El resort de Cancún donde salvar los manglares es fácil, pero la energía limpia es difícil

Los manglares son un sumidero de carbono esencial, pero la experiencia del complejo resalta lo complicado que puede ser navegar por las leyes energéticas y las opciones renovables.

La transformación de Cancún, de un tranquilo banco de arena a uno de los mejores destinos turísticos del mundo, ha conllevado crecientes preocupaciones ambientales. Desde la década de 1970, el rápido desarrollo hotelero ha transformado la costa, poniendo a prueba los ecosistemas y la infraestructura.

Estudios, incluidos los del Observatorio de la Tierra de la NASA, han señalado el impacto del crecimiento descontrolado, desde la escorrentía contaminada y la erosión de las playas hasta volúmenes de desechos que superan lo que las plantas de tratamiento locales pueden manejar.

Cerca de la costa, Tulum ha cobrado gran popularidad, presentándose como una alternativa más sostenible. El Hilton Cancún, de 715 habitaciones, ofrece una visión clara de ambos lados de este desafío de sostenibilidad.

Por un lado, el hotel contribuye a la restauración del manglar que lo rodea mediante la reutilización de aguas residuales tratadas. Pero, por otro lado, lucha por abandonar el uso de combustibles fósiles, un desafío que enfrentan muchos hoteles mexicanos que operan bajo un sistema energético nacional aún dominado por el petróleo, el gas y el carbón.

El complejo abrió sus puertas en 2021