Teresa Rita Lopes. No era otra viuda, sino una amante de Pessoa.

Cuando Teresa Rita Lopes publicó su primer poemario, Os Dedos os Dias as Palavras, en 1987, ya mantenía una estrecha relación con Fernando Pessoa, un poeta fascinante que apareció varias veces en el nutrido universo poético de la escritora, desempeñando un papel en él. Si bien hay poemas en los que Pessoa aparece aprisionado en un paréntesis o en un retrato, sirviendo como un simple escondite para un lagarto, en otros se convierte en una especie de blanco móvil para su despiadada ironía. Es lo que sucede en un poema del libro Afectos, 'Bencinha meus padrinhos brasileiros', un texto importante por contener la genealogía literaria que Teresa Rita Lopes elige implícitamente para sí: «Podrías haber brasilerizado un poco a nuestro Fernando Pessoa, a quien nuestro padrino Drummond dedicó un soneto./ Es decir: podrías haberle quitado aquel/ traje negro/ (ríete cuanto quieras, porque sé que dices/ 'traje'…) […] Tal vez/ se hubiera deshecho de toda aquella ropa/ con la que —¡demasiado!— vestía: traje, chaleco,/ corbata, sombrero —¡hasta polainas! […] ¡pero basta de Pessoa!».
Teresa Rita Lopes, de Faro, en el Algarve, una reconocida personalidad polifacética de nuestro panorama literario y un nombre que resuena con fuerza entre quienes se interesan por la figura y la obra de Fernando Pessoa, cuya larga y póstuma trayectoria editorial se debe en gran medida a ella, así como a algunos de los mejores ensayos que se han escrito sobre su obra, falleció el pasado sábado a los 87 años. Ensayista, poeta y dramaturga, galardonada con varios premios, siempre se preocupó por ofrecernos una imagen literaria de Pessoa lo más cercana posible a la realidad, alejada de ese interesante producto cultural de exportación que también es Pessoa, de la imagen mítica que sigue alimentando el consumo doméstico de Pessoa. Los dos volúmenes de Pessoa Por Conhecer, publicados en 1990 por Estampa, destacaron a Pessoa como una persona viva, un hombre multifacético. Teresa Rita Lopes siempre evitó la tentación de colocar a Pessoa en una mesa de anatomía, diseccionarlo, fragmentarlo. Todo lo contrario. «Lo esencial —enfatizó—, si no nos conformamos con publicaciones aisladas de obras inéditas para alimentar un deseo superficial de novedad, es escuchar el pulso de la obra de Pessoa en su totalidad».
Contrariamente a la tendencia de sus sucesivos editores a ampliar el Livro do Desassossego, eliminó textos que, en su opinión, se habían incluido de forma inapropiada. Además, excluyó borradores incompletos, fragmentos de textos y notas de ideas repentinas para desarrollar posteriormente. Su edición de Livro(s) do Desassossego (en plural), publicada en 2015, se rebeló contra la idea, defendida en particular por Richard Zenith, de que nos encontramos ante un antilibro, sin la estructura ni la completitud a las que aspiraba. Trabajó en Pessoa, a veces solo, a veces acompañado por equipos de investigadores que, bajo su dirección, se dedicaron a la obra inédita del poeta de heterónimos. Cabe destacar que el profesor comenzó a visitar la finca y a construir/reconstituir esta «novela-drama-en-persona» mientras aún se encontraba en casa de la hermana del poeta, la Sra. D. Henriqueta Madalena, en 1969.
Testigo contundente de la dictadura, vivió en Portugal hasta 1963, año en que, perseguida por ella, se exilió en París, donde impartió clases, primero en la Sorbonne Nouvelle y luego en la Universidad Nova de Lisboa, en cuya fundación contribuyó a su fundación. Teresa Rita Lopes combinó armoniosamente la escritura ensayística y la crítica literaria, construyendo una obra sólida, con una clara capacidad de comunicación que se convirtió en un recurso escaso en el ámbito académico. Se autodenominó una mujer de la izquierda radical, una ciudadana militante de la patria lusófona, la misma con la que soñaba Pessoa. Toda su vida dedicada al estudio y a la cultura diría mucho sobre su orientación, con intervenciones públicas de diversa índole, la Orden del Desasosiego con la que fue galardonada por la Casa Fernando Pessoa en 2013, pero también su obra literaria, con ámbitos en los que destaca una postura intervencionista, expresada a veces a través de una mirada femenina abierta a la posibilidad de un renacimiento mejorado (A Proibida Azul Distância, 1991, teatro), a veces a través de una engañosa valoración del tiempo, cuyo rostro no dudó en exponer: “El rostro rancio del mundo presente”.
Jornal Sol