Una ciudad de siete millones de habitantes al borde de la tragedia. El agua podría agotarse pronto.
El informe señala que el acceso al agua en la ciudad es tan limitado que supone una lucha diaria para los residentes. Algunos hogares gastan hasta el 30 % de sus ingresos en agua, y más de dos tercios de los residentes de la ciudad se han endeudado para comprarla. «Afganistán tiene muchos problemas, pero la falta de agua es uno de los más graves», declaró Nazifa, profesora del distrito de Khair Khana de Kabul, a The Guardian. «Todos los hogares tienen dificultades, especialmente aquellos con bajos ingresos», añadió.
La dramática situación en Kabul se ve agravada por las empresas que intentan aprovechar la crisis para lucrarse. Están excavando nuevos pozos en la ciudad, extrayendo agua de fuentes públicas y vendiéndola a los residentes a precios inflados. «La situación empeora cada día. Tememos que los precios suban aún más», señala Nazifa.
Kabul se está quedando sin agua. Esto se debe a la urbanización y al cambio climático.Como señalan los expertos, la causa de la crisis en Kabul no es solo el cambio climático, sino también la rápida urbanización. Desde 2001, la población de la ciudad se ha septuplicado, pasando de menos de un millón a siete millones de personas. «El problema también se agrava por la falta de una gestión centralizada y la introducción de regulaciones adecuadas», señalan los expertos.
En 2025, la ONU afirmó que necesitaría 264 millones de dólares para los programas de agua y saneamiento planificados en Afganistán, pero hasta la fecha solo se han recaudado 8,4 millones. Además, 3.000 millones de dólares en apoyo internacional para proyectos de agua y saneamiento han estado congelados desde que los talibanes tomaron el poder en 2021. La crisis se ha agravado aún más por los recortes de la ayuda estadounidense, que han reducido la financiación en más del 80 %.
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“Todo depende de la ayuda externa”, enfatiza Dayne Curry. “Podemos gastar millones de dólares en soluciones a corto plazo y llamarlas una solución, pero las necesidades no desaparecerán hasta que invirtamos en soluciones a largo plazo. Y ahí es donde los gobiernos extranjeros se detienen: por consideraciones políticas”, señala. “El agua es un derecho humano y un recurso natural de Afganistán. No es un asunto político. Me rompe el corazón ver las flores y los árboles frutales del jardín: todos se están marchitando. Pero ¿qué podemos hacer? Vivimos en un estado militar, así que no podemos simplemente informar del problema al gobierno”, añade la profesora afgana Nazifa, citada por The Guardian.
Los investigadores indican que uno de los proyectos que podría mejorar la situación de Kabul es la construcción de un acueducto desde el río Panjsher. Los expertos señalan que este proporcionaría agua potable a los dos millones de habitantes de la ciudad. Sin embargo, actualmente se encuentra a la espera de la aprobación presupuestaria, pues aún faltan 170 millones de dólares. Las autoridades afganas buscan nuevos inversores dispuestos a apoyar el proyecto.
RP