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¡3-0 contra Francia! La selección alemana está en la final de la Eurocopa Sub-21. Y con razón. Los 23 jóvenes que ha reunido el entrenador Antonio di Salvo conforman el equipo de fútbol que Sepp Herberger debió imaginar. Un equipo sin susceptibilidades ni egos. Donde todos buscan al compañero mejor posicionado, disfrutando con los goles de los demás. Donde jugadores increíblemente simpáticos como Nick Woltemade corren por todas partes, jugadores tranquilos como Noah Atubolu y Nathaniel Brown, donde Rocco Reitz maneja los hilos y finalmente deja claro por qué el Gladbach se enamoró de la idea de criar a unos cuantos potros salvajes a su alrededor. La Sub-21 es una estructura en la que incluso los jugadores que no están en la primera línea han interiorizado el espíritu de equipo. Como Nelson Weiper, Brajan Gruda y Paul Wanner, quienes, según ellos mismos admiten, siempre deberían estar en el once inicial, pero también aceptan su destino en el banquillo sin quejarse y entran al partido con todas sus fuerzas. Este sábado, por lo tanto, se repite la final de la Eurocopa Sub-21 de 2009. En aquel entonces, el rival era Inglaterra. La selección alemana, con Neuer, Hummels, Khedira y Özil, ganó 4-0. Y sentó las bases de la era más exitosa del fútbol alemán.