Seleccione idioma

Spanish

Down Icon

Seleccione país

Mexico

Down Icon

Un estudio explica las resistencias biológicas que favorecen el ‘efecto rebote’ en la obesidad

Un estudio explica las resistencias biológicas que favorecen el ‘efecto rebote’ en la obesidad

La obesidad tiene memoria y deja una huella profunda en el organismo. Aunque el imaginario colectivo haya simplificado el exceso de grasa corporal como una falta de voluntad del individuo, pereza o vaguedad para bajar de peso, la ciencia está demostrando que tras la obesidad hay mecanismos extremadamente complejos que van más allá de las intenciones o el empeño individual para desafiar a la báscula. Un estudio publicado este miércoles en la revista Nature ha descrito cómo se comporta el tejido adiposo (la grasa corporal) en la obesidad y tras una cirugía de pérdida de peso; y ha descubierto que, efectivamente, al perder kilos, se producen cambios clave a nivel molecular que explican esos beneficios que se ven en la salud, pero también persisten unas resistencias biológicas que favorecen el efecto rebote y empeoran a largo plazo la disfunción metabólica.

En concreto, los investigadores han revelado que, aunque la pérdida de peso restablece algunos mecanismos moleculares alterados en la obesidad —se eliminan células dañadas y se metabolizan más las grasas nocivas—, hay procesos y comportamientos celulares anómalos que perduran. En concreto, han apuntado, hay células del sistema inmunitario que se quedan preparadas para una posible recuperación de los kilos perdidos. “Este estudio refuerza el mensaje de que la pérdida de peso puede ser muy beneficiosa para la salud, pero no es perfecta. Mantenerse delgado es la situación más saludable. La investigación también da información nueva para explorar mejores maneras de tratar enfermedades perjudiciales causadas por la obesidad”, sintetiza William Scott, investigador del Imperial College London y autor del estudio.

No es la primera vez que la ciencia señala que la memoria de la obesidad está escrita en sus células. Hace menos de un año, otra investigación también mostró, en modelos de ratones y en células humanas, un mecanismo molecular —en concreto, cambios epigenéticos— en el tejido graso que predispone a ganar peso tras haberlo perdido. El nuevo estudio publicado en Nature ha encontrado que hay unas células del sistema inmune, los macrófragos, que permanecen activadas tras bajar de peso. Esto significa que se quedan en una posición favorable para “desencadenar una posible recuperación de peso y empeorar la disfunción metabólica”, explican en el artículo.

La investigación, que analiza más de 170.000 células del tejido adiposo de 70 personas (controles sanos y personas con obesidad antes y después de la cirugía bariátrica), ha logrado construir una especie de atlas que ilustra cómo se remodela la grasa corporal al bajar de peso, cuenta Scott: “Una de las principales funciones de los adipocitos [células del tejido adiposo] es almacenar y liberar grasas cuando las necesitamos. En la obesidad, los adipocitos se vuelven demasiado grandes y no pueden almacenar más grasas, lo que provoca que las grasas dañinas se depositen en lugares inadecuados. Descubrimos que la pérdida de peso parece activar el reciclaje de grasa en los adipocitos. Creemos que este reciclaje reabsorbe las grasas dañinas de otros órganos, lo que tiene efectos beneficiosos para la salud general y de los órganos”, apunta el científico en una respuesta por correo electrónico.

Tras la pérdida de kilos, los investigadores observaron un descenso de la senescencia, un proceso por el que las células dejan de reproducirse, pero no mueren, sino que se quedan ahí en los tejidos, liberando sustancias que pueden causar inflamación y daño a las células vecinas. Y también vieron que se reduce la hipertrofia de los adipocitos: “Cuando los adipocitos crecen demasiado y se estiran demasiado, dejan de funcionar correctamente y liberan señales de estrés perjudiciales. Un hallazgo interesante fue que la pérdida de peso reduce la hipertrofia adipocítica y la respuesta al estrés. Cuando esto ocurre, los adipocitos comienzan a reciclar activamente las grasas dañinas. Estos efectos, ya sea individualmente o en combinación, parecen ser beneficiosos para la salud”, sostiene Scott.

