto a nutrientes; hacer ejercicio con regularidad; y mantener un estilo de vida saludable (que incluye unas relaciones sociales sanas) son clave para mantener un peso estable y no engordar. En España, los mensajes en este sentido de los expertos coinciden.
Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Nature Metabolism sugiere una conexión sorprendente entre nuestra fecha de nacimiento, la estación del año en la que fuimos concebidos, y nuestro Índice de Masa Corporal (IMC). Esta conclusión supone un gran avance en la pérdida de peso, aunque en este particular poco depende de nosotros.

El Índice de Masa Corporal (IMC) es el cálculo que utiliza la altura y el peso para estimar la grasa corporal. Se dice que mantenerse dentro del rango adecuado de peso reduce el riesgo de padecer enfermedades graves como cardiopatías, hipertensión y diabetes tipo 2. Para lograrlo, se suele poner el foco en cuidar la dieta, hacer ejercicio cada día adaptado a las circunstancias, y un buen estilo de vida.
Los expertos consideran desde hace muchos años, avalado por infinidad de investigaciones, que dormir lo suficiente, evitar el estrés, consumir alimentos ricos en nutrientes y realizar actividad física son clave para mantener un IMC saludable. Sin embargo, un nuevo estudio ha descubierto otro factor que podría influir en la ecuación.

La investigación publicada en la revista Nature Metabolism explora la relación entre las condiciones climáticas y la fisiología de una persona a lo largo de su vida. Los resultados son muy sorprendentes: las personas concebidas durante los meses más fríos, según los investigadores, podrían presentar un IMC más bajo y menos grasa alrededor de los órganos internos, según informa The Independent.
El estudio de la Universidad de Tohoku, en Japón, analizó a 683 hombres y mujeres sanos de entre tres y 78 años y descubrió que quienes fueron concebidos durante una estación fría presentaban una mayor densidad de tejido adiposo pardo. Este tejido genera calor para ayudar al cuerpo a mantener su temperatura corporal, incluso en recién nacidos y en ambientes fríos.
Una mayor densidad de este tejido se ha relacionado con una menor acumulación de grasa interna en la edad adulta, lo que significa que las personas concebidas durante una estación fría podrían presentar un IMC más bajo. A diferencia del tejido adiposo pardo, el tejido adiposo blanco es el tipo de grasa más abundante en el cuerpo. Las investigaciones han demostrado que, con temperaturas más bajas, se almacena menos grasa que en condiciones más cálidas.

La obesidad es un factor de riesgo clave de fallecimiento por diversos motivos, y se estima que más de mil millones de personas viven con niveles muy altos de grasa corporal. En términos generales, se estima que una persona tiene obesidad si supera en un 20 por ciento su peso ideal.
Los científicos han demostrado con el nuevo estudio que las temperaturas exteriores más bajas y las mayores fluctuaciones térmicas diarias durante el período de fecundación son determinantes clave de la actividad del tejido adiposo pardo.
Las personas cuyas madres concibieron durante las estaciones frías presentan una mayor actividad del tejido adiposo pardo, termogénesis adaptativa, mayor gasto energético total diario y menor índice de masa corporal y acumulación de grasa visceral, afirman los investigadores del estudio.

Aunque nuestro Índice de Masa Corporal depende en gran medida de la época del año en la que hemos sido concebidos, hay algunas medidas que podemos adoptar para intentar reducirlo lo máximo posible, para evitar el sobrepeso y las enfermedades que lleva asociadas.
En primer lugar, es importante realizar al menos cinco sesiones de media hora de actividad moderada a la semana, como por ejemplo caminar a paso ligero. Consumir cinco porciones de fruta y verdura al día también está recomendado, puesto que además de ser bajas en grasa, contienen antioxidantes que ayudan a prevenir enfermedades graves.
El alcohol también aumenta el IMC, por lo que los expertos recomiendan no beber más de tres unidades de alcohol al día para las mujeres (un botellín de cerveza o una copa pequeña de vino es una unidad). Las comidas preparadas tampoco son buena idea, por lo que debemos limitar su consumo, puesto que están repletas de grasas saturadas que aumentan el colesterol y, con él, el riesgo de enfermedad cardiaca.
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