Érase una vez, en la base aérea de Lajes. Cómo empezó todo en 1943 y otras controversias del pasado.

“Hablé despacio y se hizo el silencio, para que el Parlamento pudiera asimilar plenamente la fecha: 1373”. Así describe Winston Churchill, en el quinto volumen de su obra sobre la Segunda Guerra Mundial —que posteriormente le valdría el Premio Nobel de Literatura—, cómo reveló, en la Cámara de los Comunes, la firma del acuerdo con el gobierno portugués para el establecimiento de una base aérea en las Azores. Antes de leer el primer artículo del tratado medieval que establecía la alianza más antigua del mundo, esperó a que los parlamentarios asimilaran plenamente la fecha: “Cuando la asimilaron, se produjo una especie de murmullo general”. Ese día, 12 de octubre de 1943, un invitado muy especial ocupó su escaño en el Parlamento británico. Era el representante de la industria aeronáutica portuguesa en el equipo negociador y acababa de ser galardonado con una distinción del Imperio Británico por su papel decisivo: su nombre era Humberto Delgado.
Salazar se había negado a entregar la Base de Lajes (al igual que la anterior Base de Santa María) a Estados Unidos. Inicialmente, solo se permitía el uso de la nueva base aliada a las aeronaves estadounidenses que no estuvieran marcadas o llevaran insignias británicas. En varias ocasiones, el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt perdió la paciencia con el régimen de Salazar, abogando por una invasión directa de las islas Azores. Y, tras dos años de difíciles negociaciones, con Salazar obstinadamente postergando el asunto, el propio Churchill advirtió a su ministro de Asuntos Exteriores, Anthony Eden: aproximadamente un mes antes de la firma del acuerdo, le envió un borrador indicando que el tiempo para la diplomacia se agotaba. «Ha llegado el momento de hacerles sentir [a los portugueses] que este disparate debe parar». Y fijó el 15 de agosto como fecha límite antes de tomar «cualquier medida que considerara oportuna». El acuerdo se firmaría el 17 de agosto de 1943, dos días después de la fecha límite, una forma para que Salazar hiciera su declaración simbólica…
Visao