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Ya es hora de la negociación colectiva.

Ya es hora de la negociación colectiva.

Opinión del socio: NSZZ "SOLIDARNOŚĆ"

Tras un largo periodo de retraso y un flagrante incumplimiento del plazo para la implementación de la Directiva 2022/2041/CE de la UE, el gobierno polaco finalmente ha presentado al Parlamento un proyecto de ley sobre convenios colectivos. Este proyecto, entre otros objetivos, busca implementar el artículo 4 de la directiva, relativo al fomento de la negociación colectiva. El Sejm aprobó el proyecto de ley el 15 de octubre de 2025 (actualmente se encuentra en trámite en el Senado). Este avance, que a primera vista puede parecer técnico, aborda en realidad un problema clave del mercado laboral polaco: la falta de mecanismos eficaces de negociación colectiva, que durante mucho tiempo han sido un instrumento fundamental para la regulación no confrontativa de la relación entre el trabajo y el capital en las democracias desarrolladas.

El porcentaje más bajo de la UE

Polonia tiene el menor porcentaje de empleados cubiertos por convenios colectivos de toda la Unión Europea: según datos de la OCDE, se sitúa por debajo del 12%, mientras que la media de la UE supera el 60%, y en España, Francia y los países nórdicos esta cifra alcanza entre el 70% y el 90%. Incluso en la vecina República Checa, la cobertura de convenios colectivos ronda el 35%.

Resulta indignante que esta situación se dé en un país que debe sus libertades democráticas a los logros del movimiento sindical Solidaridad, que derrocó el régimen comunista. Para colmo, las autoridades públicas, si bien invocan con frecuencia el legado de Solidaridad, no ven la necesidad de formalizar convenios colectivos para cientos de miles de sus empleados.

En los debates polacos, cuando se producen, suele surgir la siguiente pregunta: ¿para qué negociar colectivamente si el Código Laboral ya garantiza un alto nivel de derechos individuales? Y, en efecto, las prestaciones por vacaciones, la protección contra el despido y las normas sobre la jornada laboral en Polonia no difieren significativamente de la media europea. Pero aquí reside precisamente el quid del problema: la ausencia de negociación colectiva, si bien no implica necesariamente una reducción de los derechos individuales, simboliza una falta de democracia en el ámbito laboral y la ausencia de herramientas que permitan una respuesta flexible a los nuevos retos del entorno de trabajo.

No hace falta buscar mucho para encontrar ejemplos. Si fuera posible negociar un convenio colectivo sectorial para los trabajadores del comercio minorista, que les garantizara el derecho al descanso y los domingos libres, no habría necesidad de disputas parlamentarias sobre las restricciones de la jornada laboral en el sector. Esto también se aplica a las iniciativas gubernamentales actuales para reducir la jornada laboral en general. Las iniciativas piloto financiadas por el Fondo Laboral no sustituirán lo que podría establecerse mediante la negociación colectiva a nivel sectorial o en cada centro de trabajo. Esto sería mucho más eficaz. Pero requiere voluntad y promoción, no la rescisión indiscriminada de los convenios colectivos existentes, ni siquiera en empresas estatales, como ocurre actualmente en Enea, una de las mayores empresas energéticas, o como sucedió en Poczta Polska, el mayor empleador de Polonia. Convendría una reflexión estratégica. En cambio, podría dar la impresión de que los responsables políticos polacos temen los convenios colectivos o que no comprenden su importancia para la economía y la vida social.

No es casualidad que los efectos de la ausencia de mecanismos de negociación colectiva sean visibles en toda la economía. Esto se refleja en los salarios. La participación de los ingresos de los empleados en el PIB de Polonia en 2024 fue de poco menos del 42%, en comparación con el promedio de la UE del 48%. Una diferencia de apenas unos puntos porcentuales se traduce en miles de millones de zlotys que, en lugar de ir a parar a los empleados, permanecen en las ganancias empresariales. Además, persiste la brecha entre la productividad laboral y los salarios: la productividad laboral en Polonia se ha acercado a aproximadamente dos tercios del promedio de la UE, mientras que los costos laborales y los salarios siguen siendo significativamente más bajos, apenas por encima de la mitad del nivel de la UE.

