¡La mala suerte de Irán!

En esta guerra entre Israel e Irán, por muchas vueltas que dé, el perdedor siempre será el régimen de Teherán, aunque, tanto a nivel nacional como internacional, parezca desafiante, poderoso y capaz de dar una lección a Tel Aviv. Las razones son sencillas:

1. No importa cuántos miles de misiles tenga —y no tiene muchas decenas de miles— ni cuántos drones envíe de sus fábricas a Israel, el ritmo del consumo diario agotaría rápidamente las reservas de Teherán, y no hay nadie que pueda suministrar estas armas. Rusia está enfrascada en su propia guerra, y el apoyo de China siempre será muy cauteloso para no comprometer el equilibrio global. Pekín se arriesgará a recibir ayuda, pero nunca la cantidad que Teherán desearía.
2. Israel, por el contrario, tiene una industria armamentística impresionante y, además, cuenta con todos los aliados necesarios para apoyarle, tanto en términos materiales como para interceptar los ataques iraníes.
3. Teherán ha lanzado una andanada de 300 misiles y drones, y solo unos pocos han logrado atravesar la Cúpula de Hierro. Los que logran atravesarla matan personas y causan destrucción, pero nada se compara, ni de lejos ni de lejos, con la escala y la eficacia de los ataques israelíes: precisos al decapitar el mando y el control del ejército iraní y devastar instalaciones nucleares, estructuras de apoyo físico, fábricas de armas y bases militares en todo el país.
4. No será sorprendente que Teherán se vea obligado rápidamente a negociar una tregua y permitir inspecciones de sus instalaciones nucleares, aunque intentará presentar esta decisión como una victoria suya.
5. Atacar bases estadounidenses, francesas o británicas, como ha prometido el régimen teocrático, sería el peor error de todos. Es cierto que fue Israel quien lanzó el ataque preventivo, por temor real de que Irán estuviera muy cerca de poseer un arma nuclear, pero esta decisión habrá complacido, entre bastidores, a muchos países de la región, así como a la OTAN, Estados Unidos y varios otros aliados. Un Irán nuclear sería una pesadilla en Oriente Medio. En esta guerra, el perdedor siempre será el régimen iraní. Mala suerte para el padre, la madre y el padrino de innumerables grupos terroristas en el mundo.