Se ha producido una nueva y potente llamarada en el Sol.

En la mañana del 9 de julio, se registró una llamarada de clase M1.3 en el Sol, que duró 28 minutos. Según el Instituto de Geofísica Aplicada (IPG), el evento ocurrió a las 7:25 hora de Moscú en una región activa ubicada en la parte noreste del disco solar.

Se trata de la segunda llamarada de mediana potencia de los últimos días (la anterior se registró el 8 de julio y fue la primera del mes de julio).

Según explicaron especialistas del Laboratorio de Astronomía Solar de IKI RAS e ISTP SB RAS, ninguna de estas erupciones tendrá un impacto significativo en la Tierra. Sin embargo, los científicos continúan monitoreando la actividad de la estrella, ya que las emisiones de plasma que acompañan a estos eventos pueden alcanzar nuestro planeta y causar perturbaciones geomagnéticas.

Las erupciones solares se dividen en cinco clases: A, B, C, M y X, cada una diez veces más potente que la anterior. Las erupciones de clase M, aunque no se consideran extremas, pueden causar tormentas magnéticas moderadas e interrumpir las comunicaciones por radio. Monitorear la actividad solar es especialmente importante a medida que el ciclo de 11 años se acerca a su máximo, cuando la frecuencia e intensidad de estos eventos aumentan.

El Sol ha registrado previamente emisiones significativas, incluyendo una prominencia gigante y una potente eyección de masa coronal que se extiende aproximadamente un millón de kilómetros. Los científicos señalan que la actividad actual se mantiene dentro del rango esperado, pero nos recuerdan la necesidad de monitorear el clima espacial, especialmente en el contexto de la creciente dependencia tecnológica del estado de la magnetosfera terrestre.

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