Marina Lima celebra la vida, el amor y a su hermano

La gira Ruta 69 de la cantante Marina Lima comenzó en agosto del año pasado, en referencia a la edad de la artista y a la icónica Ruta 66 en Estados Unidos. El mes siguiente, Marina habría cumplido 69 años.
A mitad de viaje, en octubre, la cantante perdió a su hermano y compañero de innumerables éxitos, el poeta Antonio Cicero. La gira también empezó entonces a adquirir un tono de homenaje. Pero sin olvidar celebrar al artista que dio densidad y sofisticación al pop brasileño, con canciones de amor y existenciales marcadas por un espíritu libertario y político.
Este espíritu quedó plenamente encarnado en el espectáculo presentado en el Sesc Pinheiros, en São Paulo, el día 16, nueve meses después del estreno de la gira.
La presentación se desarrolla en varias secciones. En la apertura, Denise Stoklos aparece declamando sobre el amor. Otras mujeres suben al escenario, entre ellas Filipe Catto, de la nueva generación, cuya figura transgresora dialoga con la de Marina, surgida en la escena pop rock de los años 80.
Pero es la poesía de Antonio Cicerón la que domina la escena. Sus versos reflexivos y contemporáneos, proyectados en la pantalla a lo largo de la presentación, se imponen con naturalidad y emoción.
Además de los éxitos, el repertorio incluye algunas opciones inusuales, como Lunch (Billie Eilish), cantada por Marina en inglés; Bloque de Placer (Moraes Moreira y Fausto Nilo); y un extracto de vídeo de I'm on Fire , cantado por Barry White.
En la reinterpretación de su obra, Marina reafirma su diferencia: letras y melodías que transitan distintos tonos del pop con firmeza e identidad. El setlist incluye canciones como Charme do Mundo (con Antonio Cicero), Acho que Dá (con Tavinho Paes), Na Minha Mão (con Alvin L.), Virgem (con Antonio Cicero) y Pessoa (Dalto y Claudio Rabello) – este último con una interpretación de guitarra en la que Marina extrae una rara intensidad, moviéndose con uno de los temas más bellos de su repertorio.
To Start (con Antonio Cicero) anuncia la recta final del espectáculo, que se completa con À Francesa (Claudio Zoli y Antonio Cicero), Não Sei Dançar (Alvin L.) y Fullgás (con Antonio Cicero, 1984). En este último, el público se levanta de sus sillas y se reúne frente al escenario para cantar, al unísono: “Me abres los brazos / Y hacemos un país”.
Receptiva y emotiva, Marina regresa para el bis con el público a sus pies. El espectáculo termina con Te amo (Kiko Zambianchi), Nada para mí (Herbert Vianna y Paula Toller), Ni lujo ni basura (Rita Lee y Roberto de Carvalho) – en homenaje a la eterna Rita – y Una noche y media (Renato Rocket).
Acompañada por Arthur Kunz (batería), Carol Mathias (bajo y teclados), Giovanni Bizotto (guitarra) y Gustavo Corsi (guitarra), Marina también cuenta con una bailarina en el escenario, que da forma visual al significado de las canciones: un recurso sensible y eficaz.
Es un espectáculo de una diva de la música brasileña, que cumple 70 años en septiembre, y que celebra, con belleza y valentía, su carrera y la de su hermano. Hola Marina Lima. Salve, eternamente, Antonio Cicerón.
CartaCapital