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¿Por qué el simbolismo franquista sigue siendo tan visible en toda España?

¿Por qué el simbolismo franquista sigue siendo tan visible en toda España?

Cincuenta años después de la muerte del general Francisco Franco, miles de monumentos, placas, nombres de calles y recuerdos en honor al dictador siguen en pie en toda España: un legado que algunos creen que ha perdurado demasiado tiempo.

Desde imponentes arcos neoclásicos hasta tranquilas plazas que llevan el nombre de leales al régimen, los restos del gobierno de casi cuatro décadas de Franco aún están grabados en el paisaje público.

Incluso algunos bares y restaurantes todavía exhiben su imagen, celebrando al hombre cuyo régimen ejecutó, encarceló y silenció a los disidentes durante la guerra civil española de 1936-1939 y la dictadura que le siguió hasta su muerte en 1975.

"Hay más de 6.000 de estos símbolos aún en pie", afirmó Eduardo España, cofundador del sitio web Debería Desaparecer, creado en 2022 para rastrear lo que él llama vestigios ilegales de la dictadura.

"Es incomprensible que un país democrático conserve semejantes monumentos", añadió, calificando la cifra de "asombrosa".

De pie cerca del Arco de la Victoria de 50 metros (164 pies) de altura de Madrid, construido en la década de 1950 para celebrar la victoria de los nacionalistas respaldados por los fascistas de Franco en la guerra civil, España señala lo que él ve como un trauma no resuelto.

"Esto no es solo una pieza arquitectónica. Es un monumento a la represión", dijo el hombre de 34 años.

El arco, situado en una concurrida rotonda, es uno de los símbolos más destacados del régimen franquista que aún se mantienen en pie, junto con el grandioso Valle de los Caídos, una enorme basílica subterránea y complejo de enterramientos masivos para los partidarios de Franco muertos en combate.

Pirámide del mausoleo de los Italianos en Burgos, España.

La llamada Pirámide de los Italianos, un mausoleo construido entre 1938 y 1939 en la provincia de Burgos para enterrar los restos de los soldados italianos fallecidos durante la Guerra Civil Española. (Foto de CESAR MANSO / AFP)

Los restos de Franco reubicados

Tras la muerte de Franco, España experimentó una transición hacia la democracia.

Pero una amplia ley de amnistía aprobada por el Parlamento en 1977 protegió tanto a los antiguos funcionarios del régimen como a los activistas antifranquistas del procesamiento.

Muchos símbolos de la dictadura permanecieron intactos.

Los esfuerzos por afrontar el pasado han cobrado fuerza en las últimas décadas.

En 2007, el entonces presidente del Gobierno socialista José Luis Rodríguez Zapatero presentó la "Ley de Memoria Histórica", que obligaba a las instituciones públicas a eliminar la iconografía franquista de los espacios públicos.

Ese impulso cobró fuerza en 2018, cuando el primer ministro Pedro Sánchez, también socialista, asumió el cargo.

Al año siguiente, su gobierno exhumó los restos de Franco del Valle de los Caídos y los trasladó a una bóveda familiar más discreta para evitar que su tumba se convirtiera en un santuario para partidarios de la extrema derecha.

En 2022 se aprobó una nueva “Ley de Memoria Democrática” para honrar a las víctimas de la dictadura y presionar a los gobiernos locales para que eliminen los símbolos del régimen.

En toda España el cambio empezó a afianzarse.

En el noroeste de Galicia y en Canarias se han retirado las cruces en honor a los soldados franquistas.

Por presión de la Fiscalía, la ciudad norteña de Santander renombró 18 calles vinculadas al régimen.

Y en la sureña ciudad de Málaga se está realizando un inventario de símbolos franquistas.

Bar Franco en Madrid

Chen Xianwei, chino nacido en España, posa frente a su bar de temática franquista "Una grande libre" en Madrid. (Foto de Pierre-Philippe MARCOU / AFP)

'Piensan por sí mismos'

No todo el mundo está de acuerdo con esta campaña de eliminación.

Entre los disidentes más conocidos se encuentra Chen Xianwei, un inmigrante chino que regenta un bar en el centro de Madrid llamado "Una, grande y libre", el lema de Franco para España.

"Los gobiernos no deberían decirle a la gente qué pensar", dijo Chen, quien se mudó a España en 1999.

Su establecimiento, repleto de bustos, banderas y carteles que glorifican al dictador, se erige como un controvertido homenaje al pasado.

La ley está "manipulando la historia", dijo Chen. "La gente puede pensar por sí misma".

Algunos historiadores también se sienten incómodos con la presión para borrar símbolos. Abogan por un enfoque educativo más matizado.

"Encubrir los restos de un pasado doloroso no es la mejor manera de procesarlo ni comprenderlo", afirma Daniel Rico, profesor de Historia del Arte en la Universidad Autónoma de Barcelona y autor de "¿Quién teme a Francisco Franco?".

"Quitar monumentos como si fuéramos niños con miedo a un escudo de armas me parece autoritario", afirmó.

Rico aboga por la contextualización en lugar del borrado: por ejemplo, instalar placas que expliquen la historia en lugar de borrarla de la vista del público.

España no está de acuerdo y sostiene que estos símbolos causan un daño continuo.

"La historia debería enseñarse en las escuelas" y no en los espacios públicos, afirmó.

"Si dejamos de enseñar, es cuando el recuerdo de estos acontecimientos desaparece."

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