Importaciones chinas amenazan producción industrial brasileña
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El comercio entre Brasil y China es vital para garantizar el superávit comercial brasileño y las ventas de nuestros commodities, pero también presenta una competencia desafiante –y a veces desleal– a la industria nacional. Esta dualidad se ha acentuado en los últimos años debido al aumento de las exportaciones chinas a Brasil registradas por diversos sectores. La razón de ello es el mayor proteccionismo global que, enmascarado por medidas medioambientales, ha incrementado la capacidad ociosa de la industria china, que busca mercados alternativos para enviar sus productos.
En este contexto adverso, los mecanismos tradicionales, como los cambios arancelarios y la defensa comercial, resultan insuficientes para contener estas importaciones. El gobierno brasileño creó entonces la "lista de alteraciones arancelarias por Desequilibrios Comerciales Coyunturales (DCC)", lanzada en enero de 2024 con cien plazas, con el objetivo de garantizar la competitividad de la industria nacional. Sin embargo, las restricciones de vacantes del DCC le impiden satisfacer toda la demanda de solicitudes de la industria.
Otra limitación de esta solución es su impacto indiscriminado: el aumento arancelario se aplica a todos los países, excepto a los pocos que tienen acuerdos de libre comercio con Brasil. Como resultado, el medicamento, destinado principalmente a China, también dificulta la compra por parte de otros países y encarece los productos importados, afectando a los consumidores de Brasil.
Como alternativa, las medidas antidumping permiten un enfoque más preciso, restringiendo las importaciones sólo de países que causan daño a la industria nacional, pero el proceso lleva mucho tiempo.
Irónicamente, la solución a largo plazo puede estar en la causa misma del problema. Las políticas ambientales de la UE y Estados Unidos, que funcionan como barreras comerciales, podrían inspirar acciones similares en Brasil. En junio de 2024, el gobierno lanzó una convocatoria de subvenciones para identificar atributos de sostenibilidad de productos nacionales, con el objetivo de desarrollar regulaciones que aseguren una competencia justa entre productos brasileños e importados, especialmente los chinos.
La nueva realidad del comercio internacional, más restrictiva e inestable, se espera que continúe durante los próximos años, especialmente después de las medidas comerciales anunciadas por el presidente estadounidense, Donald Trump. Mientras Brasil no encuentre soluciones efectivas para reducir las pérdidas causadas por las importaciones desleales de China –sin bloquear completamente la entrada de productos alternativos–, la competitividad de la industria nacional continuará cayendo y sufriendo elevadas pérdidas.
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