Cambios arraigados en las células

La pérdida de peso revierte muchos cambios moleculares que se producen en la obesidad, pero no todos, advierte el científico británico: “Creemos que esto se debe a que algunos cambios se arraigan en nuestras células, lo que dificulta su eliminación. En nuestro estudio, esta resistencia pareció ser más fuerte en las células inmunitarias que en los adipocitos”, explica, en alusión a esos macrófagos que permanecen activados. A pesar de la pérdida de peso, estas células inmunitarias inflamatorias, que se infiltran en la grasa de las personas con obesidad, no se recuperaban del todo.

A propósito de los hallazgos científicos que respaldan una memoria de la obesidad incrustada en las células, Scott considera que estas alteraciones persistentes en el organismo puede tener dos consecuencias importantes para los pacientes: “La memoria epigenética puede promover el efecto yoyó y conducir a la recuperación de peso. Pero, igualmente importante, puede dejar una memoria inflamatoria en la grasa que empeora futuras complicaciones de salud tras la recuperación de peso”.

Daniel Castellano, investigador doctor en el departamento de Especialidades Quirúrgicas, Bioquímica e Inmunología de la Universidad de Málaga y del Laboratorio de Oncobiota del Grupo de Investigación Clínica y Traslacional en Cáncer de IBIMA, fue coautor de esa otra investigación en la que identificaban cambios epigenéticos en el tejido graso que predispone a recuperar peso. Son “trabajos complementarios”, dice en alusión a este nuevo estudio, en el que no ha participado. “Esta investigación nos da una comprensión de cómo es la celularidad del tejido adiposo y podemos ver cómo hay una remodelación de varios tipos celulares: existen distintos tipos celulares que, con lo que ellos liberan o producen, podrían estar afectando a otros subtipos celulares y contribuyendo a lo que nosotros vemos en el núcleo de la célula, que es la epigenética”.

Andreaa Ciudin, jefa de la Unidad de Tratamiento Integral de la Obesidad del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo), asegura que la investigación de Scott, en la que tampoco ha participado, constata que “el tejido adiposo tiene memoria y eso justifica la reganancia ponderal y la recuperación de peso”. “El mensaje más importante es que hay biología detrás de esta reganancia ponderal tras la restricción calórica que hagas. Hay que quitarle la culpa a las personas”, destaca.

El mensaje más importante es que hay biología detrás de esta reganancia de peso tras la restricción calórica que hagas. Hay que quitarle la culpa a las personas"

Andreaa Ciudin, jefa de la Unidad de Tratamiento Integral de la Obesidad del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona

Ana Belén Crujeiras, directora del grupo de Epigenómica en Endocrinología y Nutrición del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela (IDIS) y el CIBEROBN, también destaca que investigaciones como esta “refuerzan la necesidad de prevenir la obesidad porque, cuando se desarrolla, se establece una memoria epigenética e inflamatoria que es muy difícil de revertir”. La investigadora, que es también vocal de la Seedo, recuerda, además, que, en términos de impacto en la salud, “hay evidencia de que el efecto yoyó es peor porque se repotencia el estado inflamatorio” y la inflamación es, precisamente, el “vínculo molecular” que une la obesidad con el desarrollo de otras enfermedades, como diabetes, cáncer o problemas cardiovasculares, abunda la científica.

Una de las grandes incógnitas que queda por descubrir, apunta Ciudin, es si los nuevos tratamientos contra la obesidad, como el Ozempic, “jugarán algún papel para evitar esa reganancia de peso”. Tampoco está claro, admite Scott, si la remodelación molecular que han descrito después de la cirugía bariátrica sería similar tras otra técnica de restricción calórica, como las dietas tradicionales o los propios fármacos antiobesidad. “Descubrimos que la pérdida de peso provoca numerosos cambios en el tejido adiposo. Para nosotros, la pregunta más importante ahora es cuáles de estos cambios son los más importantes para la salud”, conviene el científico.

EL PAÍS

EL PAÍS

Noticias similares

Todas las noticias
Animated ArrowAnimated ArrowAnimated Arrow