Visité la ciudad "más peligrosa" de Europa y me encantó.

Visité la ciudad considerada "más peligrosa" de Europa y me impresionó su belleza, encanto e inolvidable, llena de carácter y una atmósfera cautivadora. Hay quien la ama, quien la odia, pero sin duda Marsella, en el sur de Francia, posee una autenticidad y un carácter inigualables, difíciles de encontrar en las grandes y populares ciudades costeras. Atrevida y glamurosa, ajetreada pero relajante, esta ciudad es única a orillas del Mediterráneo y presume de un encantador casco antiguo, gente amable y calas de aguas cristalinas.

Sin embargo, esta ciudad se ha visto eclipsada durante mucho tiempo por su fama de insegura y tiene el índice de criminalidad más alto de todas las ciudades de Europa, según Numbeo y la aseguradora de viajes AXA. Según Numbeo, la violencia y la actividad de pandillas se encuentran entre los numerosos problemas de la ciudad portuaria francesa, lo que le valió una tasa de criminalidad de 65,9 en 2024, la más alta del continente.

Como alguien que creció en el sur de Francia, conozco desde hace tiempo la reputación de Marsella, tanto la buena como la mala. Los trágicos derrumbes de edificios en 2023 y 2018 pusieron de manifiesto los problemas profundamente arraigados de la ciudad, como la negligencia oficial y el descuido generalizado de zonas más pobres como Belle de Mai, donde alrededor del 65 % de las viviendas se consideran precarias o gravemente degradadas, según La Drôme Montagne.

Pero esa narrativa solo cuenta una parte de la historia, y lo que también se conoce y comenta entre los sureños es la belleza de la zona y de la ciudad misma. Marsella es una de las ciudades más hermosas y auténticas que he conocido, y está a un mundo de distancia del refinado glamour de Cannes: es más pura, más real y mucho más asequible, pero aun así increíblemente hermosa y mágica.

Lo que muchos pasan por alto es que Marsella es la ciudad más antigua de Francia, fundada por los griegos en el año 600 a. C. con el nombre de Massalia, lo que le confiere más de 2.600 años de antigüedad; de hecho, es más de tres siglos más antigua que París.

Desde el Puerto Viejo hasta las empinadas callejuelas de Le Panier, Marsella rebosa de vida, color y cultura, donde increíbles murales adornan las paredes, calles adoquinadas serpentean por barrios llenos de historia y cada rincón revela un bar, un restaurante local o un boulodrome lleno de risas y el sonido de la petanca.

El Barrio Panier es un barrio mágico y el más antiguo de toda la ciudad, habiendo logrado conservar su auténtico encanto local a pesar del aumento de visitantes a lo largo de los años.

Lo que realza el encanto de Marsella, sin embargo, es la calidez de su gente. Los marselleses son conocidos por su buen humor y su espíritu amistoso, siempre dispuestos a compartir una sonrisa y una historia.

Marsella es uno de los pocos lugares que posee una gran ciudad con un casco antiguo, una impresionante catedral con vistas al mar y, a la vez, una gran variedad de playas espectaculares y calas con aguas cristalinas. A diferencia de muchas de las playas más cuidadas de la Riviera, las costas marsellesas se sienten salvajes, naturales y maravillosamente sencillas.

Una de las cosas que debes hacer mientras estés en Marsella es tomar un viaje en barco a las Calanques, que es un parque nacional protegido entre Marsella y Cassis y ampliamente conocido en Francia por su impresionante belleza, donde el mar es tan claro y turquesa que casi parece surrealista.