Comisiones: Los inversores deberían preocuparse, pero no entrar en pánico

La amenaza de Donald Trump de imponer aranceles del 30% a las importaciones de la Unión Europea pone en peligro la mayor relación comercial bilateral del mundo, con posibles consecuencias negativas tanto para la economía como para los mercados del bloque. «Si bien creemos que finalmente se negociará un arancel más bajo, los inversores deberían prepararse para un período de ajuste del mercado», afirma un estudio de Christian Schulz, economista jefe de Allianz Global Investors (Allianz GI).
Las razones de los cambios son numerosas: Estados Unidos es un mercado importante para los productos europeos, y un simple cálculo sugiere que una caída de las exportaciones podría representar una pérdida de hasta el 1 % del PIB europeo durante algunos años, mientras que, al otro lado del Atlántico, podría desencadenar un aumento de la inflación; los movimientos del mercado reflejan que los inversores creen que Trump no llevará su postura hasta el punto de perjudicar gravemente el crecimiento estadounidense, pero debemos evitar el riesgo de la complacencia; y el escenario más probable es que las negociaciones con la UE permitan la eliminación o la flexibilización de este arancel del 30 %. Sin embargo, la UE podría tener que hacer concesiones para alcanzar un acuerdo.
El impacto en las economías y los mercados dependerá de si el presidente estadounidense cumple con estas amenazas y de la magnitud de las represalias que adopten los socios comerciales afectados. Según algunas fuentes, los funcionarios de la UE están intentando llegar a un acuerdo con sus homólogos estadounidenses mientras consideran un paquete de posibles medidas arancelarias de represalia.
Los mercados europeos reaccionaron inicialmente con caídas ante la amenaza de Trump, antes de recuperarse. La volatilidad del mercado, medida por el índice Vix, también cayó a mínimos cercanos al año. Los movimientos del mercado indican que los inversores creen que Trump dará marcha atrás si las medidas suponen un riesgo real para el crecimiento de EE. UU., según el analista.
Creemos que el escenario más probable es que las negociaciones con la UE conduzcan a la eliminación o reducción del arancel del 30 %. También consideramos posible volver al arancel recíproco del 10 % que se había considerado previamente. En cualquier caso, la UE probablemente tendrá que hacer concesiones significativas para alcanzar un acuerdo que culmine con la eliminación o reducción del arancel del 30 %.
Si se impone el arancel del 30% a las importaciones de la UE y esta no responde con contundencia, el conflicto comercial con EE. UU. afectará los ingresos por exportaciones del bloque europeo. Esto podría traducirse en un menor crecimiento en la región y precios más bajos debido a la saturación del mercado interno con productos que antes se exportaban, además de la reorientación de las exportaciones de otros socios comerciales de EE. UU. afectados por los aranceles.
Estados Unidos es, sin duda, un mercado clave para la UE, representando alrededor del 20 % de sus exportaciones en 2024. Excluyendo sectores como el automóvil y el acero (donde Trump ya ha aplicado aranceles del 25 % y el 50 %, respectivamente), las exportaciones potencialmente afectadas representaron el 2,6 % del PIB europeo en 2023. Por país, la exposición oscila entre el 9,8 % del PIB en Irlanda y el 0,4 % en Chipre. Entre las principales economías, Alemania (3,1 %) e Italia (2,8 %) están más expuestas que Francia (1,5 %) o España (1,2 %).
Suponiendo una reducción de la recaudación fiscal debido a la caída de las exportaciones, los cálculos más sencillos indican una pérdida de hasta el 1 % del PIB para la UE en dos años. Modelos más exhaustivos, que consideran efectos indirectos como la desviación del comercio o la posible apreciación del euro, apuntan a un impacto aún mayor.
"Prevemos que, inicialmente, las empresas europeas absorberán el impacto en sus márgenes, lo que se traducirá en una caída de sus beneficios corporativos. A medio plazo, el coste acabará repercutiendo en los trabajadores a través de un menor crecimiento salarial y, eventualmente, en la reducción de empleos, lo que generará un efecto desinflacionario global", afirma Christian Schulz.
De no haber aranceles de represalia por parte de la UE, el bloque podría intentar compensar el impacto estimulando la demanda interna mediante recortes de los tipos de interés (véase más adelante) y estímulos fiscales a corto plazo. A largo plazo, se espera que la UE acelere las reformas estructurales para reducir la dependencia de EE. UU. y alcanzar acuerdos comerciales con otros países.
Para Estados Unidos, estos aranceles podrían reducir la oferta de bienes en su mercado interno. Aproximadamente el 10% del consumo estadounidense es importado, por lo que imponer aranceles del 30% a todas las importaciones podría elevar la inflación al 3% si (poco probable) el costo total se traslada al consumidor. Este impacto podría empezar a sentirse en otoño, cuando se agoten los inventarios actuales.
El propósito de los aranceles también es aumentar la recaudación fiscal del gobierno estadounidense. Si se ignoran los efectos negativos, este impulso fiscal podría ser significativo: aranceles del 30% sobre 3 billones de dólares en importaciones podrían generar hasta 900 mil millones de dólares en ingresos, en gran medida a expensas de las empresas extranjeras. Estos ingresos adicionales aliviarán las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda pública estadounidense.
Creemos que estos aranceles podrían afectar tanto a la política monetaria como a los mercados: la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) podría enfrentarse a un dilema ante el aumento de la inflación. Quienes defienden la política monetaria más moderada, a favor de tipos más bajos, argumentarán que este aumento será temporal y puede ignorarse, pero quienes defienden la política monetaria más dura se sentirán incómodos con una inflación superior al objetivo durante más tiempo; en la UE, el impacto de los aranceles podría reducir las expectativas de subidas de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo. Por el contrario, la perspectiva de un mayor estímulo fiscal podría impulsar los tipos al alza a largo plazo; incluso si los aranceles no se materializan, la incertidumbre sobre su posible implementación podría afectar negativamente al crecimiento europeo y a sus mercados. Este escenario podría poner a prueba el sólido rendimiento reciente de los mercados bursátiles europeos en comparación con los estadounidenses. Cualquier inestabilidad en el mercado podría minar el impulso del euro.
La última postura de Trump sugiere que ha retomado la postura "combativa" en política comercial que demostró en abril, cuando anunció una serie de aranceles recíprocos contra sus socios comerciales. Este anuncio, al que llamó "Día de la Liberación", provocó caídas en el mercado antes de que Washington decidiera posponer su implementación.
Pero, al igual que en abril, creemos que los mercados pueden enfrentar un período de ajuste antes de que se reduzcan, pospongan o eliminen los aranceles.
Si bien los inversores se mantienen cautelosamente optimistas sobre el resultado final, debemos evitar el riesgo de caer en la complacencia. Con la UE y muchas otras economías en la mira de Trump, los inversores pueden adoptar un enfoque ágil que no dependa demasiado de una sola clase de activo o región geográfica.
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