Yeusvi Flores: No debemos ignorar los miomas uterinos

Agradezco profundamente que Lupita Nyong’o haya decidido compartir públicamente su experiencia con los miomas uterinos, una condición que muchas mujeres sufren en silencio.
Al denunciar la normalización del dolor femenino —como cuando afirma que “nos enseñan que la menstruación significa dolor y que el dolor es parte de ser mujer”—, Lupita rompe un tabú y nos inspira a escuchar los síntomas y a reflexionar sobre la salud femenina.
En la Península de Yucatán, muchas mujeres viven con síntomas como sangrados abundantes, dolor pélvico o cansancio sin saber que detrás puede haber un problema muy frecuente: los miomas uterinos. Estos tumores benignos (es decir, no cancerosos) se forman en el útero y pueden aparecer a cualquier edad durante la vida reproductiva, especialmente entre los 30 y 50 años. Se calcula que hasta 7 de cada 10 mujeres pueden presentar miomas en algún momento.
Los miomas, también llamados fibromas, pueden variar mucho en tamaño, desde pequeños nódulos que pasan desapercibidos hasta masas grandes que aumentan el volumen abdominal. Dependiendo de dónde se ubiquen reciben su nombre: intramurales (se desarrollan en el espesor de la pared uterina), submucosos (crecen hacia el interior del útero y suelen causar más sangrado) y subserosos (se proyectan hacia la parte externa del útero).
No todas las mujeres sienten molestias, pero cuando los miomas generan síntomas estos suelen ser muy característicos, incluyendo sangrado menstrual abundante o prolongado, dolor o presión en la pelvis, cansancio extremo, necesidad frecuente de orinar o estreñimiento, dificultad para embarazarse o abortos espontáneos recurrentes.
El diagnóstico generalmente se hace con un ultrasonido pélvico, una prueba sencilla y sin dolor. El tratamiento dependerá de la edad de la mujer, los síntomas, el tamaño y número de miomas, así como de su deseo de tener hijos en el futuro.
Los miomas uterinos no son cáncer, pero sí pueden causar problemas importantes si no se detectan y tratan a tiempo. Por ello, las revisiones ginecológicas anuales son fundamentales, aun si no hay síntomas.
Cuidar la salud reproductiva es una necesidad. No ignores señales como sangrados abundantes, dolor pélvico o cansancio extremo. Tu cuerpo siempre habla: escucharlo y acudir al médico puede marcar la diferencia entre vivir con limitaciones o disfrutar plenamente de tu vida.
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