¡Qué falta de sentido común!

Vi la entrevista que Gouveia e Melo dio esta semana en un canal de televisión e, independientemente de si quiero votar por su candidatura o no, quedó claro que lo que atrae a la población a darle su preferencia, lo que hemos verificado a través de las encuestas conocidas, tiene que ver esencialmente con la razonabilidad y el sentido común en que se basa todo su discurso.
Se declaró defensor de las instituciones y de la democracia, contrario a cualquier autoritarismo, defensor de una postura moderada en la mayoría de cuestiones políticas y descreído de las soluciones más extremas que equiparan populismo de derecha e izquierda.
Se declaró pro vida, tanto en el tema de la eutanasia como en el de la interrupción voluntaria del embarazo, y afirmó el respeto a la Constitución, al Poder Ejecutivo y al derecho a gobernar de quien gane las elecciones.
Contra una intervención presidencial cuando hay mayorías parlamentarias, en definitiva, una postura que no resultará muy innovadora ni disruptiva para la mayoría del pueblo portugués, pero que probablemente no difiere mucho de lo que piensa el pueblo de este país.
No pretendo saber si con esta entrevista el Almirante Gouveia e Melo logró conquistar la mayoría de los electores para su elección como Presidente de la República, lo que sé es que, por lo que escuché, todo parecía tener sentido, ser serio, estar bien estructurado y ser lógico para el ciudadano común.
Curiosamente, al final de la entrevista, y escuchando a los comentaristas sobre su evaluación de las declaraciones del candidato, la gran mayoría de ellos, ciertamente todos de izquierdas, trataron de encontrar errores en lo dicho.
Porque Gouveia e Melo no se distanció lo suficiente de Ventura, porque no se propuso cuestionar a Montenegro sobre su capacidad para ejercer el cargo de Primer Ministro, porque quiso llevar la cuestión de la eutanasia al tribunal constitucional, todo esto como si en realidad nada nuevo hubiera sucedido en las últimas elecciones y como si la izquierda siguiera teniendo la desafortunada capacidad de dominar lo que podemos o no podemos hacer y decir en nuestro país.
Es muy triste ver que, después de que el pueblo decidiera cambiar claramente la cara política de nuestro Portugal, en la que transfirió un dominio constante de la izquierda sobre la derecha a una clarísima mayoría derechista en la que, incluso la Alianza Democrática, que no obtuvo la mayoría absoluta, logró tener más diputados que toda la izquierda junta, los inteligentes comentaristas de la televisión, con pocas excepciones, continúan en su ceguera ideológica, convencidos de que si siguen diciendo lo mismo, todo volverá a ser como era.
De los temas tratados en esta entrevista, el que me dejó más perplejo de esta actitud autista ante la realidad política actual fue la referencia en tono agresivamente crítico, por parte de un comentarista, a la cuestión de la ley del aborto.
El almirante dijo al ser confrontado sobre el tema de la eutanasia que él es claramente pro vida y que, aún así, entendía que siempre hay circunstancias que deben ser consideradas y que, por ello, consideraba este uno de los temas más difíciles para tomar una decisión.
Basándose en las mismas consideraciones, afirmó, ante la cuestión de la reforma de la ley del aborto, que la ley existente ya responde a las necesidades de la sociedad portuguesa y que no es necesario retomar su discusión.
Fue doloroso observar el esfuerzo absurdo por parte de la comentarista en cuestión para intentar demostrar que este tema debería volver a ponerse sobre la mesa porque, considera, la ley del aborto no solo no le llega sino que cree que corre el riesgo de ser restringida aún más.
¿Esta señora no se ha dado cuenta que si se vuelve a discutir la ley del aborto habrá una reacción del electorado de la misma forma en que se expresó el voto en las elecciones legislativas?
¿Cree que si sigue gritando que tiene razón, el pueblo cambiará su convicción de que las soluciones de izquierda están agotadas y ya no perseguirá viejas promesas que ya no le satisfacen?
Pero ¿los canales de televisión seguirán patrocinando esta postura permanente de revisionismo de la realidad que no sólo carece de sentido común, sino que además promueve sistemáticamente el populismo debido a la abundancia que todos tenemos de este absurdo dominio de mentiras y distorsión de la realidad?
La propuesta de discutir el aborto probablemente interese más a la derecha que a la izquierda.
Lo políticamente correcto promueve la disrupción, no la estabilidad.
La verdad política no pertenece a los periodistas, comentaristas o políticos.
Por eso es importante que tengamos la oportunidad de escuchar a todos los candidatos por igual: en una democracia no hay ganadores desde el principio.
Sólo el sentido común de decir la verdad puede ser el camino hacia el desarrollo de Portugal.
observador