Nelson de Matos. El barón de la edición portuguesa

Portugal nunca ha tenido un auge literario; en el mejor de los casos, tuvo un "¡tachán!", algunas ilusiones y altares domésticos, algunos viajes a París, un merecido Premio Nobel, pero hubo una época en que había mesas por todas partes, en cafés, en algunas oficinas, donde la publicación de libros o revistas podía aspirar a causar escándalo y conmoción. Antes de que los negocios se afianzaran y el consumo subyugase toda posibilidad de ensoñación, antes de que las masas exigieran cuentas del silencio, existía este margen feroz y conspirativo. Por encima de todo, existía la figura estratégica del editor, uno de esos generales del interior que se encargan de la cartografía de las regiones del interior, trazando líneas para la dispersión mental. Nelson de Matos fue el último barón de esta imagen, un joven que incluso abrigaba aspiraciones literarias y que frecuentaba los cafés para intentar ganarse un lugar, mientras intentaba alardear en la crítica literaria, cosas que serían olvidadas, sin dejar apenas un recuerdo. Empezó en Arcádia, luego pasó a Moraes en una época de decadencia, y tras el fallecimiento de Snu Abecassis, quien había editado su primera novela, compró Dom Quixote, que dirigió durante 23 años hasta que la vendió al grupo español Planeta en 2004, cuando era considerada la editorial portuguesa líder. Después se fue apagando, y siguió en Âmbar, antes de crear una editorial con su propio nombre, que pronto fracasó. Empezó a tener problemas de salud y cayó en el olvido rápidamente, tras fallecer el domingo pasado, a los 79 años, por dificultades respiratorias.
Como normalmente su trabajo es inventar puertas, mantenerlas abiertas y permanecer en la sombra, para ganar prestigio como editores, es necesario hacer una lista de los autores que han publicado, y nombres como José Cardoso Pires, José Gomes Ferreira, Nuno Bragança, Maria Velho da Costa, Ruy Belo, Manuel Alegre, José Saramago y António Lobo Antunes han sido incluidos en su lista… Es una buena lista, aunque en cierto momento cosechó los frutos del trabajo de otros editores, que hicieron los descubrimientos y le correspondió a él luego ir a recopilarlos y promover su éxito. Terminó publicando dos títulos de Saramago, un libro de cuentos Objecto Quase (1978) y una novela, Manual de Pintura e Caligrafia (1977), y aunque le gustó la siguiente novela, Levantado do Chão , no creía que se vendiera. Publicado en 1980, acabaría siendo el libro que cambió el rumbo de esta escritora, que ya tenía 58 años por aquel entonces, y que entonces se embarcó en un ascenso extraordinario, publicando posteriormente cuatro novelas que elevaron decisivamente el listón de la literatura portuguesa: Memorial do Convento , en 1982, O Ano da Morte de Ricardo Reis , en 1984, A Jangada de Pedra , en 1986 e História do Cerco de Lisboa , en 1989. Solo Agustina no tembló, y continuó impávida en su siglo XIX, midiéndose con Balzac y Dostoievski. Y es importante mencionar estos dos nombres, ya que parecían ser las únicas ausencias significativas que impidieron que Nelson de Matos reivindicara ser el monarca de la edición literaria portuguesa. Tras su fundación en 1965, fueron los herederos de Snu Abecassis quienes se dirigieron a él para proponerle que asumiera la dirección de la editorial, que por aquel entonces ya contaba con un gran prestigio, pero que él se encargó de ampliar, sobre todo a través de una fuerte apuesta por el elemento gráfico, dándole un aspecto más acorde con la sobriedad y distinción de las grandes editoriales europeas, con Gaston Gallimard como principal referente.
Nacido el 25 de noviembre de 1945, comenzó a trabajar en medios de comunicación en la década de 1960, en los periódicos Notícias da Amadora , República y Diário de Lisboa . Fue uno de los socios fundadores y colaborador desde el primer número de la revista y, posteriormente, editor de & etc., cuyos orígenes se remontan a 1967. Fue casi por casualidad que su destino se vinculara al mundo editorial, y cuando se ganaba la vida en una compañía de seguros, buscando tiempo libre para dedicarse a la escritura, en 1974, uno de los directores de este grupo financiero lo invitó a asumir la gestión de Arcádia, que también les pertenecía. Pero fue en Moraes, donde sustituyó a Pedro Tamen, que entretanto había sido invitado a dirigir la Fundación Gulbenkian y le entregó la gestión de la editorial, que empezó a trabajar con autores portugueses y, centrándose en estas relaciones, se definió como editor de autores y no de libros.
Jornal Sol