¿La Liga portuguesa ha quedado fuera de juego?

La Copa Mundial de Clubes de la FIFA se está celebrando actualmente en Estados Unidos. Con 32 equipos, un nuevo formato y una ubicación estratégica, se esperaba que el torneo captara la atención del mundo del fútbol. Sin embargo, hasta el momento, el impacto mediático ha sido mucho menor de lo previsto. No se ha generado el entusiasmo global esperado, la audiencia internacional está por debajo de las expectativas y el debate en torno a la competición es, en el mejor de los casos, tibio.
Sin embargo, es precisamente en este contexto que se abre una valiosa ventana para quienes saben actuar con concentración e inteligencia. Para la Liga Portugal, que tiene dos de sus principales marcas en esta competición —el SL Benfica y el FC Porto—, esta es una oportunidad para actuar con precisión: comprender dónde está el verdadero objetivo y centrar todos los esfuerzos en él.
En una competición menos ruidosa, hay margen para mensajes diferenciadores, negociaciones discretas y forjar relaciones que, en otros contextos de sobreexposición, serían más difíciles de establecer. Aquí es donde entra en juego el papel de la Liga Portugal como promotora de su propio producto. No basta con confiar en que los clubes, debido a su tamaño, lleven la marca del campeonato portugués al mundo por sí solos. Corresponde a la Liga, al igual que a otras organizaciones de primer nivel, estar presente sobre el terreno, con objetivos bien definidos.
La Liga es un caso ejemplar en este sentido. Con la presencia del Real Madrid y el Atlético de Madrid, y a pesar de las duras críticas a la organización por parte del presidente Javier Tebas, mantiene una delegación activa en Estados Unidos, con equipos de ventas, medios y relaciones institucionales que participan en eventos, organizan reuniones con emisoras y desarrollan activaciones con marcas locales. La Serie A hizo lo mismo el verano pasado, cuando organizó el «Calcio is Back Tour», utilizando partidos amistosos como pretexto para presentar la Liga italiana a operadores como ESPN, Amazon y Paramount. La Premier League, por otro lado, a pesar de tener un producto más consolidado, invierte fuertemente en Fan Fests y en relaciones con NBC Sports en Estados Unidos, transformando la experiencia del consumidor en un producto cultural exportable.
Clubes como el Bayern de Múnich, el PSG o el Chelsea aprovechan los torneos internacionales y las giras de pretemporada para reunirse con socios estratégicos, presentar proyectos de contenidos, cerrar acuerdos de distribución y reforzar la notoriedad de su marca institucional en nuevos mercados.
En este Mundial, el SL Benfica y el FC Porto son un escaparate, sí, pero estar en el campo no basta. Es entre bastidores donde se crean oportunidades de negocio y se construyen puentes con operadores de televisión, plataformas OTT, inversores y la diáspora.
La Liga Portugal debería liderar un plan específico para este torneo, con un equipo local que se reúna con los responsables de DAZN, ESPN, FuboTV, Apple TV o Globo. Debería producir contenido editorial en inglés y español para los canales de la Liga, centrándose en la narrativa colectiva del campeonato. Y, sobre todo, debería activar la red de portugueses y descendientes de portugueses en Estados Unidos: una audiencia emocionalmente conectada que, si se involucra adecuadamente, puede convertirse en embajadores y consumidores para capitalizar una posible oferta futura de partidos vía Directo al Consumidor.
Aunque este Mundial no esté logrando sus objetivos iniciales de visibilidad, la Liga Portugal puede —y debe— aprovecharlo como plataforma de lanzamiento. La reducción del ruido mediático ofrece un escenario más limpio donde, con los socios adecuados, es posible marcar goles. Porque la internacionalización de la Liga no depende de la fuerza de un solo evento, sino de la capacidad de aprovechar cada contexto para construir una marca más reconocida, comercializable y valorada.
La oportunidad se identificó hace más de seis meses. Ahora que se ha completado la transición entre los directivos de la Liga, aún hay tiempo para acertar con el gol, que, al estar medio vacío, solo necesita que alguien empuje el balón y marque un gol fácil que podría marcar la diferencia en el proyecto de internacionalización y centralización del fútbol portugués.
observador