Corea del Norte no es una fiesta, es vigilancia: ¡Ningún sol para los turistas rusos, mucha vigilancia!

Mientras Corea del Norte busca aprovechar los beneficios de su creciente acercamiento con Rusia a través del turismo, la experiencia ofrecida al primer grupo de turistas resultó ser más una visita de exhibición del régimen que unas vacaciones. El primer grupo de extranjeros en llegar a Wonsan en seis años experimentó vigilancia constante, no arenas y mar cálidos.
El complejo turístico con capacidad para 20.000 personas, inaugurado por el líder norcoreano Kim Jong-un, se ha convertido en un paraíso para los turistas rusos, donde está prohibido nadar y se confiscan o restringen los teléfonos móviles. Hay mucha sombra, pero aún más vigilancia: funcionarios que se hacen pasar por guías vigilan cada paso, se graban las conversaciones y la libertad es nula.
A los turistas rusos se les prohibió incluso caminar por la playa, y a quienes querían nadar se les impidió hacerlo. Incluso se les negó el derecho a alojarse en hoteles. Según medios rusos, todas las conversaciones de los turistas fueron intervenidas y sus datos personales fueron recopilados sistemáticamente.
Para los pasajeros que llegaban en vuelos directos entre Moscú y Pyongyang, esta experiencia "vacacional" se convirtió en un testimonio directo del sistema de vigilancia del régimen. Quienes llegaban con equipaje de vacaciones regresaban prácticamente en la lista negra.
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