Una herramienta útil

Los convenios colectivos no son simplemente «otra institución del derecho laboral». Son una herramienta de información y consulta que permite la resolución de problemas mediante la colaboración en empresas e industrias. Son un mecanismo para construir prácticas laborales democráticas en las que los empleados participan en la creación de decisiones, no solo como receptores. Finalmente, son una herramienta para empoderar a los trabajadores, brindándoles la oportunidad de decidir conjuntamente sobre sus condiciones laborales.

Pero, sobre todo, la negociación colectiva es un mecanismo para compartir equitativamente los frutos del crecimiento económico. Como señala Piotr Duda, presidente del sindicato NSZZ "Solidarność": "No basta con que la economía crezca. Debemos garantizar que este crecimiento se distribuya de forma justa, mediante la negociación colectiva, para que llegue a los empleados, no solo a los accionistas y a los consejos de administración. Sin esto, Polonia seguirá siendo una economía de segunda categoría en Europa".

La Ley de Negociación Colectiva surgió ahora por una razón, no por capricho de los políticos polacos. El artículo 4 de la Directiva de la UE sobre Salarios Mínimos Adecuados obliga a los Estados miembros a tomar medidas para garantizar que más trabajadores estén cubiertos por convenios colectivos. Esta fue una medida pionera de la UE, que demostró que el fortalecimiento de los lazos económicos debe ir acompañado de una dimensión social de integración.

No todos estuvieron de acuerdo con esto: Dinamarca apeló la directiva ante el Tribunal de Justicia de la UE, que podría invalidarla (se espera el fallo el 11 de noviembre de 2025), demostrando así que el proyecto europeo es simplemente una iniciativa de cooperación económica. Sin embargo, independientemente del fallo del TJUE, la negociación colectiva seguirá siendo un instrumento en las democracias de mercado para alcanzar objetivos sociales generales: ampliar la actividad profesional voluntaria, apoyar el aprendizaje permanente, desarrollar la mentoría, una gestión más eficaz del estrés en el trabajo o, como es la tendencia actual, afrontar el desarrollo de la robótica y la inteligencia artificial.

Una herramienta muy necesaria

La economía polaca necesita esta herramienta para desarrollarse de forma sostenible y resiliente ante las crisis. La ausencia de convenios colectivos, dada la agresiva expansión de las multinacionales en nuestro país y la falta de verdaderos poderes de negociación para las organizaciones empresariales, a menudo creadas únicamente para el lobby industrial, no es una mera formalidad. Constituye un grave obstáculo para el desarrollo que impide que el crecimiento económico se traduzca en bienestar social y calidad del empleo.

La aprobación por el Sejm de la ley de negociación colectiva no debe considerarse únicamente como una medida legislativa destinada a implementar una directiva de la UE, sino como una oportunidad para reconstruir los cimientos del modelo de desarrollo polaco. Si bien la ley carece de ambición, centrándose principalmente en eliminar obstáculos burocráticos, constituye un primer paso en la dirección correcta. El modelo actual, basado fundamentalmente en bajos costes laborales y una gestión unilateral y vertical, está agotando gradualmente su potencial. Sin mecanismos eficaces de negociación colectiva, será difícil construir en Polonia una economía que no solo crezca en términos macroeconómicos, sino que también se traduzca en estabilidad laboral, una mejor calidad del empleo y una participación justa de los trabajadores en el crecimiento.

Recordemos que el mercado laboral polaco se enfrenta a importantes desafíos: demográficos, migratorios y cambios en la naturaleza del trabajo. Hasta la fecha, el Estado no ha demostrado un éxito significativo a la hora de afrontar estos desafíos. Por lo tanto, es crucial abrir la puerta a un diálogo genuino entre los sindicatos y la representación empresarial, que también incluye a las autoridades públicas. Esto puede lograrse mediante una legislación sólida y favorable sobre negociación colectiva y un apoyo activo del Estado. Nos esperan negociaciones entre el gobierno, los empresarios y los sindicatos para desarrollar un plan de acción que aumente el alcance y la importancia de la negociación colectiva. La alternativa es la continua destrucción del mercado laboral. No creo que deseemos eso para la sociedad polaca.

Opinión del socio: NSZZ "SOLIDARNOŚĆ"

RP

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