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Estoy harto de la complicidad de Estados Unidos en el sufrimiento del pueblo de Gaza

Estoy harto de la complicidad de Estados Unidos en el sufrimiento del pueblo de Gaza

Distribución de alimentos en Gaza, Palestina

NurPhoto // Getty Images

Es hora de cerrar el grifo. Ni un tanque más. Ni un avión más. Ni una bomba más. Ni una bala más. Nada para el gobierno de Benjamin Netanyahu hasta que deje de cometer crímenes de guerra en Gaza. Y después de que se corte la ayuda militar, ni un centavo del dinero de los contribuyentes de ningún tipo para el gobierno de Benjamin Netanyahu hasta que acabe con el genocidio en Gaza. Del Washington Post :

Tras cuatro meses de un asedio israelí casi total, los pocos hospitales que quedan en Gaza ahora cuentan con salas para el creciente número de niños desnutridos, cuyos diminutos cuerpos apenas alcanzan el ancho de sus huesos. Los médicos están tan hambrientos que sufren mareos al hacer sus rondas, según dicen los médicos, y los periodistas que documentan sus casos a menudo están demasiado débiles para siquiera caminar hasta las clínicas.
Durante meses, las agencias de ayuda habían advertido sobre la crisis inminente, ya que Israel detuvo el flujo de ayuda a la Franja de Gaza antes de intentar sustituir las labores de socorro de la ONU con puntos de distribución dentro de zonas militares. Funcionarios israelíes afirmaron que esta medida tenía como objetivo presionar a Hamás, cuyos combatientes atacaron Israel el 7 de octubre de 2023 y mantienen retenidos a unos cincuenta rehenes secuestrados ese día, de los cuales se cree que unos veinte siguen con vida.

Estoy harto de ser cómplice de estas atrocidades, y lo soy porque mi gobierno contribuye a financiarlas. Estoy harto de que se hagan estas cosas en mi nombre para una alianza que se ha vuelto sangrienta y amarga. Estoy harto de que los líderes de Washington y Jerusalén ignoren no solo la repulsión de las organizaciones internacionales de ayuda, sino también la de sus propios electores.

Según las Naciones Unidas, casi una de cada tres personas pasa varios días sin comer, y los hospitales reportan un aumento de muertes por desnutrición e inanición. En un video grabado el martes dentro del Hospital Nasser, en el sur de Gaza, se veía a familias preocupadas por sus bebés con vientres hinchados y puños diminutos que apretaban mientras lloraban. En una de las salas de desnutrición recién habilitadas, las madres y los niños estaban tan callados que el sonido más fuerte provenía de un par de ventiladores que latían débilmente en el calor sofocante.

¿Y cómo se puede justificar esto?

La capacidad de Gaza para producir sus propios alimentos ha quedado prácticamente destruida, ya que las operaciones militares israelíes han arrasado tierras de cultivo y fábricas. Con el calor del verano arreciando, los civiles hambrientos y sedientos se han quedado sin reservas a las que recurrir.

Los palestinos en el enclave dependen, en cambio, de la ayuda humanitaria, a la que la mayoría de la gente, bajo el nuevo sistema israelí, no puede acceder fácilmente. Según las autoridades sanitarias locales, más de 1.000 personas han muerto a tiros mientras corrían por territorio controlado por el ejército israelí hacia puntos de distribución gestionados por contratistas de seguridad estadounidenses, donde los suministros se atienden por orden de llegada. No puedo justificarlo. Ya no. Estoy harto de esto.

esquire

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