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Reiniciar(es)….

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María vivió con su esposo más de 15 años y tuvo un hijo. La casa era suya, pagada con su sueldo, y sus abuelos costeaban la educación de su hijo. Su pareja trabajaba, pero el dinero era suyo. María no se daba cuenta de que estaba manteniendo la casa y a su hijo. Cuando él se fue, empezó a pensar en sí misma. Cambió su estilo de vida y sus hábitos de gasto y comenzó una nueva vida. Es feliz, no tiene otra relación y sabe cómo cuidar de sí misma.

Ana salió con alguien durante 10 años, se casó, tuvo un hijo, le donaron un apartamento unos familiares, su vida era perfecta. Un día, Ana se dio cuenta de que su marido la engañaba.

Un amigo dijo: envíalo lejos.

Pasaron unos meses y volvieron porque tuvieron un hijo, pero antes de eso, tuvieron una conversación. Ana cambió y empezó a valorarse como persona; ya no se centraba en su marido.

La atención se centró en ella y su hijo. 15 años después, todavía están juntos.

Cristina se casó, ya tenía casa, nacieron dos hijos, ambos tenían trabajo y todo parecía estar bien.

Un día, Cristina se dio cuenta que sus ahorros habían desaparecido, su marido había sido despedido por tener problemas con la bebida y el mal ambiente en casa era constante.

Cristina invitó a su marido a salir de la casa.

Una vez más Cristina logró dar vuelta la situación, pensó en ella y en sus hijos.

Joaquina se casó, tuvo tres hijos y vivió en más de tres países europeos. Todo parecía ir bien. Su esposo comenzó a interferir en la vida de su hija adulta, debido a las diferencias culturales. Joaquina tuvo que presentar una denuncia por violencia doméstica. Han pasado algunos años y Joaquina ha logrado conciliar su vida con la de sus hijos.

Isabel se casó y crio a tres hijos. Dejó de trabajar porque, según su marido, le salía más barato cuidar a los niños en casa que trabajar. Pero Isabel estudió y se graduó. Aunque trabajaba en casa para cuidar a los niños, no tenía dinero ni para un café. Decidió buscar trabajo, estudió y lo consiguió. Ya había cumplido con su labor de madre y decidió cuidar a sus hijos y buscar la independencia económica.

María, Ana, Cristina, Joaquina e Isabel tenían títulos y licenciaturas, se casaron jóvenes y dedicaron su vida a su marido y a sus hijos.

Para superar su dolor y sufrimiento, necesitaban tiempo, desahogarse, llorar y un hombro amigo donde llorar y ofrecer soluciones.

Muchas veces alguien les preguntó: ¿Qué tipo de ejemplo quieres ser?

Todos estaban seguros: merezco una vida mejor y se dieron cuenta de que no necesitan a alguien que no los valore para ser felices y tener éxito.

Las historias de estas mujeres tuvieron un final feliz.

Todas trabajan y no han renunciado a su independencia económica. Tuvieron buenos ejemplos familiares y lograron construir una red que las ayudó a recuperarse y continuar su camino. Estas mujeres escaparon de la violencia doméstica porque se dieron cuenta de que el vínculo con sus hijos era el más importante de sus vidas.

Estas mujeres existen y han cambiado las cosas. Estas mujeres son mis heroínas.

En conclusión: Las historias de estas mujeres son verdaderamente inspiradoras, muestran cómo la fuerza interior, la independencia financiera y una red de apoyo pueden transformar profundamente las vidas.

observador

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