Un tercio de los menores recibió mensajes de un adulto con intención sexual

Los niños y adolescentes navegan en Internet sin supervisión adulta y a edades cada vez más tempranas. Familias y tutores cuidan el entorno de los menores, pero desconocen hasta dónde llega su mundo tras la pantalla del teléfono móvil. El contacto con extraños que nunca se daría en la calle es naturalizado por los chavales en la red: entablan relaciones con perfiles anónimos -que en ocasiones llegan a ser de confianza- en redes sociales, videojuegos y plataformas de mensajería instantánea. Y los agresores sexuales están ahí, infiltrados en esos mismos entornos.
Según el Ministerio del Interior, en 2023 se registraron en España 4.896 denuncias por delitos cibernéticos contra niños, niñas y adolescentes, de los cuales 1.068 correspondían a delitos sexuales. A nivel mundial, en 2024, la Ncmec (organización mundial líder en la prevención y localización de niños y niñas víctimas de explotación sexual digital) registró 19,8 millones de denuncias relativas a material de abuso sexual infantil.
En este contexto, Save the Children publica hoy, en colaboración con la Asociación Europea de Transición Digital, su informe «Redes que atrapan», donde analizan cómo Internet, las redes sociales y las tecnologías facilitan la captación y la exposición a las redes de explotación sexual y se convierten en el medio en el que se cometen las violencias contra menores de edad.
Además, el informe cuenta con los resultados de una encuesta sobre experiencias y conductas online realizada a más de 1.000 jóvenes de entre 18 y 21 años. Y ojo al dato, porque el 97 por ciento afirmó haber sufrido algún tipo de violencia sexual en entornos digitales cuando eran menores.
sufrió algún tipo de violencia sexual siendo menor en los entornos digitales
Entre los principales tipos de violencia sexual digital del informe, está el contacto por parte de personas adultas con fines sexuales (conocido como 'grooming') y el 'sexting' sin consentimiento o la difusión no autorizada de contenido íntimo.
También formas de abuso y explotación sexual online, incluyendo el consumo, producción y la difusión de material de abuso sexual infantil; la 'sextorsión', en la que niños y adolescentes son chantajeados o amenazados para enviar material íntimo o sexual y el uso de herramientas de Inteligencia Artificial (IA) para crear imágenes sexuales (conocida como 'pornografía deepfake').
La amenaza está oculta, pero es real. Lucía López, educadora de Save the Children en Alicante, detectó un caso de 'deepfake' en una menor con la que trabaja: «Una adolescente de 12 años me comentó con miedo que estaba siendo amenazada por una persona que le decía por redes sociales que, si no reenviaba a todos sus contactos un vídeo con contenido sexual que había compartido antes, publicaría sus fotos desnuda, que habían sido creadas con IA. La niña aseguraba que nunca había reenviado fotos suyas con ese tipo de contenido, pero sí el vídeo, y sentía miedo, culpa y vergüenza».
Por un lado, la mayoría de los jóvenes no ven estos montajes como un atentado a la dignidad de la persona ni llegan a comprender su peligrosidad. Así, cerca del 70 por ciento de los jóvenes encuestados no señala la manipulación de imágenes con IA como un riesgo percibido durante su infancia. Por otro lado, un 27 por ciento admite haber enviado mensajes, fotos o vídeos íntimos o sexuales suyos voluntariamente durante la infancia o adolescencia.
admite haber enviado material íntimo o sexual suyo voluntariamente.
«Incluso cuando se realizan de forma voluntaria, estas conductas plantean riesgos, una vez compartido el contenido escapa al control de quien lo genera, abriendo la puerta a múltiples formas de victimización. Pueden ser redistribuidos sin consentimiento, utilizados por personas adultas con fines sexuales o utilizados para la sextorsión», advierte Catalina Perazzo, directora de Influencia y Desarrollo Territorial de Save the Children.
Entre las principales formas de captación de menores con fines de explotación sexual, está el citado 'grooming', que se basa en la manipulación, engaño y coacción para obtener de los niños y niñas contenido digital de carácter sexual o para incitarlos a encuentros sexuales. En 2023, el Ministerio del Interior registró 525 denuncias relacionadas con el 'grooming', esto es, más de 100 respecto a las 408 del año anterior.
En este sentido, Save the Children tilda de «mucho más preocupantes» sus cifras. El 33,5 por ciento de los jóvenes encuestados habían tenido contacto con una persona adulta con fines sexuales en el entorno digital siendo menores. En el desglose por sexos, hay más chicas (36%) que chicos (26%) mensajeadas con estas intenciones.
Poniendo la lupa, se observa que el 26 por ciento admitió que fueron presionados para enviar contenido íntimo o sexual siendo menores; un 20 por ciento sufrió amenazas o chantajes para mostrar ese contenido y casi el mismo porcentaje fue amenazado o chantajeado con la difusión de contenido sexual en el que aparecían.
Según Save the Children, las vías de contacto más utilizadas por los victimarios son redes sociales como Instagram (68 por ciento) o X (44), aplicaciones de mensajería como WhatsApp (48) y juegos online y streaming (44). Al igual que con los montajes con IA, la falta de conocimiento sobre el delito del 'grooming' dificulta su detección y denuncia, según la organización: tan solo el 24 por ciento manifestó conocer que esto es delito.
ABC.es