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Las escuelas de socorristas quieren cambios en la ley para hacer más atractivo el puesto

Las escuelas de socorristas quieren cambios en la ley para hacer más atractivo el puesto

Entidades públicas vinculadas a la formación de guardavidas en la región Centro quieren que los cursos se realicen antes y cambios en la ley, que tardan en implementarse, para hacer la actividad más atractiva para los jóvenes.

Además del Instituto de Socorros a Náufragos (ISN), que certifica todos los cursos realizados en todo el país y es responsable de los exámenes finales, las dos únicas escuelas públicas de Portugal están situadas en Nazaré (distrito de Leiria) y Figueira da Foz (distrito de Coimbra), siendo esta última la única propiedad de un municipio.

En Nazaré, el Centro de Formación Profesional de Pesca y Mar (For-Mar), además de las competencias que ya tenía relacionadas con la actividad marítima, inició en 2022 la formación de socorristas, dando respuesta a una necesidad detectada en el distrito de Leiria.

En declaraciones a Lusa, Pedro Figueira, coordinador de la formación de socorristas, defendió que los cursos deberían empezar antes y no al final de la temporada de baño, pero faltan candidatos, la mayoría jóvenes universitarios.

“Cada semana recibo solicitudes de empleo y veo a entidades, desde ayuntamientos hasta concesionarios, muy preocupadas por la necesidad de socorristas. El gran problema es que solo piensan en socorristas cuando salen los primeros rayos de sol”, argumentó el técnico superior de For-Mar.

La escuela de Nazaré pretendía realizar un curso durante la temporada de invierno, pero llegó a la conclusión de que intentar preparar la temporada de baño “con más tranquilidad es una tarea imposible”, porque no hay candidatos disponibles.

Los candidatos son jóvenes de entre 18 y 30 años, la gran mayoría estudiantes universitarios de veintitantos. El socorrismo termina funcionando como un complemento económico mientras estudian, pero, sin una carrera profesional ni beneficios, como la exención de matrícula o mecanismos que les eviten tener que renunciar a becas, terminan abandonando el puesto mientras siguen estudiando o después de haberlo terminado.

Aunque en el pasado reciente la actividad de socorrismo, debido a los bajos precios que se cobraban, no era tan atractiva (llevándose a que concursos públicos, promovidos expresamente por los ayuntamientos, quedaran desiertos), actualmente, según Pedro Figueira, “está relativamente bien pagada”.

Es la ley de la oferta y la demanda en el trabajo. Pero la mayoría de los jóvenes trabajan dos o tres años mientras estudian, luego retoma su vida y deja de trabajar. La carrera no existe. A muchos les gustaría, pero se dan por vencidos, señaló.

Los cursos de formación certificados por el ISN, en entidades públicas o privadas, son todos idénticos – 150 horas de duración, módulos teóricos y prácticos en piscina, con clases obligatorias en el mar (en playas costeras) o en aguas abiertas (para embalses o playas fluviales) – aunque los cursos públicos acaban teniendo precios más bajos (200 euros en Nazaré, 220 en Figueira da Foz).

Pedro Figueira destacó que el primer módulo es un marco histórico, legal y cívico de la actividad, incluso antes de hablar de playas, primeros auxilios o rescates, y que la actividad de cualquier socorrista está directamente ligada a la prevención.

El 99% del trabajo de un socorrista consiste en la prevención, y la gente tiene la idea de que implica rescatar a la gente del mar. La prevención es la base de todo trabajo. Un socorrista que realiza una buena prevención rara vez tiene que salir a rescatar a la gente del mar, enfatizó.

En 2016, ante la falta de socorristas en sus playas, 30 zonas de baño a lo largo de otros tantos kilómetros de costa, el ayuntamiento de Figueira da Foz creó Foz Resgate, la única escuela municipal del país.

João Matias, coordinador municipal de Protección Civil, explicó a Lusa que si bien la actividad de la escuela comenzó en este municipio costero del distrito de Coimbra, rápidamente se extendió a otras zonas del país, con solicitudes de norte a sur, de Trás-os-Montes al Alto Alentejo, pasando por varios municipios del interior, como Arouca -donde sigue ofreciendo cursos-, aunque la estructura creada no es lo suficientemente grande para cubrir todas las áreas y la idea no es masificar la formación.

“Incluso viene gente de Matosinhos a vernos, es porque algo estamos haciendo bien”, señaló João Matias.

Actualmente, Foz Resgate ya cuenta con certificación para socorristas que operan quads y motos acuáticas de rescate, y está en proceso la certificación de coordinadores.

Según los datos disponibles, en cinco años, entre 2020 y 2024, la escuela formó a más de 600 socorristas, que aprobaron los exámenes del ISN (tasas entre el 70% y el 86%), aunque el número de inscritos en los dos cursos que se imparten anualmente en Figueira da Foz -uno en periodo de Semana Santa, en horario diurno, y otro antes de la temporada de baño, en régimen after-work- más que duplicó el número de homologaciones.

En 2022, uno de los años con las tasas de aprobación más bajas (69,2 %) entre los candidatos que se presentaron al examen, se matricularon 306 personas, pero solo 268 comenzaron el curso, tras las primeras pruebas físicas obligatorias. De ellas, 231 llegaron a los exámenes finales, y 145 aprobaron.

João Matias también defendió cambios en la ley, empezando por la existencia de una carrera profesional, pero mostró reservas sobre la integración directa en el servicio público, ya que cada socorrista tiene que revalidar la certificación cada tres años y, si no puede o no quiere hacerlo, no puede ejercer la profesión.

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