El politólogo ucraniano Yevhen Mahda: El tango en las tumbas de las víctimas de Volinia no nos traerá nada

Sí, y con gran atención. No es de extrañar. En primer lugar, Polonia es nuestro socio estratégico, a través de cuyo territorio se realiza la mayor parte del suministro de equipo militar. Fue Polonia la primera en ofrecernos ayuda. En segundo lugar, el presidente Andrzej Duda está finalizando su segundo mandato, y su papel como "abogado de Ucrania" fue de gran importancia para nosotros. En tercer lugar, debido a la ley marcial, hoy no se celebran elecciones en Ucrania, por lo que seguimos con mayor atención lo que ocurre en nuestros países vecinos. Y, por último, cerca de dos millones de ciudadanos ucranianos viven en Polonia: trabajadores y refugiados de guerra. Para ellos, Polonia es ahora su segundo hogar .

Mi opinión puede diferir del tono dominante en el espacio público ucraniano, pero creo que la elección de Karol Nawrocki es una decisión de los ciudadanos polacos y debe ser respetada. En Ucrania, su figura genera sentimientos encontrados, pero lo considero un interlocutor difícil, pero pragmático, para las conversaciones. Lo cierto es que el idilio en las relaciones polaco-ucranianas no terminó con su elección: nadie elige a sus vecinos.

Lamentablemente, fue un error. En nuestras relaciones con Polonia, cometemos muchos errores —por usar el lenguaje deportivo— innecesarios. Vivimos con la ilusión de que los polacos conocen bien a los ucranianos, y los ucranianos conocen bien a los polacos. Eso no es cierto, aunque esta ilusión se traslada incluso al ámbito internacional. No podemos simplificar los problemas existentes; al contrario, debemos analizarlos y buscar soluciones constructivas.

Creo que Polonia ha sido constante en su apoyo. No he hablado de esto directamente con personas del círculo del presidente Zelenski, pero conviene recordar que las decisiones en la UE se toman por consenso. Estoy seguro de que la diplomacia polaca ha utilizado la presidencia de la UE para llamar la atención de sus socios sobre los asuntos ucranianos.

Por ahora, es difícil esperar un apoyo entusiasta de Karol Nawrocki. Pero sería igualmente erróneo pensar que Polonia nos dará la espalda; no le conviene a sus propios intereses estratégicos.

La mejor respuesta fue, en mi opinión, la organización de la exhumación de las víctimas de la Segunda Guerra Mundial en Puźniki, en la región de Ternopil, durante la campaña. Se trata de una acción con visión de futuro y estas exhumaciones continuarán. Por supuesto, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania también respondió a la decisión del Sejm de la República de Polonia de establecer un día en memoria de las víctimas de la tragedia de Volyn , y no veo nada extraordinario en ello.

Me resulta difícil asumir la responsabilidad ante los funcionarios ucranianos; no trabajo en la administración estatal, aunque apoyo firmemente la expansión del programa conjunto de relaciones bilaterales. Si nos centramos exclusivamente en la historia y bailamos sobre las tumbas de las víctimas de Volinia, ese tango no nos aportará nada. Polonia y Ucrania tienen un amplio campo de cooperación: el ámbito técnico-militar, la energía, los proyectos de infraestructura y la participación de empresas polacas en la reconstrucción de Ucrania. Necesitamos un proyecto nuevo, ambicioso y práctico que sea un símbolo de cooperación a ambos lados de la frontera. Tuvimos la Eurocopa 2012. ¿Quizás sea ahora el momento de un programa conjunto de misiles?

La diáspora ucraniana está transformando el tejido social de la Polonia actual, restaurando la situación de la época de la Segunda República Polaca. Cabe distinguir entre dos grupos: unos dos millones de trabajadores migrantes, la mayoría de las veces sin derechos políticos, y unos 50 mil exciudadanos ucranianos que han aceptado la ciudadanía polaca. Los políticos que opten por un modelo de sociedad multinacional y una nueva política oriental saldrán ganando, aunque todavía no. Los xenófobos y radicales saldrán perdiendo. Los ucranianos se están integrando bien, aunque no todos quieren romper lazos con su patria. Y no conozco ningún caso de despido de un polaco para contratar a un ucraniano; eso es un mito. Los ucranianos encuentran su lugar, trabajan eficazmente y contribuyen significativamente a la economía polaca.

La campaña demostró que esta es la decisión de la sociedad polaca. Por supuesto, se esperaba más de Ucrania, pero la ayuda de Polonia desde el primer día de la invasión rusa es innegable. Polonia debería ser nuestro armero y logístico.

Tenemos hasta el 6 de agosto, fecha de la toma de posesión de la presidencia de Karol Nawrocki , para identificar claramente todos los puntos sensibles de la relación y proponer nuestras propias soluciones, tanto oficiales como extraoficiales. Lo más importante es no perder el clima de confianza que prevalece actualmente entre Varsovia y Kiev.

Esta lista no puede comenzar con la tragedia de Volinia. Sabemos que la política de la memoria tiene un significado diferente en Polonia y Ucrania, especialmente en tiempos de guerra. No podemos cerrar los ojos ante el difícil pasado, pero tampoco podemos mirar solo hacia atrás.

Sí, la exhumación es la única manera de conmemorar con dignidad y conocer la verdad. Estas acciones deben llevarse a cabo con respeto y diálogo; esto es crucial.

Mientras enterremos a las víctimas de la agresión rusa a diario, es difícil hablar de cambiar las prioridades en la política de la memoria. Ucrania tiene otros objetivos; debemos sobrevivir. El lema "Gloria a Ucrania" no se dirige contra Polonia, sino contra Rusia, que trae muerte y destrucción.

Es mejor tener una hermandad difícil pero que ser tratado como un pez gordo. Los ucranianos han demostrado durante los últimos 40 meses que no están aquí por casualidad, que pueden luchar por lo que les pertenece. Los amigos polacos deberían pensar en qué ocurrirá si Ucrania cae. Pero sabemos que no ocurrirá. Y lucharemos por nuestro futuro común y el vuestro.

Yevhen Mahda

Foto: material de prensa.